LOS DIEZ LEPROSOS

viernes, 6 de enero de 2012

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La narración de los diez leprosos es propia de Lucas. Cristo, en su camino hacia Jerusalén, pasa entre Samaria y Galilea. Parece que va a tomar el camino del este, hacia el Jordán y la Perea; allí darán a conocer su presencia Mateo-Marcos. Este dato podría indicar que a Lucas le interesa más un enfoque teológico que cuidadosamente geográfico. El motivo de no atravesar directamente la Samaria era el odio que éstos tenían contra los judíos, causándoles toda clase de vejaciones, máxime cuando iban a Jerusalén en las fiestas de “peregrinación.”

Leamos el relato:
11 Yendo hacia Jerusalén, atravesaba por entre Samaria y Galilea, 12 y, entrando en una aldea, le vinieron al encuentro diez leprosos, que a lo lejos se pararon, 13 y, levantando la voz, decían, Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros. 14 Viéndolos, les dijo, Id y mostraos a los sacerdotes. En el camino quedaron limpios. 1S Uno de ellos, viéndose curado, volvió glorificando a Dios a grandes voces, 16 y cayendo a sus pies, rostro en tierra, le daba las gracias. Era un samaritano. 17 Tomando Jesús la palabra, dijo, ¿No han sido diez los curados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero? 19 Y le dijo, Levántate y vete, tu fe te ha salvado.

Al entrar en una aldea le salen al encuentro diez leprosos. Estos tenían que vivir alejados de las gentes, incluso en los poblados. La desgracia los hacía juntarse, aquí incluso judíos y samaritanos, para hacer más llevadera su suerte. También hasta ellos había llegado la fama de Cristo. “Desde lejos,” como tenían mandado hablar a las gentes (Lev 13,45; Núm 5,2) le piden los cure. Cristo les manda ir a “mostrarse a los sacerdotes,” que eran los encargados de certificar oficialmente la curación. Así estaba preceptuado en la Ley. Se encaminaron a Jerusalén, el samaritano al Garizim, y “en el camino quedaron limpios,” término con el que se expresa la curación de la lepra. Era lógico que, al sentirse curados,” corriesen a cumplir el precepto, llenos de gozo de volver a los suyos y de quedar rehabilitados socialmente, ya que la lepra la consideraban castigo de Dios. Pero entre tanto gozo, igual que el de estos nueve judíos curados, estaba también el gozo de un samaritano. El odio del judío al samaritano era proverbial. Pero este samaritano volvió para dar gracias a Cristo por su curación. Al modo oriental, “postrado (de rodillas), rostro en tierra, le daba las gracias.” Y Cristo ratifica la curación de aquel hombre por su fe — y gratitud — en El. Pero, al mismo tiempo, hace notar que los otros nueve, judíos, no han vuelto para dar gloria a Dios, agradeciéndole a Él el beneficio que acababa de hacerles.
La fe — confianza — se hace extensiva a todos. Cristo, Mesías, es el bienhechor de todos. Este pasaje habla bien claro de la misericordia universal de Cristo, complaciéndose especialmente en destacar el buen corazón del odiado y despreciado samaritano, como el de la parábola. Pero el tema no es tanto el milagro como la gratitud a Dios por sus obras y sus dones.
El cristianismo primitivo tenía en ello una lección para agradecer a Cristo la elección — “llamados de Jesucristo” (Rom 1,6b) — que de ellos, procedentes de las clases sociales más modestas (1 Cor 1,26-28), hizo Dios en Cristo, sacados de un mundo en tremenda corrupción moral (Rom l,18ss), lo mismo que al judaísmo vinieron a ingresar, preferentemente, gentes humildes, v.gr., los mismos apóstoles, frente al fariseísmo, los “cultos” y los dirigentes de la nación.
Varios autores, siguiendo a Bultman, creen que este relato no es historia, sino una simple parábola lucana, basada su estructuración en Marcos (1,40-45 = curación de un leproso) y en 2 Reyes (capítulo 5 = la curación del leproso Naamán, sirio, por el profeta Elíseo).
Realmente no se ve relación entre la curación por Elíseo y este relato, fuera del hecho de haberse curado aquí un leproso y en Lucas diez. El relato de Marcos tiene estas partes estructurales, 1) Viene a Cristo un leproso que “suplicante y de rodillas” pide que lo cure; 2) extendió la mano y lo curó; 3) ordena que no lo diga a nadie; 4) pero que vaya al sacerdote, conforme ordenó Moisés; 5) el leproso divulgó la noticia. 6) Se quiere ver una confirmación en que no hay “asombro” como en los relatos de milagros. Aunque de hecho por su divulgación vienen a él las gentes.


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1 comentarios:

  1. Tengo que decir que se ha cometido un pequeño error en las lectios divinas, pues en la que pone que es del 08/01 es en realidad del 06/01, y la del 08/01 o no la encuentro o no está.

    Aprovecho también para agradecer el trabajo especialmente de esa sección, y de ella, especialmente la aportación del comentario catecumenal de San Agustín, un gran acierto desde mi punto de vista.

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