En el libro del Deuteronomio 10,12-13 se nos dice que
Dios le hace una serie de exigencias al pueblo de Israel para que le vaya bien
en todo lo que haga. Dicho mandato no ha perdido actualidad y hoy también Dios
nos dice lo mismo a todas las personas para que sus beneficios puedan venir a
nosotros.
Son cuatro las exigencias que Dios le hace al pueblo de
Israel, del cumplimiento de esos mandatos se cultivará una relación especial
con él:
1. Que “respetes”
al Señor (leyirah לְ֠יִרְאָה” del verbo יָרֵא “yaré” Cuando se usa con relación a una persona de alto
rango, “yare” connota «temor reverente». Es más que simple temor; es la actitud
con que una persona reconoce el poder y la condición de la persona a la que se
reverencia y se le rinde el debido respeto. Con este significado, la palabra
puede implicar sumisión en una debida relación ética con Dios).
2. Que “sigas”
todos sus caminos (laleket לָלֶ֤כֶת” del
verbo halak seguir, caminar, andar, ir).
3. Que “sirvas” al
Señor tu Dios (velaavod וְלַֽעֲבֹד֙ del verbo abad «servir, cultivar, esclavizar, trabajar» El
verbo se usa por primera vez en Gn 2,5 “Ni había hombre para cultivarla”. Para entablar con Dios una amistad hay que cultivarla, trabajarla).
4. Que “guardes” sus preceptos (lishmor לִשְׁמֹ֞ר del verbo shamar «guardar, atender,
proteger, retener». Shamar quiere
decir «guardar» en el sentido de atender o cuidar. Dios puso a Adán «en el
huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase» Gn 2,15 : primer uso en la
Biblia). El término tiene además la acepción de «guardar» en el sentido de
«proteger» o «atender». David, con ironía, reprende a Abner por no proteger a
Saúl (1Sa 26,15): «¿No eres tú un hombre? ¿Quién hay como tú en Israel? ¿Por
qué, pues, no has guardado al rey, tu señor?»).
Al final del v.13 dice que los que c los mandatos
del Señor son “para bien” . La palabra לְט֖וֹב
letov viene del verbo tob que signica bueno; favorable; festivo; agradable;
encantador; bien; mejor; correcto. Esta palabra aparece unas 500 veces en el
Antiguo Testamento. El primer caso es en Gn 1,4 : «Y vio Dios que la luz era
buena». Dios evalúa la obra de creación de cada día como «buena», culminando
con un «bueno en gran manera» (Gn1,31).
Para que nuestra vida sea para bien debemos someternos
a Dios, para ello es necesario caminar con él para cultivar su amistad y
finalmente proteger lo que nos ha dado como tesoro para nuestro bien y el de
toda nuestra familia.
Se hace necesario que el ser humano comprenda que
los mandatos del Señor no son para cohibir nuestra libertad, por el contrario,
son para nuestro progreso tanto espiritual como material. Son una luz que nos guía
para hacer un mundo de paz.
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