El relato
en Mateo (14,23) cuando Jesús camina sobre el agua luego de darle de comer a mas
de cinco mil personas es un pasaje que infunde poder para el que cree en Cristo
Jesús.
En la
oscuridad de la noche, en la agitación del mar, Jesús se aparece a sus discípulos,
ellos creían que era un fantasma, sin embargo Jesús les habla y les da ánimo. Pedro
que siempre se muestra como el más osado, el de más guáramo le dice a Jesús "Señor,
si eres tú, mándame ir por el agua hasta ti", Jesús le dice "ven" y Pedro salta de la barca
pero al instante de caminar por el agua empieza a tener miedo, sin embargo es salvado
por Jesús. Pedro no teme porque se hunde, sino se hunde porque teme.
Nuestro
Señor siempre está en medio de la tormenta, el camina con nosotros en los momentos
más oscuros de nuestra vida, Jesús presencia nuestros combates en la oscuridad
de nuestro corazón y nos da el ánimo necesario para salir adelante. El cristiano
debe ser un hombre que no debe tener miedo, desde el nacimiento de Jesús el ángel le trajo un mensaje a los pastores que
representa la gente sencilla y humilde y les dijo: “No teman, miren, les doy una
Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo" (Lc 2,11).
Jesús
ha prometido "estar con nosotros siempre, hasta el fin del mundo" (Mt
28,20). Aunque el miedo es un sentimiento del ser humano, la confianza también lo
es y ella que aferrada al Señor saca todas nuestras flaquezas de nuestro interior
y nos hace hombres y mujeres muy robustecidos en la fe.
Debemos
tener muy en cuenta que mientras vamos a Jesús podemos tener serias
dificultades en el camino, pero cuando Jesús viene a nosotros y extiende su
mano, ningún mar embravecido podrá impedir ese encuentro de amor.
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