Una de las recomendaciones que San Pablo le hace a los Tesalonicenses de parte de Jesús es el llamado a la santidad, en el cual los invita a seguir progresando en ese camino, “Pues Dios no nos llamó a vivir en la impureza, sino en la santidad. Por eso, el que no haga caso de estas advertencias desobedece, no a un hombre, sino al mismo Dios, que les da a ustedes su Espíritu Santo” (1Ts 4,7-8).
Hoy quiero compartir con todos ustedes el significado de la palabra santidad. En la Biblia la santidad, es una propiedad de Dios, puede caracterizar a un ser, que expresa que se ha establecido una nueva relación entre Dios y este nuevo ser, ya sea subrayando la presencia en él del Dios Santo (gr. hagios), ya sea destacando la fidelidad de este hombre a la Alianza requerida por esta nueva relación (gr. hosios).
La llamada a la santidad no puede realizarse más que por el Espíritu que es el Santo por excelencia (Lc 3,16; 1 Co 3,16).
Necesitamos más hombres santos que den testimonio del amor de Dios, pero para ello se necesitan dos cosas; Tener una nueva relación con Dios, donde escuchemos más que lo que hablemos con Él y en donde permanezcamos fieles a su alianza. Como dice san Pablo es un camino donde hay que ir progresando, la santidad no se hace de un dia para otro, es un largo recorrer en nuestra vida diaria.
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