FIN DE LOS CONFLICTOS ¿QUE CLASE DE OYENTES SOMOS?

miércoles, 21 de agosto de 2013

send email
print this page
La raíz de muchos conflictos, peleas, discusiones  estriba en la clase de oyente que somos al llamado del Señor a través de su palabra.
La parábola del Sembrador (Mt 13) relata perfectamente la manera como nosotros captamos el mensaje, la palabra de nuestro Señor. Puedo decir resumiendo esta parábola, que existen dos clases de oyente, el primero que permanece indiferente, parece como si no escuchara y se hacen los sordos, permanecen incrédulos con el corazón embotado, es decir endurecido para recibir el mensaje, este tipo de persona que hace que no escucha se quedará sin recibir el mensaje y sin ser transformados por Él, quieren seguir viviendo en el estado tan podrido donde se encuentran, no le quieren abrir el corazón a nuestro Señor, su conciencia no está en el cielo, sino en la tierra apegada a todos las cosas materiales, siguen viviendo como si Dios no existiera y se alejan por completo de su Misericordia. Quieren administrar su existencia, y el mundo por su propia cuenta, prevalece en ellos el rencor, odio, ira, soberbia y se han desviado del verdadero camino que es Jesucristo pues “es el camino, la verdad y la vida”.


El segundo tipo de oyente es aquel que se esfuerza por captar el mensaje Divino y este recibe abundantes bendiciones y es transformado por Él.
Cuantas personas hoy en día no expresan la alegría de vivir conforme al evangelio, cuando antes su vida era un mar de tinieblas, la luz del Señor les ha hecho ver la luz como dice Salmo 35.


Los que escuchan con atención la palabra “se nutren de lo sabroso de tu casa, les  das de beber del torrente de tus delicias, porque en ti esta la fuente viva y tu luz nos hace ver la luz”.
Jesús en la parábola del sembrador Mt 13,3-9 dice que el sembrador salió a sembrar y esparció la semilla en 4 partes  1). Una parte cayó en el camino llegaron las aves y se las comieron. 2). Otra parte cayó en piedra, donde no había mucha tierra, esta semilla broto pero la tierra no era muy honda y el sol la quemo y como no tenia suficiente raíz se seco. 3). Otra parte cayo entre espinas, estas crecieron y la ahogaron. 4). La otra semilla si cayó en buena tierra donde dio buena cosecha, algunos dieron cien gramos por semilla, otros setenta, otros treinta etc.

Luego Jesús en Mt 13,18-23 explica esta Parábola:
1.      Semilla que cayó en el camino; son los oyen el mensaje del reino y no lo entienden porque el maligno robo lo sembrado en su corazón. No lo entienden porque o no se lo explicaron bien, sea por falta de preparación o bien por andar en otras religiones o sectas que lo que hacen es confundir y crear un  mar de preguntas que la religión católica puede contestar, pues es la verdadera Iglesia fundada por Jesucristo sobre el apóstol Pedro.
2.      Semilla que cayó en  piedra: Jesús dice “que estos son los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto pero no tienen la raíz suficiente y no permanecen firmes” (Mt 13,20-21). Al anterior fue el maligno quien le arrebato la palabra del Señor a través de sus trampas, a este se la arrebato fue la inconstancia, la cobardía, la pereza.
3.      Semilla que cayó entre espinas: Representa a los que oyen el mensaje, pero los negocios de esta vida les preocupan demasiado y el amor por las riquezas los engaña, todo esto ahoga el mensaje y no le deja dar fruto (Mt 13,22). En 1ra de Timoteo 6,10 dice “que el amor al dinero es la raíz de toda clase de males y hay quienes por codicia se han desviado de la fe”. Este tipo de oyente confía en sus riquezas más no en la palabra del Señor, son más importantes sus bienes, casas, carros, que toda la riqueza inagotable que se encuentra en la Santa Biblia.
4.      Semilla sembrada en buena Tierra: Representa a los que oyen el mensaje y lo entienden y dan una buena cosecha (Mt 13,23 ),  aquel que escucha y pone en práctica la palabra del Señor ese le será grato y será mirado con buenos ojos. San Agustín en sus confesiones 10,26 dice “El buen siervo de Dios es el que se preocupa menos de oír lo que quiere, que de querer lo que de Dios oyere”. Hay que preocuparse solamente por saber que es lo que Dios quiere de nosotros, debemos escuchar atentamente su palabra para de esta manera empezar a dar fruto, no sentir miedo ni temor de predicar, puesto que no hacerlo es sentir pena, duda, vergüenza de nuestro Señor y el que teniéndolo todo vino a la tierra sin nada solo con una Madre, un Padre y las ganas de morir por todos nosotros para poder cargar con todos nuestros pecados.


Recomiendalo:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Deja tus comentarios

 
Design by Grupo Delecluse | Publicado por Orlando Carmona | Powered by www.orlandocarmona.com.ve El lugar que se encuentra en misión permanente.
© Copyright 2012-2013  LA WEB DE ORLANDO CARMONA All Rights Reserved.