El
texto Mc 12,41-44 es una de las pocas piezas del material de los Evangelios que
aparece solamente en Marcos y Lucas .El relato de Lucas da la impresión de ser
un breve resumen de Marcos, y no mucho más.
El
texto se inicia con Jesús sentado frente
al “arca del tesoro” (γαζοφυλακίουv gr gazofulákíoun) mirando como las personas
echaban las monedas, muchos ricos echaban mucho. Pero llegó una viuda “pobre”
(πτωχὴ gr. ptoché. También denota mendigo, pordiosero) que echó “dos lepta”
(δύο λεπτὰ) o sea un cuadrante. Jesús estaba sentado cerca de la entrada atrio
de las mujeres donde se encontraban alrededor del atrio había una columnata simple, y dentro de
ella, contra la pared, estaban los trece cepillos o «trompetas» donde se
depositaban las contribuciones caritativas. Estos trece cepillos eran estrechos en la boca y
anchos abajo, con una forma como de trompeta, de donde les viene su nombre. Nueve
de ellos eran para recibir lo que era legalmente debido por los adoradores, y los otros cuatro eran para
dones estrictamente voluntarios. El
objeto específico de cada uno
estaba cuidadosamente inscrito sobre los mismos. La trompeta
1 y 2 servían para la recaudación del tributo de medio siclo para el año
corriente y el anterior. En la trompeta 3, aquella mujeres
que tenían que traer tórtola
para una ofrenda para holocausto y para ofrenda por el pecado echaban su
equivalente en dinero, el cual e acaba cada día, sacrificándose una cantidad
correspondiente de tórtolas. Esto no
sólo ahorraba el trabajo de tantos sacrificios individuales sino que guardaba el anonimato de aquellas
que no quisieran dar a conocer públicamente la ocasión o la circunstancias de
su ofrenda. Fue en esta trompeta que María la madre de Jesús debe haber echado el dinero que valía su
ofrenda (Lc 2,22, 24) cuando el anciano Sin1eón tomó al Salvador recién nacido «en brazos, y bendijo a Dios». La trompeta 4 recibía
similarmente el valor de las
ofrendas de jóvenes pichones. En la
trompeta 5 se recogían contribuciones para la leña empleada en el templo; en la trompeta 6 para el
incienso, y en la trompeta 7 se depositaban
dones para los vasos de oro para el ministerio. De manera similar, la trompetas 9, 10, 11, 12 y 13 estaban
destinadas a lo que quedaba de las ofrendas
por la culpa, ofrendas de aves , las ofrenda de
lo nazareo ,de los leprosos
purificados y para la ofrendas voluntarias. Pero había
también una cámara del tesoro especial a
la que en cierta ocasiones llevaban
el contenido de los trece cepillos ; y, además, lo que recibía el nombre de «una
cámara de los silenciosos», donde devotas personas depositaban dinero secretamente que después se empleaba de
manera reservada para la educación ele los hijos de los pobres piadosos. Es probable que fuera en
irónica alusión a la forma y nombre de
esto cepillos para las ofrendas que el
Señor, empleando la palabra «trompeta»,
describe la conducta de aquellos
que, en
su acción de dar limosna, buscaban gloria de parte de
lo hombre, como «sonando
trompeta» delante de ellos (Mt 6,2).
Valor de las dos monedas:
Dos leptas son moneditas de cobre que valían un
cuadrante que es 1/64 de un denario. Un denario era el salario diario de un
obrero que trabajaba de sol a sol. Eran un poco menos de 11 horas de trabajo
sin contar la pausa para la comida. En una aproximación podemos considerar el
valor de dos leptas a diez minutos de trabajo. En el mundo hebreo no es forzado
llegar a esta conclusión: el valor, de
10 minutos de trabajo puede tener un sentido simbólico que propone
la mística cabalística. La viuda echó la tabla de la ley, los diez mandamientos, porque la
Torah, que tenía que ser la vida de los
débiles se transformó en muerte. Si profundizamos la simbología hebrea llegamos
a la siguiente conclusión: el número 10 es la relación del 1 con el 0, del 1
divino (la unidad en Dios) con el 0 como totalidad humana de la Torah.
Lo que vale más es lo del pobre:
Jesús llama a sus discípulos y les dice: “Esa
viuda, que es pobre, ha echado en la caja más que nadie, se lo aseguro. Porque todos han echado de lo que les sobra,
mientras que ella ha echado de lo que le hace falta, todo lo que tenía para
vivir”. Jesús convoca a
los discípulos, que no habían comprendido su exigencia de dejar la riqueza (10,23-26).
Les enseña a interpretar los hechos:
compara el comportamiento de los ricos y el de la viuda pobre. Enuncia una
paradoja: lo que es menos vale más, lo poco del pobre vale más que lo mucho del
rico. La viuda representa al
Israel fiel a Dios.
Los discípulos, en cambio, estiman más la gloria que la
entrega. Cuando se trató el tema de la riqueza, ellos se extrañaron de la
exigencia de Jesús al rico y se preguntaban: «Entonces, ¿quién
puede subsistir?» (10,26);
la respuesta que
les dio Jesús: “Con Dios todo es posible” (10,27),
es la que se hace patente en el comportamiento de la viuda, que da
todo lo
que tenía para
vivir. Esta confianza
equivale a la
del discípulo (10,21:
«tendrás en Dios tu
tesoro»). En ella, no en el esplendor, está la verdadera gloria de
Israel.
Contenido escrito en el libro" El Templo", de Alfred Edersheim
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