Mañana recordamos a San Agustín y es
por ello que he querido hablar de este gran santo que fue obispo y Doctor de la
Iglesia. Nació en el año 354 en Tagaste
(actual Argelia). Su padre fue Patricio, un pagano bien acomodado y que se convirtió
al final de su vida. Su madre fue Santa Mónica que nació en el año 332 y que
envida oraba incansablemente por la conversión de su hijo y su esposo, fue una
madre que derramó muchas lagrimas.
San Agustín tuvo un hijo en el año 372
llamado Adeodatus que poseía una mente extraordinaria y era el orgullo de su
padre. Muere en el decimosexto año de su vida.
A través de la poderosa intercesión de
su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San Agustín. El mismo
comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los sermones de San
Ambrosio en el Cristianismo. Asimismo, leyó la historia de la conversión de un
gran orador pagano, además de leer las epístolas de San Pablo, lo cual tuvo un
gran efecto en el para orientar su corazón hacia la verdad de la fe Católica.
Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó
a Dios, “Hazme puro … pero aún no” (Confesiones, Capítulo 8).
Un día cuando San Agustín estaba en el jardín
orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño
cantándole: “Toma y lee; toma y lee” (Confesiones, Capítulo 8). Con ello, el se
sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su
vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos
capítulo 13:13-14: “nada de comilonas y
borracheras; nada de lujurias y desenfrenos … revestíos más bien del Señor
Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.”
Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante el
estuvo firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida.
Esto sucedió en el año 386. Al año siguiente, 387, San Agustín fue bautizado en
la fe Católica. Poco después de su bautismo, su madre cayó muy enferma y
falleció poco después de cumplir 56 años, cuando San Agustín tenía 33. Ella le
manifestó a su hijo que no se preocupara acerca del lugar en donde sería
enterrada, sino que solo la recordara siempre que acudiera al altar de Dios.
Estas fueron unas palabras preciosas evocadas desde el corazón de una madre que
tenía una profunda fe y convicción.
Luego de la muerte de su madre, San
Agustín regresó al África. El no deseaba otra cosa sino la vida de un monje –
vivir un estilo de vida silencioso y monástico. Sin embargo, el Señor tenía
otros planes para el. Un día San Agustín fue a la ciudad de Hipona en África, y
asistió a una misa. El Obispo, Valerio, quien vio a San Agustín allí y tuvo
conocimiento de su reputación por su santidad, habló fervientemente sobre la
necesidad de un sacerdote que lo asistiera. La congregación comenzó de esa
manera a clamar por la ordenación de San Agustín. Sus plegarias pronto fueron
escuchadas. A pesar de las lágrimas de San Agustín, de su resistencia y de sus
ruegos en oposición a dicho pedido, el vio en todo esto la voluntad de Dios. Luego
dio lugar a su ordenación. Cinco años después fue nombrado Obispo, y durante 34
años dirigió esta diócesis. San Agustín
brindó generosamente su tiempo y su talento para las necesidades espirituales y
temporales de su rebaño, muchos de los cuales eran gente sencilla e ignorante.
El mismo escribió constantemente para refutar las enseñanzas de ese entonces,
acudió a varios consejos de obispos en Africa y viajó mucho a fin de predicar
el Evangelio. Pronto surgió como una figura destacada del Cristianismo.
El amor de San Agustín hacia la verdad
a menudo lo llevo a controversias con diversas herejías. Por ejemplo, las
principales herejías contra las cuales habló y escribió fueron las de los
Maniqueos, de cuya secta había pertenecido anteriormente; de los cismáticos
Donatistas que se habían apartado de la iglesia; y, durante los veinte años
restantes de su vida, contra los Pelagianos, que exageraban la función del
libre albedrío para hacer caso omiso a la función de la gracia en la salvación
de la humanidad. San Agustín escribió mucho acerca de la función de la gracia
en nuestra salvación, y más adelante obtuvo el título de doctor de la Iglesia
especialmente debido a sus intervenciones con los Pelagianos. En esta línea, el
mismo escribió mucho también acerca del pecado original y sus efectos, del
bautismo de niños pequeños y de la predestinación.
En 430 San Agustín se enfermó y
falleció el 28 de agosto de ese mismo año. Su cuerpo fue enterrado en Hipona, y
fue trasladado posteriormente a Pavia, Italia. San Agustín ha sido uno de los
más grandes colaboradores de las nuevas ideas en la historia de la Iglesia
Católica. El es un ejemplo para todos nosotros – un pecador que se hizo santo y
que nos da esperanza a todos. San Agustín es actualmente uno de los treinta y
tres doctores de la Iglesia. Su fiesta se celebra el 28 de agosto.
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