El Reino de Dios en el
Antiguo Testamento
Ni
la idea ni la terminología del Reino de Dios son originales de Jesús, tienen
sus raíces en el AT donde ya Dios era
reconocido como rey de Israel (Ex 15,18;
19,6; Dt 30,5; Jue 8,23; I Sam 8,7; 12,12; Is 33,22; Jer 8,19; Sal 24,78),
posteriormente como rey de todas las naciones (Jer 10,7; Sal 22,29; 47,3).Dos
relatos bien claros nos muestra que el rey de Israel (en sentido humano) era
sólo el lugarteniente de Dios, Gedeón
rechaza la dignidad de rey, recordando el dominio regio de Dios (Juec 8,23), y
Samuel se irrita porque le han pedido un rey (1 Sam 8,7; 12,12).
El
vidente Balaán le dice a Balac al invocar en las estepas de Moab, contra su
voluntad, la bendición sobre Israel y profetiza! su victoria:
"No
se ve iniquidad en Jacob, no hay en Israel perversidad; Yavé su Dios está con
él; rey aclamado es en medio de él. El Dios que de Egipto le ha sacado; es para
él la fuerza del unicornio" (Nm 23, 21s). El ser jefe poderoso de su
pueblo, que hace inclinarse a los enemigos y a quien ningún pueblo puede hacer
frente (Nm 24, 8), constituye una raíz bien cimentada de la realeza de Yavé,
tal como la comprendía Israel y como la celebraba, aun cuando los matices
plenos del "júbilo real" sean
quizá más tardíos, El Deuteronomio revive estos recuerdos históricos de la
época de la salida de Egipto: "No te ensoberbezcas en tu corazón y te
olvides de Yavé, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la
servidumbre, y te ha conducido a través del vasto y horrible desierto de
serpientes y escorpiones, tierra árida y sin aguas... "(8, 14s).
La
realeza de Dios se extiende a todas las cosas (Is 6,3-5), inclusive es rey de
los pueblos paganos (Am 9,7; Jr 10,7; Is 40,12 ss.)
Dios es rey en todo, J Salguero (Vida de Jesús
según los Evangelios Sinópticos, pag 195) nos dice que la realeza de Dios puede
ser comprendida en las siguientes afirmaciones:
1. Dios
es rey en orden al mundo (perspectiva cósmica, Sal 47; 75; 93; 96-99)
2. Dios
es rey en orden a su pueblo (perspectiva histórica-salvífica).
3. Dios
es rey en orden al futuro (perspectiva escatológica-mesiánica, Sal 24).
4. Dios
es rey a un particular modo de comportamiento de vida (perspectiva ética, Sal 9,19;
24,3; 84,12; 95,8; 146).
El Reino de Dios en la predicación de Jesús
La
formula “Reino de Dios” es de Mc y Lc mientras que Mt usa la del reino de los
cielos con excepción de algunos pasajes donde también se dice reino de Dios
(Mt12,28; 19,24; 21,31.43), a veces se
le llama “Reino de mi Padre” (Mt 26,29).
En
los evangelios sinópticos aparece el "reino de Dios" expresamente 100
veces, mientras que en todos los restantes escritos del N. T., incluyendo los
conceptos sinónimos, como, por ejemplo, reino de Cristo, sólo hallamos una
cuarta parte del número anterior
En
los sinópticos, el Reino de Dios es descrito como “lugar”, en los textos donde se habla de
“entrar en el reino” (Mt 5,20; Mc 9,47), de “sentarse en el reino” (Mt 8,11),
de “dar las llaves del reino” (Mt 16,19), de “pasar adelante en el reino” (Mt
21,31), de “beber en el reino” (Mt 26,29; Lc 22,30), de “no estar lejos del
reino” (Mc 12,34).
En
la Biblia siempre vamos a encontrar pasajes donde el mundo nunca puede dejar de
ser propiedad de Dios. El establecimiento del Reino de Dios significa tanto el
fin de las cosas presentes como la aurora de un orden nuevo y definitivo.
El
Reino de Dios puede asumir
distintas ubicaciones o extensiones, y
distintas etapas de evolución:
Con
respecto a la ubicación o extensión, éste puede ser:
·
Interior: Empieza en el
corazón del hombre, se resliza primero con la adhesión intima a Dios y a sus
criterios, por la asimilación personal a su palabra (Mt 13,23).
·
Exterior: No hay que
quedarse solamente en el individualismo, el Reino también es externo y social.
No se enciende una luz para ocultarla (Mt 5,15). El mundo entero espera su
transformación (Rom 8,19-20). El Reino debe estar enraizado en el mundo para
que sea salvado por Dios (Jn 3,17). Para hacer del Reino una realidad humana,
debe hacerse conciencia colectiva de la humanidad. Todo el mundo está invitado
(Mt 22,2-10).
En
cuanto a la evolución del Reino de Dios podemos distinguir tres etapas:
inauguración, crecimiento y consumación.
·
El Reino de Dios se
inaugura en la persona de Cristo (Mt 4,17; Mc 1,5; Lc 4,21): El inicio del
Reino comienza con la acción mesiánica de Cristo. La victoria de Jesús sobre
Satán (Jn 12,31; Lc 10,18) significa ya la presencia del Reino escatológico (Mt
12,28), la muerte al pecado y la vida en Dios.
·
En la fase terrestre,
el Reino debe evolucionar e irse realizando más perfectamente, es por ello que
pedimos que venga el Reino de Dios (Mt 6,10), que cada día se acerque más. Es
el “todos los días de la historia”, hasta el final de los tiempos (Mt 28,20).
·
El Reino tendrá su
consumación gloriosa, es el cielo nuevo y la tierra nueva (Is 65,17; Ap 21,1),
la transformación total del universo, resultado de una maduración progresiva
que hace posible una nueva aparición del Señor (Hch 1,11).
El
reino de Dios anunciado por Jesús no es una alusión a la potencia rectora de
Dios sobre el universo, o el reino, un día conquistado y desde entonces
continuado, sobre Israel (aunque todo esto se da por supuesto), sino el anuncio
de su reino realizado en su plenitud, absolutamente eficaz y definitivo para
los últimos tiempos.
El Reino de Dios en
palabras de Jesús es de carácter escatológico
El
mensaje de Jesús tiene carácter escatológico su venida es inminente, de hecho se inaugura
con la venida de Cristo. Rudolf Schnackenburg (Reino y Reinado de Dios, Fax,
Madrid 1965, pag 69-72) nos presenta algunos hechos y textos que no nos dejarán
duda alguna por lo que hace al carácter "escatológico" del mensaje de
Jesús:
1.
Ya el movimiento penitencial y bautismal desencadenado por Juan es sólo comprensible
desde el punto de vista mesiánico-escatológico. Su predicación profética de
amenazas ponía el juicio de Dios en una proximidad inmediata y anunciaba a uno
"más fuerte", que vendría a él (Mt 3, 7-10 =Lc 3,7-9). Jesús, por su
parte, tal como se desprende de sus relaciones con Juan, ha reconocido la
figura y las obras del gran Bautista, las ha testimoniado ante sus coetáneos
como un llamamiento de Dios y las ha vinculado a su predicación , a pesar de
las diferencias a primera vista tan notables que existen entre ellas.
2.
El judaísmo de entonces era, sobre todo, presa de una excitación mesiánica y de
una tensa expectación escatológica. Al aproximarse Jesús a Jerusalén con sus
discípulos, éstos pensaron que el reino de Dios aparecería "en el
lugar" (Le 19, 11). Flavio Josefo habla repetidas veces de embaucadores
del pueblo que hallaron acogida en él por sus promesas (mesiánicas) 9. En la
comunidad de Qumran conocemos un grupo, contemporáneo del judaísmo, que vivía
en una cálida expectación mesiánica y se preparaba para la. época de la
"visita" de Dios mediante las prácticas más austeras del orden legal,
litúrgico y moral. La concisa mirada escatológica no tenía nada de especial en
el judaísmo de entonces. Sólo la clase de expectación era distinta, y aquí
surge el mensaje de Jesús por lo que hace al reino de Dios como algo propio e
incomparable.
3.
El "reino de Dios" está en Jesús vinculado a verbos para los que el
momento cronológico es esencial. Enseña a orar por "su venida" (Mt 6,
10 = Lc 11, 2), asegura que, mediante su expulsión de los demonios, ya "ha
llegado" (Mt 12, 28 = Lc 11, 20) a sus oyentes, promete que algunos de los
presentes serán testigos de su "venida con poder" (Mc 9,1). De su
"proximidad" trata, además de Mc 1, 15 par, Mt 13,28s par). A Jesús
se le formula la pregunta de cuándo vendrá y contesta: está "dentro de
vosotros" (Lc 17, 20s);de ello hablaremos más adelante. En la última Cena habla
Jesús de su "venida" futura (Lc 22, 18; algo distinto en Mc 14,25; Mt
26, 29).
4.
Jesús pone de relieve la importancia del momento presente (efr Le 12, 54-56) Y
la pone en relación con los acontecimientos escatológicos (efr Le 17, 26-30 =
Mt 24, 37-39;Mc 13, 28s par; 13, 33-37 par). Los llamamientos a la con-versión
y las parábolas de la "krisis", las palabras de amenaza y de juicio
(Lc 10, 13-15 = Mt 11,20-24; Lc. 13, 1-5; 19,41al 44), las recomendaciones al
crecimiento y vigilancia (efr Le 12, 35 al 40; Mt 25, 1-13) pertenecen a su
predicación de la basileia y muestran su impetuosidad.
5.
Las exigencias de un radicalismo moral en Jesús, que hay que contar entre el
efectivo menos sospechoso de la tradición en torno a Jesús, se basan sobre todo
en motivos escatológicos: Entrada en el reino de Dios, participación en el banquete
de Dios, conreinar con Dios, etc.
6.
Los oyentes de Jesús, tanto los discípulos como el pueblo y los gobernantes,
han sentido el mensaje de Jesús como algo que al menos estimula a preguntar por
el sentido mesiánico de sus palabras y acciones y, por supuesto, también como
algo que no respondía a su propia expectación mesiánica. También la predicación
de Jesús por lo que hace a la basileia debió contribuir esencialmente a esta
inquietud problemática.
Conclusión final
Luego
de todas las consideraciones precedentes acerca de la predicación de Jesús del
reino de Dios puedo concluir con la misma definición del Padre Lagrange cuando
dice que el Reino de Dios “es el tiempo de salvación, donde Dios debe reinar
más perfectamente que antes”. Dios ha enviado a su Hijo, su venida ha
inaugurado el reino en la tierra, un reino que dona “salud y gracia” a todos
los que abren sus puertas para recibirlo ya que “se encuentra entre nosotros”
(Lc 17,21).
No
podemos buscar el reino sin primero
buscar el rey. El rey es el “camino la verdad y la vida” (Jn 14,6), el Rey y el
Reino son una misma esencia. El Rey es Cristo Jesús, y el Reino es su Palabra (su doctrina, su evangelio, su
enseñanza). Por eso debemos “desear como
niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación” (1 Ped 2,2)
Licdo.
Orlando Carmona
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