El
texto de Mateo (24,37-44) forma parte del discurso escatológico del capítulo
24. Mateo depende de “Q”, excepto en los vv. 36.42 que proceden de Mc (cf. Mc
13,32-37; Lc 17, 26-36).
El
texto se inicia firmando que “la llegada
del Hijo del Hombre será como en los tiempos de Noé, en aquellos días
anteriores al diluvio que la gente comía y bebía y se casaban, hasta que Noé se
metió en el arca. Y ellos no entraron hasta que vino el diluvio y se los llevó
a todos” (Mt 24,37-39). El diluvio
vino porque la vida humana estaba corrompida (Gen 6,11-12). Mateo parece obviar
la razón este detalle. Noé aparece 8 veces en el NT (Mt 24,37.38; Lc 3,36;
17,26.27; Hb 11,7; 1Pe 3,20; 2Pe 2,5). En “Lc 17,26-30 son comparadas la
despreocupación y la obstinada liviandad de los contemporáneos de Noé y de los
sodomitas con la manera de proceder de los hombres en la época inmediata antes
del día del Hijo del hombre (Lc 17,22). En Mateo, en cambio, va desplazado el
acento del tráfago humano a la aparición misma de la parusía, lo que hace
surgir cierta irregularidad lógica en los v. 37 y 39, ya que el cotejo de los
días de Noé con el acontecimiento de la venida del Hijo del hombre no resulta
del todo adecuado. Por otra parte, Lc 17,28s.32 tenía que ser suprimido en
Mateo, ya que en su contexto no debe servir para ilustrar la frivolidad y la
ceguera de los hombres en los últimos días, sino la venida súbita e inesperada
del día del juicio”1.
Los
vv. 40-41 hablan de dos hombres del campo y dos mujeres moliendo, a cada uno de ellos se lo llevarán y a otro lo dejarán. En sus
actividades no hay nada que los distinga, si en su actitud, uno forma parte de
los prevenidos y el otro es de los conocedores de la venida del reino, por lo
tanto trabaja pero esta prevenido.
Los
vv. 42-44 nos dice Jesús: “estén preparados
porque no saben el día que llegará su Señor…llegará cuando menos lo esperen”.
Muchos se han preguntado ¿Pero como estoy preparado? La respuesta nos la da San
Pablo en su primera carta a los Tesalonicenses (Nota: Esta carta es el primer
escrito del Nuevo Testamento, compuesto en el año 51, en Corinto), nos dice: “Por lo tanto, no durmamos como los demás,
sino vigilemos y seamos sobrios. Los que duermen lo hacen de noche, y los que
se emborrachan también. Nosotros en cambio, que somos del día, permanezcamos
sobrios, revestidos con la coraza de la fe y el amor, y con el casco de la esperanza
de la salvación” (1 Tes 5,6-8).
Es
inútil saber la llegada del Hijo de Dios, lo que sí es cierto es que vendrá
y será cuando menos lo esperemos, por lo
tanto estemos vigilantes, llenos de fe y amor, pero también de esperanza en que
un día estaremos con nuestro Señor Jesucristo.
ACTUALIZACIÓN
La
llegada del Hijo del Hombre es pronosticada por muchos falsos profetas e
inclusive muchos se han proclamado ser el enviado de Dios. El Señor nos dice
que “el día y la hora, no los conoce nadie, ni los Ángeles del cielo ni el
Hijo, sólo lo conoce el Padre” (Mt 24,36). Es necesario pensar en el día final
y como “yo” estoy preparado para ese gran día. Solamente necesitamos dos
requisitos esenciales para estar preparados; fe y amor. Fe en que el día vendrá
y amor por todos, porque es el mandamiento único de Nuestro Señor Jesucristo.
1. SCHMID, Josef, El Evangelio Según San Mateo, Herder,
Barcelona 1973, 1ra Edición, p 490
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