EL MATRIMONIO EN EL PLAN DE DIOS

miércoles, 15 de agosto de 2012

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Desde las primeras páginas del Génesis  hasta las últimas del Apocalipsis, la palabra de Dios es rica en enseñanzas acerca del matrimonio, sobre la naturaleza salvífica que hombre y mujer realizan en el matrimonio de acuerdo a la voluntad de Dios, sobre los fines de esa misma comunidad matrimonial, y las leyes fundamentales que Dios le ha asignado.

Por ser un tema muy rico y extenso solo me limitaré a escudriñar un poco  el matrimonio en el Antiguo Testamento, posteriormente en entregas sucesivas hablaré sobre lo contenido en el Nuevo Testamento.

Es necesario distinguir en el matrimonio en el Antiguo Testamento en tres etapas bien definidas:
1.    El plan de Dios sobre el matrimonio:
El Concilio Vaticano II comienza Citando el texto de Génesis 2,18-25 y lo hace para corroborar la primera y fundamental afirmación conciliar de que “muchas veces la palabra divina invita a los novios y a los casados a que alimenten y promuevan con casto amor el noviazgo, y con amor único el matrimonio respectivamente”.

El contenido fundamental del relato del Génesis 2,18-25  apunta a varias enseñanzas:
·         La soledad del primer hombre y en la  cual se afirma de que “no es bueno que el hombre éste solo” (Gn 2,18) y en donde Dios decide encontrarle una ayuda ideal, a una mujer.
·         Existe una igualdad entre el hombre y la mujer, hoy día parecería que cada quien quisiera estar encima del otro.
·         Existe un poderoso y misterioso atractivo mutuo entre el hombre y la mujer, de ahí la alegría del primer hombre  al ver junto a sí a la mujer (Gn 2,23).
·         Hay una unión total e íntima, donde todo está comprendido en el texto hebreo “dabaq” que se  traduce por aglutinar, adherirse, unirse íntimamente.

·         Por último se presenta la exclusión de la poligamia y el divorcio tomando en cuenta la unión total e íntima del hombre y la mujer y en donde ya no serán dos sino “una sola carne”.
En el texto del Génesis 1,26-28 que pertenece al género sacerdotal (s. V a.C), Dios aparece uniendo y bendiciendo el matrimonio. Esa es la misión de Dios: unir. Más tarde, en el capítulo tercero, hará aparición en la escena del matrimonio “el separador” (Gen 3,1ss).

La monogamia y la indisolubilidad son sugeridas también, en efecto,  “varón” y “mujer” (en singular) los hizo Dios (v.27). Dios une y bendice esta unión matrimonial (v.28). En este mismo sentido de unidad e indisolubilidad interpretará Cristo este texto al decir a los fariseos “¿no leistes que el Creador desde el principio los hizo varón y mujer  y que dijo: por eso el hombre dejará  a su madre y a su padre, y serán  los dos una sola carne? De tal manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido, ya no lo separe el hombre” (Mt 19,4-6).

El mismo Jesús le ha dado una interpretación al texto del Génesis y entonces  ¿porque los hombres buscamos darle otro sentido?

2.    Pecado y matrimonio
La naturaleza del exacta  del primer pecado hirió  profundamente el plan de Dios sobre las relaciones de hombre y mujer: tuvo simplemente  un resultado nocivo y negativo para el matrimonio, en efecto, la mujer misma en lugar  de ser una ayuda semejante al hombre puede tornarse ella misma en tentadora (Gen 2,18 en relación con Gen 3,6). El varón adopta a veces una actitud poco noble de excusarse a sí mismo acusando a la mujer; y la acusación llega de una sola vez hasta el mismo Dios “la mujer que tú me diste” (Gen 3,12). Es una expresión amarga que el hombre ha lanzado sobre la mujer y sobre Dios. Algo ha cambiado, pues, en las relaciones mutuas y para con Dios.

3.    Amor e hijos en el Antiguo Testamento
La restauración del matrimonio en la historia de la salvación tendrá  como coordenadas las de los fines propios del matrimonio mismo; la pedagogía divina se centra en torno a estos dos bienes principales; el amor y los hijos, son los dos valores fundamentales en torno a los cuales gira la palabra de Dios y el ofrecimiento de su gracia en el seno de la alianza.
Es Dios el que da la capacidad de amar: la progresiva restauración del matrimonio en el AT sigue en los planes de Dios la línea de la educación en el amor, ya que dignificando el amor se dignifica el matrimonio.




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