LA PALABRA MÁS IMPORTANTE DE DIOS : "ESCÚCHENLE" (Mc 9,2-10)

miércoles, 25 de febrero de 2015

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Luego de seis días del primer anuncio de la Pasión y Resurrección por parte de Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos “solos” (μόνους gr.mónous), aparte, a un monte alto. Y se “transfiguró” (μετεμορφώθη gr. metemorféthe. También transformar) delante de ellos, su ropa se volvió muy resplandeciente, “muy blancas” (λευκὰ gr. leuka) que nadie en la “tierra” (γῆς gr. ges) pueda blanquear. Jesús  toma  consigo  a  los  tres  discípulos más  representativos  y  que mayor  resistencia  ofrecen  al  mensaje  , quiere mostrarles  el  estado  final  del Hombre,  que,  con  su entrega,  ha superado la muerte (cf.  8,31.35).  El monte alto  es símbolo de una importante (altura) manifestación divina; la precisión aparte alude, como en los contextos anteriores (4,34;  7,33),  a  la  incomprensión de estos discípulos. La escena anticipa lo que será la condición de resucitado.
Estando en el monte, se les apareció Elías y Moisés conversando con Jesús, Pedro toma la palabra Pedro y dice a Jesús: "Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías"" (Mc 9,5). La reacción de Pedro es característica: Rabbí (en Mc,  sólo en boca de Pedro, 9,5;  11,21,  y  de Judas,  14,45)  era el  título honorífico de los maestros de la Ley,  fieles  a  la tradición judía: muestra Pedro que la visión no ha cambiado su mentalidad, sigue apegado a esa tradición. Ofrece Pedro la colaboración de  los  tres  (podríamos  hacer)  y  pretende poner en pie de igualdad a Jesús, Moisés y Elías  (tres  chozas),  es decir,  integrar el mesianismo de Jesús en las categorías del AT: Moisés (liberación de Israel con muerte de  los  enemigos), Elías  (celo  reformador y  violento,  1 Re  18,40; 19,14ss; 2 Re 1,9-12; Eclo 48,1ss; cf. Me 1,29-31). No ve en la gloria que se ha manifestado un estado final,  cree que pertenece a  la vida histórica de Jesús y desea que se ponga al servicio de la restauración de Israel.
Pedro no sabía que responder porque estaban “temerosos” (ἔκφοβοι gr. ékfoboi. Esta palabra solo se encuentra en Mc. Significa estar aterrado hasta los tuétanos, espantados). Sobre ellos se formó una “nube” (νεφέλη gr. neféle) que los cubrió con una “sombra” (ἐπισκιάζουσα gr. episkiazousa. También envolver con sombra resplandeciente) y de ella salió una voz que decía: “Este es mi Hijo amado (ἀγαπητός gr. agapetós), escúchenlo (ἀκούετε gr. akoúete. También entender, obedecer, oír hablar. Aparece 19 veces en el NT. En Jn 8,47 dice que el que viene de Dios escucha las palabras de Dios)” (Mc 9,7). La  nube  es  símbolo  de  la  presencia  divina  (cf.  Ex  40,34-38).  La  voz revela a los discípulos la identidad de Jesús  (cf.  1,11) y  refrenda su enseñanza: es el único a quien deben escuchar (cf. Dt 18,15.18).
De repente los discípulos vieron a su alrededor y no vieron más que a Jesús, al bajar la montaña les dijo que no se lo contaran a nadie hasta que el Hijo del hombre “resucitara” (ἀναστῇ gr. anaste. Significa levantar, pararse) entre los muertos, ellos cumplieron el encargo pero se preguntaban que significaría resucitar de entre los muertos (Mc 9,9-10). El mandato de no contar a nadie (secreto mesiánico) significa esperar la Resurrección de Jesús para poder comprender la propuesta del Reino, ellos siguen esperando un triunfo terrenal. 
ACTUALIZACIÓN
El camino de Jesús  no es triunfalista, Él tendrá que enfrentar las fuerzas que no aceptan el proyecto del Padre, que Él vino a anunciar: libertad y vida para todos. Sin embargo la acción de Dios en la historia no camina hacia el fracaso, sino hacia la victoria. Ese camino es revelado a Pedro, Santiago y Juan, el signo de esa victoria  es la Transfiguración que tiene lugar en una montaña que nos recuerda el monte Sinaí, lugar de grandes revelaciones de Dios en el AT.
Las vestiduras de Jesús se pusieron resplandecientes, muy blancas y que simbolizan la vida en plenitud.
Recuerdo una vez cuando me preguntaron en una charla ¿Cuál cree usted que ha sido la palabra de dios que más le ha impactado o llamado la atención? Inmediatamente le respondí a ese joven que la última palabra de Dios en la escena de la Transfiguración impacto mi vida y la de muchos. La voz de Dios se oyó desde una nube que cubría a los tres discípulos diciendo: “Este es mi Hijo amado, escúchenle”. Ese “escúchenle” que Dios le pide a los discípulos hoy, también nos lo pide a cada uno de nosotros, si el ser humano hubiese sido fiel y obediente a los mandatos de Dios el mundo sería otro, escuchamos de todo, pero de Dios poco, nuestros oídos se encuentran saturados de toda clase de cosas que nos han contaminado. La frescura del Evangelio se ha perdido en muchas parroquias y por ende en muchos cristianos, debemos de recuperar esa frescura, debemos volver a Jesús.



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