Amie Gordon de
la Universidad de Berkeley ha realizado un estudio con 50 parejas, de edades
comprendidas entre 18 y 60 años. Se analizaron las relaciones entre ellos,
tanto en el tono como en la forma (verbal, tacto y contacto visual).
Los días en
los que la pareja se encontraba más feliz correspondían a manifestaciones de
asentimiento, de acogimiento y de gratitud, de palabra, con gestos o
simplemente con la mirada. Manifestaban los entrevistados que más fuerte se
hacía su relación y más ganas tenían de reforzarla.
Los
investigadores «descubrían el Mediterráneo»: la etapa del amor pasional pasa,
la futura robustez del vínculo matrimonial no depende tanto del «grado de
amor», sino de la voluntad de los cónyuges materializada en buenas acciones con
su pareja y que así son recibidas y percibidas, con agradecimiento. Sugieren
que cuanto más se le diga de algún modo «gracias» al otro, reconociéndole sus
actos, su modo de ser, mayores serán las probabilidades de disfrutar de un
matrimonio sólido y feliz.
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