LOS DÍAS DE LA TRIBULACIÓN

martes, 17 de noviembre de 2015

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El texto de Mc 13,24-32 lo podemos dividir en dos partes: a) La venida del Hijo del Hombre y b) La lección de la higuera.
Entre el relato de Mateo y Marcos (Mc 13,24-27; Mt 24,29-31) existe una estrecha semejanza. Las diferencias principales son las siguientes:
a. Marcos dice: “Y entonces verán al Hijo del Hombre”. Mateo escribe: “la señal del Hijo del Hombre”.
b. Mateo ha conservado la observación de Cristo, “Lamentarán todas las tribus de la tierra”.
c. Mateo muestra también que, según la enseñanza de Cristo, su glorioso regreso no sólo será visible sino también audible: “con gran voz de trompeta”.
El relato de Lucas a veces se asemeja más al de Marcos que al de Mateo, y otras veces viceversa. En este caso habla de “señales en el sol, la luna y las estrellas”, y en general resalta el efecto que la llegada del Hijo del hombre produce en los habitantes de la tierra: la zozobra de las naciones, el temor y la perplejidad de los hombres a causa de las cosas que sobrevendrán, incluyendo el bramido del mar y las olas, y la conmoción de las esferas celestes. Culmina su relato dando a conocer la exhortación tan confortante y consoladora del Maestro (21,28).
El texto de Mc 13,24-27, está profundamente arraigado en las profecías del Antiguo Testamento y debe interpretarse a la luz de este género literario. Esto significa que se debe evitar una interpretación exageradamente literal.
24  «Ahora  bien,  en  aquellos  días,  después  de  aquella  angustia,  el  sol  se oscurecerá y la  luna no dará su resplandor»  ... A  la  luz  de  los  textos  proféticos,  el  significado  de  estas  imágenes puede exponerse así:  en el AT,  los  astros aparecen como objeto de culto idolátrico, y  dar culto  a Yahvé o  los astros establecía  la distinción entre Israel y  los paganos (Dt 4,19s;  17,3; 2 Re 17,16; Jr 8,2; Ez 8,16). A diferencia  de  la unidad anterior  (14-23),  donde se  trataba del mundo judío, en ésta, el  sol y la  luna  representan a los falsos dioses:  la conmoción cósmica afecta al mundo pagano. El oscurecimiento de los astros mayores significa el eclipse de esos dioses:  los valores representados por ellos se juzgan ahora inaceptables.
26  “y  entonces  verán  llegar  al  Hijo  del  hombre  entre  nubes,  con  gran potencia y gloria”. Y entonces  indica que la llegada del Hijo del hombre se verifica inmediatamente  después  del  eclipse  de  los  falsos  dioses  y  la  caída  de  los poderes  opresores  y  significa  su  triunfo  sobre  ellos.  Son  éstos  los  que verán  esa llegada y ese  triunfo. Es  la  segunda llegada del Hijo del hombre;  la primera, que corresponde a  la caída del sistema  judío,  es  la  que anunciará Jesús en su juicio ante el  sumo sacerdote y  será vista por sus jueces (14,62). Ahora bien, dado que la caída de las estrellas/poderes no indica un hecho único,  sino sucesivo en la historia,  tampoco  la segunda llegada será única: cada caída de un poder opresor   ”estrellas y potencias”  será un triunfo del Hombre, percibido por los mismos opresores (14,62).
27  “y  entonces enviará a  los  ángeles y reunirá a sus elegidos de  los  cuatro vientos, del  confín de  la  tierra al  confín del  cielo”. Así como  la  conmoción cósmica  no  anuncia  un  juicio,  tampoco  la llegada del Hijo del hombre presenta rasgo alguno de violencia o castigo;  su objetivo es reunir a sus elegidos. Enviará a sus ángeles, manera de designar a sus seguidores que han llegado a la meta (cf. 8,38): la reunión de los  elegidos  es  la última misión de los  seguidores de Jesús;  los que le ayudaron a realizar su obra le ayudan a recoger el fruto (cf. 4,29). Como la llegada del Hijo del hombre,  también esta reunión tendrá lugar cada vez  que  se  verifique  “la  caída  de  las  estrellas”.  Sus  elegidos  (por  oposición  a  los  de  la  antigua  alianza,  vv.  20.22)  son  los  que,  en  la  proclamación del mensaje,  “han resistido hasta el fin”  (13,13;  d. 10,38s),  la nueva humanidad,  procedente del mundo entero  (de  los  cuatro  vientos, cf. Dt 28,64; 30,4).
La lección de la higuera (Mc 13,28-32) en los relatos de Mateo y de Marcos son casi idénticos. Las leves diferencias se pueden considerar cuestión de estilo. Aunque también el relato de Lucas es notablemente similar, hay dos variaciones que merecen atención. En lugar de “y de la higuera aprended esta lección”,
Lucas escribe, “Mirad la higuera y todos los árboles”, como si dijese, “Lo que es válido respecto a la higuera, es básicamente válido también respecto a todos los árboles frutales”. Y en lugar de “… sabed entonces que está cerca, a las puertas mismas”, Lucas escribe, “… sabed que está cerca el reino-o realeza, dominio-de Dios”. Esto también podría ser una variación de interpretación. Sea que la tercera persona de “está cerca” se aplique a la caída de Jerusalén (en el año 70 d.C.) o al regreso de Cristo, se refiere a la repentina y pública manifestación del gobierno de Dios y, por tanto, marca el fin de una época, el fin de la era.
En Palestina los primeros calores del verano provocan la aparición de las ramas tiernas de la higuera, por lo que éstas son signo de que ya ha comenzado el verano; son, pues, fenómenos simultáneos. Igualmente son simultáneos la parusía y sus signos. Siguen tres precisiones complementarias (13,30-32): la primera (v. 30) asegura que el juicio de la parusía afectará a toda generación incrédula. «Esta generación», cuando escribe Marcos, no puede referirse a la contemporánea de Jesús, que para estas fechas ya había desaparecido; se refiere, pues, a la cualidad de aquella generación, que se distinguió por su incredulidad y el rechazo de Jesús. La segunda precisión asegura que todo lo anunciado por Jesús se cumplirá, con toda la certeza que caracteriza a la palabra de Dios. Finalmente la tercera (v.32) precisa que nadie, ni ángeles ni el mismo Jesús, que aquí se autodenomina «el Hijo» en sentido absoluto, conoce el día ni la hora, en cuanto que dato no pertenece a su misión. Sólo la conoce el Padre, protagonista de toda la Historia de la Salvación. Por ello se impone vigilar.

Bibliografía
Evangelio de Marcos, Antonio Rodríguez Carmona, 2006
Comentario al Nuevo Testamento, William Hendriksen, 1998
Marcos, Juan Mateos- Fernando Camacho, 1994


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