LENGUAS SEMÍTICAS

jueves, 7 de agosto de 2014

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Asia sudoccidental es el espacio en que, tanto en los tiempos antiguos como en los modernos, tuvo su hogar la familia de lenguas que, basados en el catálogo de las naciones de Gn 10, se suelen llamar semíticas. Científicamente, el término «semítico» se aplica en sentido estricto sólo a este grupo de lenguas. 

Aun cuando no se dio ninguna época en el Próximo Oriente en la cual se hablarán sólo las lenguas semíticas, estas lenguas, desde tiempos remotísimos, tuvieron la preponderancia al menos entre la población autóctona, y la mayoría de los restos lingüísticos del Antiguo Oriente pertenecen a este grupo. Existía además, desde tiempos antiguos, un gran número de dialectos de las diversas lenguas.

1. Acádico
Llamamos acádico al idioma semítico que se hablaba en la antigua Mesopotamia; el nombre deriva de la ciudad de Acad, mencionada en Gn 10, que todavía no ha sido localizada, pero que estaba probablemente situada en la parte superior de la Mesopotamia meridional en los alrededores de la actual Bagdad. Acad fue el centro, por cuanto sabemos, de la primera organización estatal de la población de lengua semítica de Mesopotamia; el nombre se aplicó también pronto, sobre todo en fórmulas estereotipadas, a la parte norte de las tierras bajas del Eufrates y del Tigris. A veces se califica al acádico con sus características de «semítico oriental» para distinguirlo del resto de las lenguas semíticas. Los primeros trabajos científicos sobre los textos de esta lengua se hicieron especialmente sobre textos en dialecto asirio; de ahí que en los comienzos de la historia de la ciencia se llamara simplemente a toda la lengua «asirio»; de ahí también que aún hoy se hable de «asiriología» refiriéndose al estudio del idioma acádico. Los documentos de esta lengua están escritos casi únicamente en escritura cuneiforme; por ello el acádico se sometió al estudio científico sólo a partir del desciframiento de la escritura cuneiforme. Se distinguen dos dialectos principales: el babilónico, originario del sur de Mesopotamia, y el asirio, que se desarrolló más al norte, a orillas del Tigris. Cada uno de estos dialectos tiene su propia historia y se diferenciaba también localmente. Es claro que el acádico sufrió el influjo del substrato de una población no semítica de Mesopotamia, cuya lengua afectó a la pronunciación del acádico. Conservó las antiguas terminaciones semíticas de los casos y las demás vocales finales breves; pero, con el tiempo, su uso se fue deteriorando. El acádico conservó además un antiguo sistema verbal propio.

2. Cananeo
El mejor modo de designar el idioma semítico propio de la región de Siria y Palestina, que aparece en distintos dialectos, al menos desde los comienzos del milenio II a. C, pero que seguramente se hablaba allí desde mucho antes, es llamarlo «cananeo», basándose en el uso veterotestamentario del término «Canaán». Los textos que conservamos se encuentran en su mayoría en los escritos, alfabéticos tratados en XXIX. Sólo palabras aisladas se nos han transmitido en escritura cuneiforme, sobre todo en las «glosas cananeas» de las tablillas de el-Amarna. En los textos de ras es-samra tenemos un dialecto que se suele llamar «ugarítico» (Ugarit es el nombre antiguo de la ciudad situada sobre el actual ras es-samra); a pesar de algunas características individuales, debe considerarse como perteneciente al «cananeo». Aún se halla en curso un estudio científico serio de este dialecto.

3. Arameo
Incluimos en el término «arameo» los dialectos de las tribus que, a comienzos de la Edad del Hierro, penetraron en los territorios de Siria y Palestina desde las estepas orientales, formando allí, en el curso milenio I a. C, un mosaico de Estados; por otra parte, estas tribus y los Estados se llamaban a sí mismos «árameos». A estas tribus pertenecían, además de Israel, Ammón, Moab y Edom, que, por su parte, adoptaron los dialectos cananeos de las regiones que ocuparon. Más al norte, en la Siria interior central y septentrional, estas tribus conservaron sus antiguos dialectos. Los más antiguos textos árameos («arameo antiguo») son las inscripciones alfabéticas del interior de la Siria central y septentrional. La gran mayoría de los textos árameos están escritos en escritura alfabética; sólo unos pocos se escribieron en cuneiforme. El acontecimiento decisivo en la historia del arameo fue la adopción de este idioma, en el siglo VI-V a. C, como lengua oficial en extensas regiones del Imperio Persa, especialmente en la casi totalidad de los territorios del Antiguo Oriente que pertenecían al Imperio. (Esta lengua oficial recibe el nombre de «arameo imperial»). Tal hecho se debe a que, ya en la segunda mitad del siglo VIII y en todo el siglo VII, el arameo se había convertido en la lengua de las relaciones internacionales, especialmente de las comerciales, se había generalizado como lengua escrita  y se había impuesto durante este proceso como la lengua del pueblo en todo ese territorio. Textos escritos en arameo imperial son los documentos copiados sobre cuero y los papiros de Elefantina en Egipto, y en Palestina, los documentos árameos del libro de Esdras. Los dialectos árameos vernáculos que derivan del arameo imperial están documentados en el arameo bíblico de Dn 2-7
El arameo tiene en común con el cananeo un número muy crecido de características; esto quiere decir que en su origen estuvo en relación muy estrecha con el cananeo. Por ello se designan a menudo ambos grupos de dialectos con el nombre de «semítico occidental».

4. Árabe
El idioma árabe no llegó a ser una lengua literaria en el período del Oriente Antiguo, puesto que quienes la hablaban eran las tribus de beduinos de la península Arábiga. Su precursor fue el árabe meridional de las inscripciones pertenecientes al ámbito cultural de la extremidad meridional de la península de Arabia. La lengua de estas inscripciones es semejante a los dialectos etíopes de Abisinia. El llamado árabe del norte, para distinguirlo del árabe meridional, debe su expansión por los territorios del Próximo Oriente al movimiento del Islam. Por tanto, el árabe clásico no tendría mayor importancia para el estudio del Oriente Antiguo si no fuera porque en esta lengua se han conservado en medida extraordinaria la fonología y morfología del protosemítico; de ahí que el árabe clásico revista una importancia fundamental para el conocimiento y la investigación de las antiguas lenguas semíticas.
El árabe, con sus modernos dialectos en los diversos países, es la lengua que se habla hoy en la mayor parte del Próximo Oriente; no sólo es la lengua de los musulmanes, sino también la de los cristianos orientales que, en el decurso del tiempo, abandonaron sus antiguas lenguas en favor del árabe.


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