Benedicto XVI dijo el pasado miércoles que: “Los católicos chinos, como han dicho muchas veces, quieren la unidad con la Iglesia universal, con el sucesor de San Pedro”. Algo que molestó al régimen de Pekín, que ataca continuamente la libertad de culto.
Pekín respondió a las palabras del Papa Benedicto XVI acerca de que los católicos chinos quieren unidad con el Vaticano. Lo hizo con una petición de acciones concretas para mejorar los lazos entre ambos Estados, rotos desde hace seis décadas.
“Esperamos que el Vaticano sea consciente de forma clara del hecho de que China practica la libertad de religión y del desarrollo de las Iglesias Católicas” en el país asiático, manifestó la portavoz de turno del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Jiang Yu.
La funcionaria agregó que el Vaticano debería “crear condiciones” para el desarrollo de los vínculos entre China y la Santa Sede “mediante acciones concretas”.
Con estas palabras, Pekín respondió a la aseveración del miércoles de Benedicto XVI de que “mientras en China aumenta el número de los que siguen al Señor, por otro lado Cristo es rechazado, ignorado o perseguido”.
“Los católicos chinos, como han dicho muchas veces, quieren la unidad con la Iglesia universal, con el sucesor de San Pedro”, recordó el Papa el miércoles.
Contexto
China, un estado aconfesional, permite la existencia de asociaciones religiosas budistas, confucionistas, taoístas, musulmanas, católicas y protestantes, pero bajo la tutela del Partido Comunista de China (PCCh) que gobierna desde 1949.
Y a menudo persigue a los religiosos que no se acogen a esas asociaciones, catalogados de “clandestinos” o “ilegales” por el régimen, aunque muchas veces la línea divisoria entre ambas Iglesias es difusa y las persecuciones dependen de la situación política, como ha sucedido en las últimas semanas con la detención de quienes querían celebrar misas al aire libre.
Pekín y Vaticano rompieron relaciones en 1951 después de que el Papa Pío XII excomulgara a dos obispos designados por el gobierno de Mao Zedong y reconociera como legítimo de China al gobierno de Taiwán, donde se refugiaron los nacionalistas del Kuomintang al perder la guerra.
La asociación tutelada por Pekín, la Iglesia Patriótica Católica de China, que no reconoce oficialmente el poder de Roma, agrupa a 5 millones de fieles, pero según el Vaticano los católicos que reconocen a la Santa Sede superan los 12 millones.
El vicepresidente y portavoz de la Iglesia Patriótica Católica de China, Anthony Liu Bainian, ha expresado en diversas ocasiones su deseo de que Pekín recupere los lazos diplomáticos con Roma bajo el Pontificado de Benedicto XVI, para lo cual pide que el Vaticano rompa vínculos con Taiwán y que no “interfiera” en los asuntos internos de China, aunque ya el Papa había explicado en su carta a los fieles chinos en 2007, que la Iglesia es universal y es el régimen de China el que pretende tener injerencia en sus asuntos al pretender designar obispos, una potestad exclusiva del Sumo Pontífice. (EFE)
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