Domingo 21/08/2011 “Nos hace falta un ardor misionero que sea más pujante”
Llegamos al XXI domingo del tiempo ordinario y seguimos leyendo el Evangelio de Mateo. El evangelista nos presenta a Jesús realizando dos preguntas bien interesantes y profundas a sus discípulos. En primer lugar les dice “¿Quien dice la gente que es el Hijo de Dios?” y luego les preguntó “Y ustedes ¿Quién dicen que soy yo?”.
Estas dos preguntas hechas por Jesús abarcan un amplio espectro que ayuda a los discípulos a discernir la realidad del mundo en el que viven. Para ellos Jesús es el “Mesías, el Hijo de Dios”, para otros es alguno de “los profetas”.
Es necesario que tengamos claro como damos a conocer al Señor en está triste realidad de un mundo cada vez más alejado de Dios. Deben existir nuevas formas y métodos para una nueva evangelización donde es necesario “salir” de nuestras iglesias a esparcir la Buena Nueva, ya basta que seamos católicos que solo nos gusta calentar los asientos los días domingos, y que seamos cada día más conformistas. Muchas personas deben entender que nos hace falta un “ardor misionero” que sea más pujante, que nos olvidemos de nuestras comodidades y que verdaderamente presenten a un Jesús que murió por ti y por mí y que resucitó para darnos vida en abundancia y que su Reino es de amor y misericordia.
Más adelante a la respuesta de Pedro al afirmar “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”, el Señor le dice “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. La palabra “edificaré” aparece siempre en el Antiguo Testamento para señalar una “construcción” y una “dinastía estable” (1Sam 2,35; 2Sam 7,27; 1Rey 11,38; Jer 22,14, Jer 24,16; Jer 31,4), y es que el Señor fundo su Iglesia sobre Pedro, que es el primer Papa de nuestra Iglesia, luego ha habido una sucesión de 269 Vicarios de Cristo hasta nuestro querido Benedicto XVI.
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