JESÚS NO CONFIA EN UNA FE BASADA EN
MILAGROS
El
texto de Juan (2,13-25) tiene su concordancia con los sinópticos (Mt 21,12-17;
Mc 11,15-19; Lc 19,45-48). Juan coloca la visita de Jesús al inicio de
su ministerio mientras los sinópticos al final.
Se
inicia el texto con la llegada de Jesús a Jerusalén con motivo de acercarse la
“Pascua de los Judíos”( πάσχα τῶν Ἰουδαίων gr. páscha ton
loudaíon). Los Sinópticos no dicen «de los judíos», pero Juan está escribiendo
tiempo después de la destrucción del templo y para lectores gentiles. Juan
menciona las pascuas en el ministerio de Cristo (2,23; 6,4; 11,55 y puede haber
una cuarta no explicita 5,1).Si no fuera por el relato de Juan no podríamos
saber que el ministerio del Señor duró mucho más de un año.
En
el recinto del templo encontró a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a
los que cambiaban dinero sentados. Jesús se hace un “látigo” (φραγέλλιον gr.
fragéllion) de cuerdas y los “expulsó” (ἐξέβαλεν
gr. exébalen) a todos y volcó las mesas de los cambistas. Algo muy importante
para destacar es que Jesús entra en el templo, que es aquí el “atrio de los
gentiles,” en contraposición al resto del mismo, sin embargo, por la proximidad
al “santuario,” los rabinos prohibían, más teórica que prácticamente, el
utilizar su paso como un atajo o en forma menos decorosa. “No se ha de subir al
templo con bastón o llevando sandalias o la bolsa, ni aun el polvo de los pies.
No se debe pasar por el templo como por un atajo para ahorrar el camino”(Berakoth
9,5). Precisamente esto último es un detalle que también conservará Mc (v. 16).
Pero, a pesar de estas ideales medidas preventivas de la santidad del templo,
ésta no se respetaba, pues se llegaba a verdaderas profanaciones en el recinto
sagrado, como lo confirma la escena de Cristo expulsando a los mercaderes.
En
cuanto al detalle de la expulsión es necesario tomar en cuenta los elementos de los cuatro evangelistas y que se pueden reducir a los siguientes
grupos:
a)
“Echó a todos (los mercaderes) del templo” (Jn). Los sinópticos acusan este
acto repetido o mantenido, dirigiéndose a un lugar y a otro, ordenando que
desalojasen el templo (Mc-Lc); o como más gráficamente dice aún Mt, El mismo
“expulsó” a todos los comerciantes. Con ellos fueron arrojados “las ovejas y
los bueyes” (Jn). Pero también se dirá que fueron expulsados “todos los que
vendían y compraban” (Mt-Mc). Debe de querer indicarse con ello que Cristo
expulsó todo aquello que, de hecho, venía a ser causa de profanación.
Tanto
Mt como Jn ponen que Cristo expulsó a “todos” del recinto del templo. Pero esto
tiene un sentido de frase redonda, que ha de valorarse según la naturaleza de
las cosas en estos casos.
b)
A los “cambistas”, no sólo los expulsó del templo, sino que también “les
derribó las mesas” (Mt-Mc-Jn) y les “desparramó el dinero” (Jn). Este resaltar
Jn que “desparramó el dinero y volcó las mesas” indica bien cómo con su mano
tiró las monedas que estaban sobre los pequeños mostradores, y cómo también, al
pasar, les volcaba las mesitas de sus puestos.
c)
Los evangelistas destacan también la conducta que tuvo con los vendedores de
palomas. ¿Tiene esto un significado específico y distinto, de consideración con
ellos? ¿Es que acaso vendían a precio justo su mercancía y no profanaban así el
templo? En Jn se dice que les mandó que ellos mismos desalojasen el templo; Mt
y Mc, en cambio, lo ponen en la misma línea de los cambistas, que derribó los
“asientos de los vendedores de palomas” (Mt). Esta divergencia es una variante
descriptiva. El sentido de esta escena no está tanto en los abusos comerciales
a que se prestaba aquel comercio cuanto en el hecho mismo de haberse
establecido aquí estas ventas. Por eso, se concibe muy bien el hecho histórico
así, Jesús, en su obra de purificación del templo, no se limita a “desparramar
el dinero” de las mesas de los cambistas y a “derribar” éstas, sino que parece
lo más natural que fuese derribando mesas y monedas de cambistas, y “asientos —
puestos — de vendedores de palomas.”
d)
Marcos es el único que destaca otra prohibición que Jesús hacía, “no permitía
que nadie llevase objetos por el templo” (Mc 11,16). En el Talmud se prohibía
esto (Berakoth 9,5), pero no dejaba de ser una prohibición ideal. Cristo quiere
imponer la realidad de la veneración a la casa de Dios.
Las
palabras de Jesús fueron claras: “Saquen
eso de aquí y no conviertan la casa de mi Padre en un mercado” (Jn 2,16).
En los sinópticos se dice: “mi casa es casa de oración” solamente la traen los
tres sinópticos, aunque en el relato de Jn, en las palabras con que Cristo se
dirige a los mercaderes, todavía se ve una alusión a este pasaje de la
Escritura. La cita está tomada de Isaías (56,7). En ella Isaías anuncia el
mesianismo universal. Debiendo ser esto el templo, “casa de oración,” ellos la
han convertido en una “cueva de ladrones.” La expresión está tomada del profeta
Jeremías (7,11). En el profeta no tiene un sentido exclusivo y específico de
gentes que roban, aunque en ella se incluye también esto (Jer 7,6.9), cuanto que
es expresión genérica sinónima de maldad. Por eso, al ingresar en el templo
cargados de maldad, lo transformaban en una cueva de maldad. Pero en boca de
Cristo, en este momento, la expresión del profeta cobraba un realismo
extraordinario, puesto que aquellos mercaderes debían de ser verdaderos
usureros y explotadores del pueblo y de los peregrinos.
Los
discípulos se “acordaron” (ἐμνήσθησαν gr. emnésthesan) del texto del Salmo 69,10 “El celo por tu
casa me devora” (ho zelos tou oíkou sou). Los judíos que se encontraban
presentes le dijeron a Jesús “¿Qué señal nos presentas para actuar así?” (Jn
2,18). Jesús les responde: “Derriben este santuario y en tres días lo
reconstruiré” (Jn 2,19). Los judíos” son en Jn, a causa de la hora de la composición
de su evangelio, nombre colectivo por enemigos de Jesús, pero indicando aquí
concretamente las autoridades y dirigentes responsables o altos funcionarios
levíticos y encargados de la policía del templo (Mt 21,23; Mc 11,18; Lc 19,47;
20,2; Hch 4,1; 5,24-26). El verbo que utiliza Jn “reconstruir levantar” (ἐγερῶ
gr. egero) se emplea indistintamente en el sentido material de levantar algo de
sus ruinas, reconstruir un edificio (Eclo 49,15), o para hablar de la
resurrección de un muerto (Mt 10,3; Jn 5,21; 1 Cor 15,42; Rom 4,24; Act 3,15;
4,10; 13,30). El templo en que sucede esta escena es el templo reconstruido por
Herodes el Grande. Herodes comenzó a reconstruirlo el año 18 de su reinado, que
era el 734-735 de Roma, o sea el 19-20 antes de Cristo. El “santuario”
propiamente dicho (ναός gr. naós) se reconstruyó en año y medio, empleándose en
su reconstrucción 1.000 sacerdotes, preparados especialmente para esta
actividad, ya que sólo ellos podían entrar en el santuario. Los atrios se
tardaron en construir, a causa de la nueva amplificación que se hizo en ellos,
ocho años. La restauración fundamental del templo se tardó, por tanto, en
realizarse nueve años y medio, habiéndose empleado en sus obras unos 18.000
operarios (Josefo, Antiq. Xv 14). Sin embargo, las obras de retoque y
complemento se fueron haciendo sucesivamente. De hecho se terminó la totalidad
del mismo pocos años antes de su misma destrucción, bajo el procurador Albinus
(62-64 d. C.). De ahí que la expresión de los judíos en este pasaje evangélico,
que se han empleado cuarenta y seis años en edificar este templo,” se refiera a
que ellos lo consideraban terminado ya en lo esencial. También podría ser un
aoristo con sentido de duración.
El
santuario al cual se refería Jesús era su “cuerpo” (σώματος gr. sómatos.
Sentido corporal completo). El anuncio de su resurrección, que es de la
restauración definitiva del templo de su cuerpo, podía evocar lo que iba a
significar este templo de Cristo en el nuevo culto. “El cuerpo de Cristo
resucitado será el centro del culto en espíritu y verdad (Jn 4,21ss), el lugar
de la presencia divina (Jn 1,14), el templo espiritual de donde brota el agua
viva (Jn 7,37-39). Es uno de los grandes símbolos joanneos (cf. Ap 21,22). Ello
se funda sobre una de las palabras más literalmente auténticas de Jesús (Mt
26,61). Cristo resucitado es el verdadero templo, pues en él vive la “plenitud
de la divinidad corporalmente” (Col 2,9; cf. Col 1,19; cf. Jn 1,14) y como
Mediador absoluto (1 Tim 2,5), es, a través de él, sacerdote y víctima como, necesariamente, se rinde culto a Dios.
Los
discípulos no habían entendido las palabras de Jesús, fue en la Resurrección
cuando comprendieron (Jn 2,22).
Estando
Jesús en Jerusalén por las fiestas de Pascua “muchos” (πολλοὶ gr. polloi) “creyeron”
(ἐπίστευσαν gr. epísteusan) en él al ver las señales que hacía, sin embargo Jesús
no confiaba en ellos porque los conocía a todos. Los milagros les deslumbraban y les hablaban
como “signos” del poder y dignidad mesiánica de Cristo, pero en ellos quedaba
un fondo, una reserva frente a Cristo. Probablemente, más que defecto en la fe,
era defecto en la entrega plena a Cristo. Acaso pensaban seguirlo, al modo de
un discípulo a los célebres maestros Hillel o Shammaí; pero no pensaban
entregarse plenamente a Él, con lo que importaba esto en el orden moral y
religioso (Jn 3,16.18.21; 6,28.30).
El hecho histórico en la primera o
última Pascua
Un
tema de discusión entre los biblistas ha sido si el relato de Juan está acorde
con los sinópticos, en Jn como dije, el relato se presenta al inicio del
ministerio de Jesús, mientras que en los sinópticos al final.
Las
razones a tener en cuenta para la primera Pascua son las siguientes:
·
Jn escribe de último, y puede tener la
intención de rectificar ciertas cosas, colocándolas en su verdadero estilo.
·
Jn pudo colocar el relato en la primera
o ultima Pascua, si lo hace en la primera, quiere decir que lo hace
deliberadamente.
·
La indicación cronológica de Jn 2,20 de
los 46 años de construcción del templo estaría de acuerdo con la primera Pascua
del año 28 d.C,
Las
razones para la última Pascua son:
·
Las palabras de Jesús sobre la
destrucción y edificación del templo en tres dias (jn 2,19) fueron citadas en
su proceso (Mt 26,21; Mc 14,58 cf. Mt 27,40).
·
La abierta alusión a su muerte (Jn
2,19.21-22) se entiende mejor en el tiempo en el que su muerte ya estaba
decretada.
¿Qué
decir entonces?
Las
diferencias entre las dos Pascuas no son tales que no se pueda ver una unidad,
el relato se debió haber producido en la última Pascua por lo antes descrito,
por lo tanto aquí en Jn nos vemos
obligados a no seguir su orden.
ACTUALIZACIÓN
La
fiesta de la Pascua duraba una semana, y Jesús la pasó en Jerusalén, allí debió
haber hecho muchos milagros por lo que el evangelista dice que” muchos creyeron
en él”, creyeron en Jesús por sus milagros más no por el mensaje que pregonaba.
La fe de estos seguidores era basada en milagros, esa no es del gusto de Jesús,
ya que es una adhesión momentánea, pasajera, suscitada por lo prodigioso de los
hechos. Queremos ver milagros pero no vemos los que día a día Dios nos
presenta, el único milagro que existe es nuestro presente, el futuro aun no ha
llegado, cada día Dios nos proporciona
el momento de poder caminar, escuchar, ver, amar, correr, disfrutar en familia,
el amanecer, el atardecer etc etc …..
El
que dice ser cristiano debe creer en el mensaje de salvación y de vida eterna
que Jesús nos proporciona, hoy vemos como en muchas iglesias se predica es un
mensaje solamente de prosperidad, no se denuncia las injusticias, para muchos
predicadores el dinero lo es prácticamente todo, el mismo Papa Francisco nos ha
dicho que el “dinero es el excremento del diablo, nos hace idólatras, nos
corrompe”. También se predica sobre una fe sin sustento, vemos como hay
cristianos que no saben ni buscar una referencia en la Biblia, en las
Parroquias se quiere hacer muchas actividades, y en muchas ocasiones la formación bíblica no forma
parte de ella, hoy día se habla de Animación Bíblica para la Pastoral de manera
que la Biblia sea el centro de todos los programas, sin embargo parece que nos
cuesta comprender que aquel que no conoce no puede amar verdaderamente.
VERSIONES DE LA BIBLIA PARA ESTUDIO DEL TEXTO BÍBLICO
BIBLIA
JERUSALEN 1998
13. Se acercaba la Pascua de los judíos y
Jesús subió a Jerusalén.
14. Y encontró en el Templo a los vendedores
de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.
15. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a
todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de
los cambistas y les volcó las mesas;
16. y dijo a los que vendían palomas:
"Quitad esto de aquí. No hagáis de la casa de mi Padre una casa de
mercado."
17. Sus discípulos se acordaron de que estaba
escrito: El celo por tu casa me devorará.
18. Los judíos entonces replicaron
diciéndole: "Qué signo nos muestras para obrar así?"
19. Jesús les respondió: "Destruid este
santuario y en tres días lo levantaré."
20. Los judíos le contestaron: "Cuarenta
y seis años se ha tardado en construir este santuario, ¿y tú lo vas a levantar
en tres días?"
21. Pero él hablaba del santuario de su
cuerpo.
22. Cuando fue levantado, pues, de entre los
muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la
Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.
23. Mientras estuvo en Jerusalén, por la
fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver los signos que
realizaba.
24. Pero Jesús no se confiaba a ellos porque
los conocía a todos
25. y no tenía necesidad de que se le diera
testimonio acerca de los hombres, pues él conocía lo que hay en el hombre.
NACAR Y COLUNGA 1944
13. Estaba próxima la Pascua de los judíos, y
subió Jesús a Jerusalén.
14. Encontró en el templo a los vendedores de
bueyes, de ovejas y de palomas, y a los cambistas sentados;"
15. y, haciendo de cuerdas un azote, los
arrojó a todos del templo, con las ovejas y los bueyes; derramó el dinero de
los cambistas y derribó las mesas;"
16. y a los que vendían palomas les dijo:
Quitad de aquí todo esto y no hagáis de la casa de mí Padre casa de
contratación.
17. Se acordaron sus discípulos que está
escrito: “El celo de tu casa me consume.”
18. Los judíos tomaron la palabra y le
dijeron: ¿Qué señal das para obrar así?
19. Respondió Jesús y dijo: Destruid este
templo y en tres días lo levantaré.
20. Replicaron los judíos: Cuarenta y seis años
se han empleado en edificar este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días?
21. Pero El hablaba del templo de su cuerpo.
22. Cuando resucitó de entre los muertos, se
acordaron sus discípulos de que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y
en la palabra que Jesús había dicho.
23. Al tiempo en que estuvo en Jerusalén por
la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre viendo los milagros que
hacía;"
24. pero Jesús no se confiaba a ellos, porque
los conocía a todos,
25. y no tenía necesidad de que nadie diese
testimonio del hombre, pues El conocía lo que en el hombre había.
SHOKEL Y MATEOS 1975
13. Estaba cerca la Pascua de los judíos y
Jesús subió a Jerusalén.
14. Encontró en el templo a los vendedores
de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas instalados
15. y, haciendo como un azote de cuerdas,
los echó a todos del templo, lo mismo a las ovejas que a los bueyes; a los
cambistas les desparramó las monedas y les volcó las mesas,
16. ya los que vendían palomas les dijo:
Quiten eso de ahí: no conviertan la casa de mi Padre en una casa de negocios.
17. Se acordaron sus discípulos de que
estaba escrito: "La pasión por tu casa me consumirá"
18. Reaccionaron entonces los dirigentes
judíos, diciéndole: ¿Qué señal nos presentas para hacer estas cosas?
19. Les replicó Jesús: Supriman este
santuario y en tres días lo levantaré.
20. Repusieron los dirigentes: Cuarenta y
seis años ha costado construir este santuario, y ¿tú vas a levantarlo en tres
días?
21. Pero él hablaba del santuario de su
cuerpo.
22. Así, cuando resucitó de la muerte se
acordaron sus discípulos de que había dicho esto y dieron fe a aquel texto de
la Escritura y al dicho que había pronunciado Jesús.
23. Mientras estaba en Jerusalén durante
las fiestas de Pascua, muchos prestaron adhesión a su figura, al presenciar las
señales que él realizaba.
24. Pero él, Jesús, no se confiaba a ellos,
porque él los conocía a todos
25. y porque no necesitaba que nadie hiciera
declaraciones sobre el hombre, pues él conocía lo que el hombre llevaba dentro.
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