LAS CUATRO ACTITUDES PARA REALIZAR ALGUNA OBRA PARA EL REINO DE DIOS

domingo, 14 de agosto de 2011

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Recientemente conversaba con una persona  sobre el tema de la fe y las obras. Esta persona me decía  que solamente al creer en Jesús  y tenerlo en el corazón eso bastaba para que Dios obrara.
Estas palabras me hicieron pensar inmediatamente que estaba al lado de un protestante que considera que la sola fe basta. Dios empieza a obrar en nuestras vidas desde el mismo momento que le damos cabida, para ello debemos vaciarnos para que pueda entrar, muchas veces estamos llenos de muchas cosas innecesarias y a nuestro Padre lo tenemos esperando en la puerta.

Hoy necesitamos más personas que sean verdadero testimonio tanto en palabras como en obras, por eso el apóstol Santiago dijo: “Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe?  Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer,  y ustedes les dicen: «Que les vaya bien, caliéntense y aliméntense», sin darles lo necesario para el cuerpo; ¿de qué les sirve eso?  Lo mismo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita.  Y sería fácil decirle a uno: «Tú tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras.  ¿Tú crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, pero eso lo creen también los demonios y tiemblan” (St 2,14-19).

Al momento de realizar alguna obra para el Reino de Dios, bien sea, si es Catolico o de otra religión  es necesario que sepamos las cuatro actitudes fundamentales para poder llevarla  a cabo:
1.      Nuestras obras serán hechas con nuestras manos pero exclusivamente con el Espíritu de Jesús. “Y fabricaron en aquellos días un becerro, ofrecieron sacrificios al ídolo y festejaron la obra de sus manos” (Hch 7,41). Los israelitas fabricaron el becerro con sus manos pero no con el Espíritu de Dios.
2.      Las obras deben ser realmente de un verdadero convertido: “Muy por el contrario, empecé a predicar, primero a la gente de Damasco, luego en Jerusalén y en el país de los judíos, y por último en las naciones paganas. Y les pedía que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, mostrando en adelante los frutos de una verdadera conversión” (Hch 26,20).
3.      Debemos actuar con el mismo amor que Jesús actuó:Lo que somos es obra de Dios: hemos sido creados en Cristo Jesús con miras a las buenas obras que Dios dispuso de antemano para que nos ocupáramos en ellas” (Ef 2,10).
4.      Toda obra debe ser hecha con humildad: “¿Así que eres sabio y entendido? Si tu sabiduría es modesta, veremos sus frutos en tu conducta noble” (St 3,13).

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