EL REINO DE DIOS

jueves, 19 de diciembre de 2013

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El Reino de Dios en el Antiguo Testamento
Ni la idea ni la terminología del Reino de Dios son originales de Jesús, tienen sus raíces en el AT donde  ya Dios era reconocido  como rey de Israel (Ex 15,18; 19,6; Dt 30,5; Jue 8,23; I Sam 8,7; 12,12; Is 33,22; Jer 8,19; Sal 24,78), posteriormente como rey de todas las naciones (Jer 10,7; Sal 22,29; 47,3).Dos relatos bien claros nos muestra que el rey de Israel (en sentido humano) era sólo el lugarteniente  de Dios, Gedeón rechaza la dignidad de rey, recordando el dominio regio de Dios (Juec 8,23), y Samuel se irrita porque le han pedido un rey (1 Sam 8,7; 12,12).


El vidente Balaán le dice a Balac al invocar en las estepas de Moab, contra su voluntad, la bendición sobre Israel y profetiza! su victoria:
"No se ve iniquidad en Jacob, no hay en Israel perversidad; Yavé su Dios está con él; rey aclamado es en medio de él. El Dios que de Egipto le ha sacado; es para él la fuerza del unicornio" (Nm 23, 21s). El ser jefe poderoso de su pueblo, que hace inclinarse a los enemigos y a quien ningún pueblo puede hacer frente (Nm 24, 8), constituye una raíz bien cimentada de la realeza de Yavé, tal como la comprendía Israel y como la celebraba, aun cuando los matices plenos del "júbilo real" sean quizá más tardíos, El Deuteronomio revive estos recuerdos históricos de la época de la salida de Egipto: "No te ensoberbezcas en tu corazón y te olvides de Yavé, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre, y te ha conducido a través del vasto y horrible desierto de serpientes y escorpiones, tierra árida y sin aguas... "(8, 14s).
La realeza de Dios se extiende a todas las cosas (Is 6,3-5), inclusive es rey de los pueblos paganos (Am 9,7; Jr 10,7; Is 40,12 ss.)
Dios  es rey en todo, J Salguero (Vida de Jesús según los Evangelios Sinópticos, pag 195) nos dice que la realeza de Dios puede ser comprendida en las siguientes afirmaciones:
1.     Dios es rey en orden al mundo (perspectiva cósmica, Sal 47; 75; 93; 96-99)
2.     Dios es rey en orden a su pueblo (perspectiva histórica-salvífica).
3.     Dios es rey en orden al futuro (perspectiva escatológica-mesiánica, Sal 24).
4.     Dios es rey a un particular modo de comportamiento de vida (perspectiva ética, Sal 9,19; 24,3; 84,12; 95,8; 146).

El Reino  de Dios en la predicación de Jesús
La formula “Reino de Dios” es de Mc y Lc mientras que Mt usa la del reino de los cielos con excepción de algunos pasajes donde también se dice reino de Dios (Mt12,28; 19,24; 21,31.43), a veces  se le llama “Reino de mi Padre” (Mt 26,29).
En los evangelios sinópticos aparece el "reino de Dios" expresamente 100 veces, mientras que en todos los restantes escritos del N. T., incluyendo los conceptos sinónimos, como, por ejemplo, reino de Cristo, sólo hallamos una cuarta parte del número anterior
En los sinópticos, el Reino de Dios es descrito como  “lugar”, en los textos donde se habla de “entrar en el reino” (Mt 5,20; Mc 9,47), de “sentarse en el reino” (Mt 8,11), de “dar las llaves del reino” (Mt 16,19), de “pasar adelante en el reino” (Mt 21,31), de “beber en el reino” (Mt 26,29; Lc 22,30), de “no estar lejos del reino” (Mc 12,34).
En la Biblia siempre vamos a encontrar pasajes donde el mundo nunca puede dejar de ser propiedad de Dios. El establecimiento del Reino de Dios significa tanto el fin de las cosas presentes como la aurora de un orden nuevo y definitivo.
El Reino de Dios  puede asumir distintas  ubicaciones o extensiones, y distintas etapas de evolución:
Con respecto a la ubicación o extensión, éste puede ser:
·        Interior: Empieza en el corazón del hombre, se resliza primero con la adhesión intima a Dios y a sus criterios, por la asimilación personal a su palabra (Mt 13,23).
·        Exterior: No hay que quedarse solamente en el individualismo, el Reino también es externo y social. No se enciende una luz para ocultarla (Mt 5,15). El mundo entero espera su transformación (Rom 8,19-20). El Reino debe estar enraizado en el mundo para que sea salvado por Dios (Jn 3,17). Para hacer del Reino una realidad humana, debe hacerse conciencia colectiva de la humanidad. Todo el mundo está invitado (Mt 22,2-10).

En cuanto a la evolución del Reino de Dios podemos distinguir tres etapas: inauguración, crecimiento y consumación.
·        El Reino de Dios se inaugura en la persona de Cristo (Mt 4,17; Mc 1,5; Lc 4,21): El inicio del Reino comienza con la acción mesiánica de Cristo. La victoria de Jesús sobre Satán (Jn 12,31; Lc 10,18) significa ya la presencia del Reino escatológico (Mt 12,28), la muerte al pecado y la vida en Dios.
·        En la fase terrestre, el Reino debe evolucionar e irse realizando más perfectamente, es por ello que pedimos que venga el Reino de Dios (Mt 6,10), que cada día se acerque más. Es el “todos los días de la historia”, hasta el final de los tiempos (Mt 28,20).

·        El Reino tendrá su consumación gloriosa, es el cielo nuevo y la tierra nueva (Is 65,17; Ap 21,1), la transformación total del universo, resultado de una maduración progresiva que hace posible una nueva aparición del Señor (Hch 1,11).
El reino de Dios anunciado por Jesús no es una alusión a la potencia rectora de Dios sobre el universo, o el reino, un día conquistado y desde entonces continuado, sobre Israel (aunque todo esto se da por supuesto), sino el anuncio de su reino realizado en su plenitud, absolutamente eficaz y definitivo para los últimos tiempos.

El Reino de Dios en palabras de Jesús es de carácter escatológico
El mensaje de Jesús tiene carácter escatológico  su venida es inminente, de hecho se inaugura con la venida de Cristo. Rudolf Schnackenburg (Reino y Reinado de Dios, Fax, Madrid 1965, pag 69-72) nos presenta algunos hechos y textos que no nos dejarán duda alguna por lo que hace al carácter "escatológico" del mensaje de Jesús:
1. Ya el movimiento penitencial y bautismal desencadenado por Juan es sólo comprensible desde el punto de vista mesiánico-escatológico. Su predicación profética de amenazas ponía el juicio de Dios en una proximidad inmediata y anunciaba a uno "más fuerte", que vendría a él (Mt 3, 7-10 =Lc 3,7-9). Jesús, por su parte, tal como se desprende de sus relaciones con Juan, ha reconocido la figura y las obras del gran Bautista, las ha testimoniado ante sus coetáneos como un llamamiento de Dios y las ha vinculado a su predicación , a pesar de las diferencias a primera vista tan notables que existen entre ellas.
2. El judaísmo de entonces era, sobre todo, presa de una excitación mesiánica y de una tensa expectación escatológica. Al aproximarse Jesús a Jerusalén con sus discípulos, éstos pensaron que el reino de Dios aparecería "en el lugar" (Le 19, 11). Flavio Josefo habla repetidas veces de embaucadores del pueblo que hallaron acogida en él por sus promesas (mesiánicas) 9. En la comunidad de Qumran conocemos un grupo, contemporáneo del judaísmo, que vivía en una cálida expectación mesiánica y se preparaba para la. época de la "visita" de Dios mediante las prácticas más austeras del orden legal, litúrgico y moral. La concisa mirada escatológica no tenía nada de especial en el judaísmo de entonces. Sólo la clase de expectación era distinta, y aquí surge el mensaje de Jesús por lo que hace al reino de Dios como algo propio e incomparable.
3. El "reino de Dios" está en Jesús vinculado a verbos para los que el momento cronológico es esencial. Enseña a orar por "su venida" (Mt 6, 10 = Lc 11, 2), asegura que, mediante su expulsión de los demonios, ya "ha llegado" (Mt 12, 28 = Lc 11, 20) a sus oyentes, promete que algunos de los presentes serán testigos de su "venida con poder" (Mc 9,1). De su "proximidad" trata, además de Mc 1, 15 par, Mt 13,28s par). A Jesús se le formula la pregunta de cuándo vendrá y contesta: está "dentro de vosotros" (Lc 17, 20s);de ello hablaremos más adelante. En la última Cena habla Jesús de su "venida" futura (Lc 22, 18; algo distinto en Mc 14,25; Mt 26, 29).
4. Jesús pone de relieve la importancia del momento presente (efr Le 12, 54-56) Y la pone en relación con los acontecimientos escatológicos (efr Le 17, 26-30 = Mt 24, 37-39;Mc 13, 28s par; 13, 33-37 par). Los llamamientos a la con-versión y las parábolas de la "krisis", las palabras de amenaza y de juicio (Lc 10, 13-15 = Mt 11,20-24; Lc. 13, 1-5; 19,41al 44), las recomendaciones al crecimiento y vigilancia (efr Le 12, 35 al 40; Mt 25, 1-13) pertenecen a su predicación de la basileia y muestran su impetuosidad.
5. Las exigencias de un radicalismo moral en Jesús, que hay que contar entre el efectivo menos sospechoso de la tradición en torno a Jesús, se basan sobre todo en motivos escatológicos: Entrada en el reino de Dios, participación en el banquete de Dios, conreinar con Dios, etc.
6. Los oyentes de Jesús, tanto los discípulos como el pueblo y los gobernantes, han sentido el mensaje de Jesús como algo que al menos estimula a preguntar por el sentido mesiánico de sus palabras y acciones y, por supuesto, también como algo que no respondía a su propia expectación mesiánica. También la predicación de Jesús por lo que hace a la basileia debió contribuir esencialmente a esta inquietud problemática.

Conclusión final
Luego de todas las consideraciones precedentes acerca de la predicación de Jesús del reino de Dios puedo concluir con la misma definición del Padre Lagrange cuando dice que el Reino de Dios “es el tiempo de salvación, donde Dios debe reinar más perfectamente que antes”. Dios ha enviado a su Hijo, su venida ha inaugurado el reino en la tierra, un reino que dona “salud y gracia” a todos los que abren sus puertas para recibirlo ya que “se encuentra entre nosotros” (Lc 17,21).
No podemos buscar el reino  sin primero buscar el rey. El rey es el “camino la verdad y la vida” (Jn 14,6), el Rey y el Reino son una misma esencia. El Rey es Cristo Jesús, y el Reino  es su Palabra (su doctrina, su evangelio, su enseñanza). Por eso debemos “desear como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Ped 2,2)

 Licdo. Orlando Carmona
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