El
texto de Mc 8,27-37 se puede dividir en dos partes: La confesión de Pedro (Mc
8,27-30) y El primer anuncio de la Pasión y Resurrección (Mc 8,31-37).
Mc,
lo mismo que Lc, sólo traen en este lugar el relato que hacen los apóstoles
sobre quién dicen las gentes que sea él, y la confesión de Pedro proclamando
que Jesús es “el Cristo,” el Mesías. Ambos traen también la prohibición que les
hace para que no digan que él es el Cristo. Mira siempre a evitar exaltaciones
mesiánicas prematuras.
Aunque
en diversas escenas anteriores, relatadas por Mc, los “endemoniados” lo
proclaman Mesías, en los apóstoles se ve un retraso en su comprensión. Puede
ser que haya escenas “anticipadas” o a las que se les haya prestado un
contenido posterior, ya que, en los “endemoniados,” el objetivo directo es la
supremacía de Cristo sobre los demonios, con lo que el mesianismo se presenta
en Israel: así al reconocerlo ellos y vencerlos, se acusaba, literariamente,
aún más su triunfo.
V.27.
Mc sitúa esta escena cuando Cristo se dirige “a las aldeas de Cesárea de
Filipo,” pero “en el camino.” Mt es más vago; Lc, en cambio, precisará aún más
(Lc 9,18).
V.29.
Pedro proclama a Jesús diciendo: σὺ εἶ ὁ Χριστός “Tú eres el Cristo.”
Comparando esta fórmula con la de Mt-Lc, se ve que ésta es la fórmula más
primitiva.
Jesús
les empieza a explicar muy “claramente” (παρρησίᾳ gr. parresía) todo lo que él tenía
que padecer, iba a ser rechazado, y lo peor es la muerte que le espera, pero una
muerte que no es definitiva ya que vencerá la misma al resucitar a los tres
días. Sin embargo uno de sus discípulos no había entendido las palabras de
Jesus, Pedro llevándose aparte a Jesús empieza a “reprenderlo” (ἐπιτιμᾶν
gr.epitiman), sin embargo Jesús le responde: “Quítate de mi Satanás”. Todo
aquel que vaya en contra de los planes de Dios forma parte del lado enemigo, es
por eso que Jesús lo llama Satanás porque sus pensamientos son como los
hombres.
Jesús
a pesar del disgusto causado por Pedro sigue predicando, llama a la gente y a
sus discípulos para decirles que el que quiera venir “detrás” (ὀπίσω gr. opíso)
de él debe “negarse” (ἀπαρνησάσθω gr. aparnesástho. Denota negar completamente
a una persona que se conoce), debe cargar con su cruz y seguirlo. La vida nos
esta dada para donarla, eso mismo les dice Jesús:”Porque quien quiera salvar su
vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la
salvará”.
El
V.36 es un llamado a dejar de lado las cosas materiales, las mismas son
pasajeras, por eso Jesús les advierte:
“De que aprovechará el hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma”. Dos
palabras son importantes en este versículo para contextualizar el mismo. La
palabra “aprovechará”( ὠφελήσει gr. ofelései. Denota también beneficiar), y la
palabra “ganare” (κερδήσῃ gr. kerdése viene de kerdaíno que significa triunfar,
ganar, lucrar, tributo).
ACTUALIZACIÓN
Quien
se libera del hombre viejo y de sus obras reniega de sí mismo y puede decir: «
Ya no soy yo el que vive, sino que es Cristo quien vive en mí»; toma, en
efecto, su cruz y es un crucificado para el mundo. Y el que ha crucificado en
sí mismo el mundo, ése sigue al Señor crucificado. Pedro, que se escandalizó
con el anuncio de la muerte del Señor, fue regañado severamente por el mismo
Jesús: de este modo, los discípulos se vieron invitados a renegar de sí mismos,
a tomar su cruz y a seguir al Maestro con el ánimo de quien se encuentra
siempre en peligro de muerte.
Perdóname,
Señor Jesús, cuando expreso mi fe sólo de palabra, cuando me refugio en el
escondite del «así hacen todos», en vez de saborear los espacios abiertos de
tus caminos, a lo largo de los cuales se experimenta la alegría de dar la vida
por los hermanos.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tus comentarios