Tenemos
la suerte de saber, por el evangelio, lo que hizo Jesucristo cada uno de los
días de esta semana. Aquí lo tienes. Es la semana más importante de todo el
año. Con cada cosa que hizo y dijo, nos quiso enseñar. Habla con Él de eso.
El
jueves, viernes y domingo hay Oficios; aunque el jueves y el viernes no es
obligatoria la asistencia, ojalá puedas ir los tres días.
LUNES SANTO (30 de Marzo)
¿Qué
hizo hoy Jesús? Jesús ha dormido en el pueblo de Betania, en la casa de Lázaro,
Marta y María, sus mejores amigos. A media mañana sube andando a Jerusalén, que
está a unos cuatro kilómetros. En el camino, como es la hora de comer tiene
hambre. Se acerca a una frondosa higuera, llena de hojas, pero en la que no hay
higos, entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va al
templo y lo encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a
latigazos, pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios.
Por la tarde pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de
oración, y vuelve a pie a Betania.
A
lo mejor Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él esperaba. Pídele perdón.
¿Tratas con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te comportas en Misa, en el
Oratorio, o en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones? Cuando oyes
blasfemias, ¿pides perdón a Dios interiormente?
Fíjate
como Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato de oración como tú ahora. No
lo dejes ningún día, aunque sea unos pocos minutos.
MARTES SANTO (31 de Marzo)
Jesús
vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el
templo, profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús
les anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos
aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por
ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en
una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida.
Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en
tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará
porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus
soldados, y fue gravemente herida.
No
tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres
lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras
quieras.
MIÉRCOLES SANTO (1 de Abril)
Jesús
se queda en Betania. Simón, el leproso que había sido curado por Jesús, invita
al Señor a comer en su casa, por lo agradecido que le estaba. Mientras están
comiendo, entra en la casa una mujer del pueblo llamada María; rompe un frasco
de perfume carísimo y lo echa a los pies del Señor. Los besa y los seca con sus
cabellos. A Jesús le gustó ese detalle de cariño.
Es
entonces cuando Judas busca a los jefes del pueblo judío y les dice: "¿Qué
me dais si os lo entrego?". Ellos se alegraron y prometieron darle dinero.
¿Eres
agradecido como Simón por las veces que a ti también te he curado de tus
pecados? Cada vez, después de confesarte, dale gracias por haberte perdonado.
A
Jesús le gustará que hoy tengas algún detalle de cariño con Él, como María.
Piensa ahora uno concreto y regálaselo ya.
JUEVES SANTO (2 de Abril)
La
última Cena. Por la mañana de¡ Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar
la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies
uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su
Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en
adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para
entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos.
Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó
Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso
y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo
Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.
Hazle
tú hoy compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle
nunca, y de visitarle con frecuencia en el sagrario.
VIERNES SANTO (3 de Abril)
Hoy
muere. Al amanecer del viernes, le juzgan. Tiene sueño, frío, le han dado
golpes. Deciden condenarle y lo llevan a Pilatos. Judas, desesperado, no supo
volver con la Virgen y pedir perdón, y se ahorcó. Los judíos prefirieron a
Barrabás. Pilatos se lava las manos y manda crucificar a Jesús. Antes, ordenó
que le azotaran. La Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con
el látigo. Después, le colocan una corona de espinas y se burlan de Él. Jesús
recorre Jerusalén con la Cruz. Al subir al Calvado se encuentra con su Madre.
Simón le ayuda a llevar la Cruz. Alrededor de las doce del mediodía, le
crucificaron. Nos dio a su Madre como Madre nuestra y hacia las tres se murió y
entregó el espíritu al Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una
lanza. Por la noche, entre José de Arimatea y Nicodemo le desclavan, y dejan el
Cuerpo en manos de su Madre. Son cerca de las siete cuando le entierran en el
sepulcro.
¡Dame,
Señor dolor de amor! Ojalá lleves en el bolsillo un crucifijo y lo beses con
frecuencia.
SÁBADO SANTO (4 de Abril)
Jesús
ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin
vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto
para redimirnos.
Estamos
tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que
resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.
Pasa
el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el
propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN (5 de
Abril)
En
cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba
enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van
corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha
resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora
entienden que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en
una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y
discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a
encontrarse con el Señor.
Desde
entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy
estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.
Como
Pedro y Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que
Jesús ha resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.
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