Presento un artículo bien importante publicado en el diario "El Colombiano" donde su autora Carmen Villa habla de la dureza de muchos columnistas y blogueros contra el Papa. Se han tejido muchas interrogantes, sin embargo lo que afirma Benedicto XVI es cierto; No hay ni mula, ni buey en los Evangelios. Mateo no los nombra, Marcos no relata la infancia, Lucas que es el más explicito sobre la infancia de Jesús dice que sólo habían "pastores" y que el niño nació en un "pesebre", sin mencionar los animales. Juan inicia la vida de Jesús en el encuentro con Juan el Bautista. Lo que el Papa simplemente dice es que en los Evangelios no se nombra los animales.
Artículo: "El Papa ha cambiado el pesebre. Así lo
han afirmado no pocos medios de comunicación en los últimos días tras la publicación
del último libro de la trilogía de Jesús de Nazaret sobre la infancia de Jesús.
“El Papa afirma que no había mula ni buey en el portal de Belén”, dice el
diario El País de Madrid. “También dijo que la mula y el buey no van en el
pesebre”, es el subtitulo de El Espectador. “Un pesebre sin burro ni buey,
aseguró el Papa”, tituló este diario en su edición digital.
Según el manual de redacción de El
Colombiano, los títulos tienen el fin de “atraer al lector al tiempo que
sintetizar la información”. Los títulos que acabamos de ver, aunque cumplen con
el objetivo de captar al lector, en lugar de sintetizar la información, la
distorsionan maliciosamente.
Al ver estos titulares me extrañó la
decisión del Papa y pensé encontrar en los artículos la información sobre por
qué la mula y el buey no iban en el pesebre. Pero al leer los artículos vi que
no decían que el Papa hubiera suprimido estos animalitos. ¿Por qué? Pues
sencillamente porque esto es falso. Veamos lo que dice al respecto este libro
en la página 76:
“El pesebre hace pensar en los
animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de
animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo
Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna,
remitiéndose a Isaías 1,3: ‘el buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su
dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende’”. Cualquier creyente de a
pie sabe que, así como la mula y el buey, hay otros elementos como la fecha de
nacimiento de Jesús, el nombre de los reyes magos o tantos aspectos que son
bonitos pero no esenciales para la fe y quizás por ello los evangelistas lo
pasaron por alto. La mula y el buey hacen parte de la tradición cristiana.
Tanto, que están presentes cada año en el pesebre de la plaza de San Pedro en
el Vaticano.
Lo increíble es que muchos columnistas
y blogueros hayan lanzado duras e ignorantes críticas contra el Papa por la
supuesta supresión de los animales en Belén, como si se hubiese tratado de la
proclamación de un nuevo dogma de fe. Me pregunto si ya leyeron el libro, o al
menos los extractos del mismo que han salido en estos días en tantas páginas
web. Me temo que se quedaron en los titulares deficientes de los periódicos.
Lamentable que estos comentarios distorsionen la noticia de la publicación de
un nuevo libro que completa una magnífica trilogía y que puede prepararnos
espiritual e intelectualmente, para vivir el misterio de la Navidad".
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