El
evangelio de Lucas (13,22-30) nos narra la cantidad de personas que obtienen la
salvación. La perícopa de Lc forma una unidad lógica. Los versículos 22,23 son
propios del evangelista proceden de la
fuente “L”. Los v.24-29 tienen cierto paralelismo con Mateo, variando en
algunos casos. El v. 24 tiene cierta relación con Mt 7,13-14, los v.25-27
recogen algunos aspectos de Mt 25,10-12 referente a la parábola de las diez
doncellas, los v. 28-29 guardan estrecho paralelismo con Mt 8,11-12 y el v.30
es el conclusivo de la perícopa.
El
texto se inicia con una pregunta “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (Lc
13,23). La pregunta dirigida a Jesús es comprensible porque en el judaísmo no
había unanimidad con respecto al número que se salvan. Una corriente sostenía que se salvaban todos los
israelitas, con excepción de algunos pecadores extraordinarios, y otra corriente sostenía que son muchos los
que se pierden y pocos los que se salvan (cf. Esd 4). La respuesta de Jesús
aunque parece irse por la tangente es bastante clara y dice el tipo de persona
que se salvará “Luchad por entrar por la puerta estrecha, os digo, muchos
pretenderán entrar y no podrán” (Lc 13,24). Jesús aprovecha la pregunta para
hacer una exhortación. Lo importante no es el número de los que se salven.
Jesús les exhorta para que tomen el camino correcto y para ello es necesario
“esforzarse y luchar” (gr. agon) porque la puerta es estrecha.
Los
v. 25-27 nos habla de una “puerta cerrada” pero solamente para aquellos que
escogieron el camino de la perdición de la iniquidad. Hay un tiempo para
recibir a los invitados. Pasado este tiempo, el dueño de la casa se levanta y
cierra definitivamente la puerta, queriendo entrar no podrán, porque el dueño
les dirá que no los conoce. El dueño de la casa es identificado con Jesús y no
con Dios como parece ser el pasaje de Mt 25,10-12, ya que los que se dirigen al
dueño de la casa han “comido y bebido”
con él. El pueblo de Israel ha estado junto a Jesús y todavía no lo han
reconocido como el Mesías. Hoy más de 2000 mil años todavía muchos no creen en
su venida victoriosa.
El
v. 29 es bien fuerte ya que Jesús afirma que “vendrán de oriente y occidente,
del norte y el sur, y se pondrán a la mesa en el reino de Dios”. Jesús afirma
categóricamente que su reino ya es para todos, incluso para los paganos y son
excluidos muchos que lo conocieron y no creyeron en él.
La
perícopa se termina con un legión, sobre la inversión del orden de la salvación
“hay últimos serán los primeros y hay primeros que serán últimos” (Lc 13,30).
Los “primeros” son los judíos, por su historia y privilegios como pueblo de
Dios, ahora pierden su puesto. Los últimos son los gentiles que muchos han
creído en Jesús.
ACTUALIZACIÓN
Este
texto es particularmente clave para aquellos que dicen que solamente se salvarán
una cierta cantidad de personas. El mismo Jesús ni dio cifras, ni tampoco le
prestó importancia a la cantidad sino más bien a la “calidad” de personas que
entraran en el reino de Dios. Serán todos aquellos que han hecho la voluntad de
Dios, los que han amado sin reservas, que han sido testimonio de misericordia,
que han sido pilares fundamentales en su familia.
Para
pertenecer al selecto grupo de los que formarán la patria celestial es
necesario esforzarse y luchar por hacer un mundo donde reine la paz y no la
violencia, se debe hacer más habitable el planeta que parece encenderse cada
día más en fuegos de ira hacia el hermano.
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