LAS DOS TENDENCIAS CON RESPECTO A LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR EN EL SÍNODO

jueves, 9 de octubre de 2014

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El Sínodo extraordinario sobre la familia afronta plenamente la cuestión de los divorciados que se han vuelto a casar. Siguiendo el orden del “Instrumentum laboris”, el documento base, los padres sinodales se ocuparon del tema (que ya había surgido en las discusiones anteriores) a partir de ayer por la tarde. 

En el aula, ha habido un «“crescendo” de participación, pasión e involucración», explicó el padre Federico Lombardi, director de la Sala de prensa vaticana, y se delinearon dos líneas: una a favor y la otra en contra de la admisión, en ciertos casos, a la comunión; ambas, como sea, fieles a las enseñanzas de Jesús, tanto en relación con la misericordia como en relación con la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Todavía no es momento para hacer cálculos oficiales, subrayó Lombardi: en el Sínodo no se hacen cuentas.

Surgieron, pues, dos líneas, dijo Lombardi en la rueda de prensa cotidiana: una que «dice con mucha decisión que el anuncio del Evangelio sobre el matrimonio exige, si el vínculo es válido, que no sea válida la admisión a los sacramentos, por coherencia de la doctrina con la fidelidad a las palabras del Señor»; la otra, en cambio, recuerda que «Jesús ve las situaciones vividas desde la clave de la misericordia» y «sale al encuentro» de las «diferentes situaciones específicas», por lo que se ha llegado a plantear la hipótesis de, en ciertos casos, permitir el acceso a la Eucaristía. De cualquier manera, indicó Lombardi, «las personas más preocupadas por la doctrina no son ajenas a los sufrimientos de las personas en dificultades» y los que proponen la apertura «no niegan de ninguna manera la indisolubilidad del matrimonio».

Estas dos tendencias se pueden apreciar en la síntesis de las discusiones de ayer por la tarde y hoy por la mañana, difundida hoy por la Sala de prensa de la Santa Sede y en la que no se indica quién afrontó cuál argumento. Durante el debate de ayer, «se insistió con fuerza en que es necesaria una actitud de respeto hacia los divorciados que se han vuelto a casar, porque, a menudo, viven situaciones de disgusto o injusticia social, sufren en silencio y tratan, en muchos casos, mediante un recorrido gradual, de llegar a participar más plenamente en la vida eclesial. La pastoral debería ser, pues, no represiva, sino totalmente misericordiosa». Durante la discusión libre de ayer por la tarde se dijo que «es importante evitar atentamente dar un juicio moral, hablar de “estado permanente de pecado”, y tratar, por el contrario, de hacer comprender que la no admisión al sacramento de la Eucaristía no cancela completamente la posibilidad de la gracia de Cristo y que se debe, más bien, a la situación objetiva de la permanencia de un vínculo sacramental indisoluble anterior. Con esta óptica, se insitió en varias ocasiones en la importancia de la comunión espiritual. De cualquier manera, se insistió en que estas propuestas también manifiestan límites y que no hay soluciones “fáciles” a estas problemáticas». Hoy por la mañana el debate retomó la «cuestión del acceso al sacramento de la Eucaristía para los divorciados que se han vuelto a casar». Se subrayó la indisolubilidad del matrimonio, pero también se afirmó que «hay que ver cada uno de los casos». Se recordó nuevamente que el hecho de que los divorciados que se han vuelto a casar no puedan comulgar no quiere decir que no pertenezcan a la comunidad eclesial.

Según Lombardi, no se puede hablar de mayorías o minorías, porque «en el Sínodo no se hacen cuentas» y «es absolutamente imposible hacer cuentas según las intervecniones», puesto que el Sínodo está llevando a cabo su recorrido de «conocimiento recíproco» y todos escuchan respetuosa e interesadamente. Entre ayer y hoy, aclaró el padre Thomas Rosica, responsable de la comunicación para los periodistas de lengua inglesa, «las intervenciones fueron intensas, bellas y vividas», y los padres sinodales hablaron dirigiéndose «no solo a la mesa de la presidencia, sino directamente a los demás padres sinodales».



Participó también en la rueda de prensa el cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, quien explicó que son tres las hipótesis que está estudiando la comisión creada por Papa Francisco en agosto (presidida por mons. Pio Vito Pinto) «para tratar de hacer más simple y veloz del procedimiento para las nulidades matrimoniales»: «la anulación de la doble sentencia conforme», actualmente en vigor, la anulación de la petición de un «juez colegiado» y el procedimiento administrativo, es decir la anulación erogada directamente por el obispo local en el caso de que el matrimonio sea «ciertamente nulo» y el obispo lo conozca y tenga la certeza de su credibilidad. No se trata, pues, de introducir el divorcio católico.
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