No puede haber mayor tragedia para el ser humano o para una nación, que no querer poner atención a lo que Dios le dice en su libro santo, o aun rindiendo culto con los labios a la Biblia, no leerla o no preocuparse por cumplir lo que ella manda.
La Biblia siempre “está abierta por parte de Dios y sin embargo permanece cerrada para millones de personas que no se toman el esfuerzo de dedicar unos minutos cada dia para leerla, o si la leen no se toman el esfuerzo de predicarla” (B. Graham)
Una encuesta realizada en varios países da una triste conclusión al respecto. De cada cien creyentes, sólo 20 leen la Biblia. Los otros 80 no la tienen, o no la tienen, o no se preocupan por leerla. Y de los que si la leen, de cada cien, solamente 12 la leen cada día.
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