En
la Argentina, los miembros de la comunidad ultraconservadora fundada por el
obispo francés Marcel Lefebvre -excomulgado por el Papa Juan Pablo II en 1988
junto a otros cuatro obispos- volvieron formalmente a la Iglesia católica.
Así
se desprende de una resolución de la secretaría de Culto de la Nación
-publicada en el Boletín Oficial al terminar esta semana- en la que reconoce a
la Fraternidad de los Apóstoles de Jesús y María o Fraternidad San Pío X (los
lefebvristas) como persona jurídica y -la clave- la incorpora al Registro de
Instituto de Vida Consagrada, que componen las congregaciones y órdenes
católicas. Para esa incorporación debió mediar un pedido de la autoridad
eclesiástica que, en este caso, fue hecho por el arzobispo de Buenos Aires,
cardenal Mario Poli.
La
incorporación en el país de los lefebvristas a la Iglesia católica se produce
mientras el Vaticano mantiene dificultosas tratativas con esa comunidad a nivel
mundial para su vuelta a Roma. Las conversaciones se iniciaron en 2000 por
voluntad de Juan Pablo II. En 2009 Benedicto XVI dispuso levantar la excomunión
de los cuatro obispos -Lefebvre murió en 1991-, que era una de las demandas de
la comunidad ultraconservadora.
La
decisión de Joseph Ratzinger -no exenta de polémica- le trajo un gran dolor de
cabeza al Papa alemán porque casi inmediatamente se conocieron declaraciones de
uno de los obispos beneficiados, residente en la Argentina, Richard Williamson,
que negaba el Holocausto. Entonces, el gobierno encabezado por Cristina
Kirchner decidió expulsarlo del país.
Como
Williamson insistió, al menos parcialmente, con sus opiniones y se puso al
frente del grupo más radicalizado de los lefebvristas, fue expulsado de la
Fraternidad San Pío X en 2012. A su vez, Benedicto XVI lo suspendió "ad
divinis" y en una carta a todos los obispos admitió haberse equivocado, al
no informarse sobre los antecedentes negacionistas de Williamson.
La
vuelta de los lefebvristas a la Iglesia en la Argentina -que se descuenta que
contó con el visto bueno del Papa Francisco- es vista en las cercanías del
pontífice como un logro porque implica que al menos un sector de los seguidores
de Lefebvre aceptan el Concilio Vaticano II. Pero seguramente no les caerá bien
a sectores progresistas. Al fin de cuentas, ése era el deseo de los inmediatos
antecesores de Francisco.
En
Brasil, hace tiempo que una parte de los lefebvristas volvió a la comunión con
Roma, al pasar a ser una Prefectura Apostólica, que depende directamente del
Papa. (Fuente: Religión Digital)
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