En el mundo actual muchos vivimos preocupados por cosas efímeras, nos angustiamos demasiado por cualquier pequeñez lo que conlleva a que todo nuestro ser sufra por dichas manifestaciones en las cuales se van aniquilando nuestros órganos vitales.
La frase del libro del Eclesiastés es bien importante para estos días en los que queremos correr detrás del viento y atraparlo, ella nos debe sonar como un aliciente a nuestras preocupaciones ya que “Todo se nos escapa” (Ec 2,17).
Es recomendable incluso por los mismos médicos llevar una vida serena donde veamos lo positivo de todo y no malgastar nuestro tiempo y esfuerzo en vanas angustias. Muchas personas son controladoras viven pendiente del tiempo, todo es planificado, meticuloso y programado. No digo que el planificar sea malo pero debemos de tener un espacio de tiempo para la recreación, el disfrutar en familia, unas vacaciones etc.
Recientemente pude ver una noticia donde un deportista que gana un maratón de 12 kilómetros y aventaja a su inmediato perseguidor por unos seis minutos. Lo curioso del caso es que al triunfador la alegría le duro poco ya que se acordó luego de la meta que había corrido sin inscribirse. La pregunta que habría que hacerse es ¿Por qué se le olvido inscribirse? La respuesta solo él la tiene, pero lo que sí está claro que por la premura y el afán se le escapo la victoria.
La enseñanza del autor del Eclesiastés es que vivamos la vida muy tranquila y sanamente y que para todo hay su tiempo, hay que “comenzar a arrepentirse de todo aquello por lo que me había afanado bajo el sol” (Ec 2,3).
* El libro del Eclesiastés fue redactado hacia los años 240-220 a.C y es nombrado preferentemente por Qohelet, según el nombre hebreo, para distinguirlo del libro de Ben Sira, llamado tradicionalmente Eclesiástico.
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