LO QUE VALE MÁS ES LO DEL POBRE

miércoles, 4 de noviembre de 2015

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El texto Mc 12,41-44 es una de las pocas piezas del material de los Evangelios que aparece solamente en Marcos y Lucas .El relato de Lucas da la impresión de ser un breve resumen de Marcos, y no mucho más.
El texto se inicia con Jesús sentado  frente al “arca del tesoro” (γαζοφυλακίουv gr gazofulákíoun) mirando como las personas echaban las monedas, muchos ricos echaban mucho. Pero llegó una viuda “pobre” (πτωχὴ gr. ptoché. También denota mendigo, pordiosero) que echó “dos lepta” (δύο λεπτὰ) o sea un cuadrante. Jesús estaba sentado cerca de la entrada atrio de las mujeres donde se encontraban alrededor del  atrio había una columnata simple, y dentro de ella, contra la pared, estaban los trece cepillos o «trompetas» donde se depositaban las contribuciones caritativas. Estos  trece cepillos eran estrechos en la boca y anchos abajo, con una forma como de trompeta, de donde les viene su nombre. Nueve de ellos eran para recibir lo que era legalmente debido por  los adoradores, y los otros cuatro eran para dones estrictamente voluntarios. El  objeto  específico de cada  uno  estaba cuidadosamente  inscrito  sobre los mismos. La  trompeta  1 y 2 servían para la recaudación del tributo de medio siclo para el año corriente y el anterior. En la trompeta 3, aquella  mujeres  que  tenían que  traer tórtola  para una ofrenda para holocausto y para ofrenda por el pecado echaban su equivalente en dinero, el cual  e  acaba cada día, sacrificándose una cantidad correspondiente de  tórtolas. Esto no sólo ahorraba el trabajo de tantos sacrificios individuales  sino que guardaba el anonimato de aquellas que no quisieran dar a conocer públicamente la ocasión o la circunstancias de su ofrenda. Fue en esta trompeta que María la madre de Jesús  debe haber echado el dinero que valía su ofrenda (Lc 2,22, 24) cuando el anciano Sin1eón tomó al Salvador  recién nacido «en brazos, y  bendijo a Dios». La trompeta 4  recibía  similarmente el valor de  las ofrendas de jóvenes pichones. En la  trompeta 5 se recogían contribuciones para la leña  empleada  en el templo; en la trompeta 6 para el incienso, y en la trompeta 7  se depositaban dones para los vasos de oro para el ministerio. De manera similar, la  trompetas 9, 10, 11, 12 y 13 estaban destinadas a lo que quedaba de las ofrendas  por la culpa, ofrendas de aves , las ofrenda  de  lo  nazareo ,de los leprosos purificados  y para la  ofrendas voluntarias.  Pero había  también una cámara del tesoro especial a  la que en cierta  ocasiones  llevaban  el contenido de  los trece cepillos  ; y, además, lo que recibía el nombre de «una cámara de los silenciosos», donde devotas personas  depositaban dinero  secretamente que después se empleaba de manera reservada para  la  educación ele los hijos de  los pobres piadosos. Es probable que fuera en irónica alusión a  la forma y nombre de esto  cepillos para las ofrendas que el Señor, empleando  la palabra  «trompeta»,  describe  la conducta de aquellos que,  en  su acción de  dar  limosna, buscaban gloria  de  parte  de  lo  hombre, como «sonando trompeta» delante de ellos (Mt  6,2).
Valor de las dos monedas: Dos  leptas  son moneditas de cobre que valían un cuadrante que es 1/64 de un denario. Un denario era el salario diario de un obrero que trabajaba de sol a sol. Eran un poco menos de 11 horas de trabajo sin contar la pausa para la comida. En una aproximación podemos considerar el valor de dos leptas a diez minutos de trabajo. En el mundo hebreo no es forzado llegar a esta conclusión: el valor, de  10 minutos  de trabajo  puede tener un sentido simbólico que propone la mística cabalística. La viuda echó la tabla de la  ley, los diez mandamientos, porque la Torah,  que tenía que ser la vida de los débiles se transformó en muerte. Si profundizamos la simbología hebrea llegamos a la siguiente conclusión: el número 10 es la relación del 1 con el 0, del 1 divino (la unidad en Dios) con el 0 como totalidad humana de la Torah.
Lo que vale más es lo del pobre: Jesús llama a sus discípulos y les dice: “Esa viuda, que es pobre, ha echado en la caja más que nadie, se lo aseguro.  Porque todos han echado de lo que les sobra, mientras que ella ha echado de lo que le hace falta, todo lo que tenía para vivir”. Jesús  convoca  a  los  discípulos,  que no habían comprendido  su exigencia de dejar la riqueza (10,23-26). Les enseña a  interpretar los hechos: compara el comportamiento de los ricos y el de la viuda pobre. Enuncia una paradoja: lo  que  es menos vale más,  lo poco del pobre vale más que lo mucho del rico. La  viuda representa  al  Israel  fiel  a Dios.  Los  discípulos,  en cambio, estiman más la gloria que la entrega. Cuando se trató el tema de la riqueza, ellos se extrañaron de la exigencia de Jesús al  rico y  se preguntaban: «Entonces,  ¿quién  puede  subsistir?»  (10,26);  la  respuesta  que  les  dio Jesús:  “Con Dios todo es posible”  (10,27),  es la que se hace patente en el comportamiento de la viuda, que da todo  lo  que  tenía  para  vivir. Esta confianza  equivale  a  la  del  discípulo  (10,21:  «tendrás  en Dios  tu  tesoro»). En ella, no en el esplendor, está la verdadera gloria de Israel.


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