El
Papa Francisco acaba de visitar hace unos minutos el río Jordán, lugar donde
fue bautizado Jesús y a cuya orilla se acercó para orar un momento de manera
privada, esto como parte de su visita a Tierra Santa, para posteriormente ir al
encuentro de los refugiados y discapacitados en la Iglesia Latina de Betania.
El
Santo Padre se movilizó este sábado hacia el río en un automóvil descubierto.
Al llegar, fue recibido por la autoridad arqueológica del lugar. Para poder
descender por las escalinatas, el Papa debió ser ayudado por un sacerdote
franciscano, debido a que –como se sabe-, Francisco sufre un problema en la
ciática que le dificulta inclinarse.
A
pesar de esta dificultad, el Pontífice aprovechó un momento para arrodillarse y
coger con su mano un poco de agua del río Jordán, para seguidamente posarla
sobre su frente y quedar a solas.
Tras
un breve momento de oración, Francisco se hizo la señal de la cruz y retomó el
camino para dirigirse hacia otro punto del río, donde los fieles de diversas
denominaciones cristianas son bautizadas por inmersión. En este lugar, el Papa
fue recibido por los reyes de Jordania.
Tras
un breve momento de reflexión, el Santo Padre se retiró a firmar el libro de
visitas, donde las autoridades le entregaron una botella con agua del río y un
cuadro como obsequios. Posteriormente, el Papa salió al encuentro de los
refugiados y discapacitados.
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