El relato de Caín y Abel en el
Libro del Génesis es la historia de dos hermanos que representan la relación
social según el proyecto de Dios: la fraternidad en la que cada uno protege la
vida del otro. Sin embargo la autosuficiencia puede introducir el veneno de la
rivalidad y la competencia que conducen a la muerte. El relato se trata sobre
la rivalidad del agricultor (Caín) y del pastor (Abel). La rivalidad y la competencia producen el espiral de la violencia.
En nuestro país sucede algo
parecido al relato, nos encontramos divididos en dos bandos (Caín y Abel). Hay
muchos Caín que cometen actos fratricidas, quieren eliminar al otro a toda
costa, sus pensamientos y acciones siempre son incómodos. He visto con mucha
preocupación que se quiera imponer un
modelo político cuando la mitad de la población no está de acuerdo con
el mismo, debido a estas luchas, se han cometido crímenes horrendos que han
llevado incluso a la muerte de muchos hermanos. El egoísmo de parte de aquellos
que piensan como Caín es muy grande, no se piensa en el otro a sabiendas que
somos hermanos en Cristo Jesús, sin embargo la llegada de un gobierno que
quiere callar y dominar a todos ha hecho que las pugnas se intensifiquen y
nuestro país se encuentre al borde del abismo, el mismo Jesús lo dijo “Si una
casa está dividida no puede subsistir” (Mc 3,25).
Existen también muchos Abel como
los del relato, vemos que él no pronuncia ni una palabra, sin embargo le
sobrevino la muerte por parte de su hermano (Gn 4,8), existen Abel cuando su
pensamiento no es tomado en cuenta, cuando se sale a calle al trabajo, y sin
mediar palabras son asesinados por la epidemia de violencia que arrastra al
país, cuando son botados del trabajo sin recibir ninguna justificación,
simplemente porque tienen un pensamiento diferente o se niegan a cometer
inmoralidades. Se quiere siempre hacer callar y a eliminar los derechos de
aquellos que exigen justicia.
Lo cierto del caso es que todavía
estamos a tiempo de cambiar la historia y no terminar como el relato con la
muerte del hermano, todos somos hermanos y venezolanos, todos cabemos en el
país, nuestro problemas los resolvemos los nacidos aquí, y a los que les duele el país, no podemos permitir
que ningún país se meta en nuestros asuntos, y mucho menos andar consultando a
otros presidentes para ver qué acciones se implementan aquí. Necesitamos del
esfuerzo de todos, que abramos los ojos y veamos hacia donde nos llevan la
clase que esta dirigiendo al país, hoy el pobre es más pobre y el rico más
rico. Hay que ponerle fin a esta lucha que lleva más de 15 años que pueden ser
más si nos dejamos arrastrar por corrientes políticas. Tenemos que saber elegir
a nuestros dirigentes, ellos nos deben de representar a todos y no a un grupo. Las
elecciones se avecinan y es un buen momento para hacernos escuchar, hay que ir
a votar y estar en la calle pendiente defendiendo nuestros derechos. Tengamos
presente que Dios quiere actuar en nuestro país, no lo tengamos demasiado lejos,
él puede ayudarnos a resolver esta crisis, tengamos cuidado no vaya ser que
luego la culpa nos persiga siempre por el hecho de no haber podido hacer más.
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