El
relato de la serpiente (Num 21,4-9) nos presenta al pueblo de Israel que luego
que Dios le concedió la victoria sobre los cananeos les vino una nuevo desanimo
y nuevas murmuraciones. El pueblo habló en “contra de Dios” (בֵּֽאלֹהִים֮ Heb.
belohim) y en contra de Moisés y decían porque los han sacado de Egipto para
morir en el desierto. Los israelitas hablaron mal hasta del alimento que Dios
les había dado.
Dios
les envió “serpientes” (הַנְּחָשִׁ֣ים heb. hanejashim) venenosas, que los
mordían y murieron muchos israelitas, al ver la magnitud de su acción, el
pueblo nuevamente acudió a Moisés y le dice que han “pecado” contra Dios y
contra ti (חָטָ֗אנוּ heb. jatanu del verbo jatta que significa «errar, ser
culpable, perder un derecho, purificar» el pecado es el fracaso moral hacia
Dios y a los seres humanos e incluso algunas de sus consecuencias. Encontramos
el primer caso del verbo en Gn 20,6, la palabra de Dios a Abimelec después que
tomó a Sara: «Yo sé muy bien que lo hiciste de buena fe. Por eso no te dejé
tocarla, para que no pecaras contra mí». Encontramos una definición del pecado
contra Dios en Jos 7,11 : «Israel ha pecado y también ha transgredido mi pacto
que les ordené» El mismo verbo puede referirse a los resultados de hacer el
mal, como en Gn 43,9 : «Seré ante ti el culpable para siempre». Después de
prohibir las prácticas adúlteras, Dt 24,1-4 concluye: «Es abominación delante
de Yahveh, y no has de pervertir la tierra». En forma parecida se dice de los
que pervierten la justicia «que hacen que una persona sea acusada por una
palabra» (Is 29,21) .Esto nos lleva al significado en Lv 9,15 : «Tomó el macho
cabrío … lo degolló y lo ofreció por el pecado». El efecto que causan las
ofrendas por el pecado se describe en Sal 51,7: «Purifícame con hisopo, y seré
limpio». Otro efecto se halla en la palabra del profeta para una Babilonia
malvada: «Has pecado contra tu vida» (Hab 2,10).
Los
Israelitas le dicen a Moisés que “ore”( הִתְפַּלֵּל֙
heb. hitpalel del verbo פָּלַל “palal” La primera vez que
aparece palal en el Antiguo Testamento es en Gn 20,7, donde la forma reflexiva
o recíproca del verbo expresa la idea de «interceder u orar» por alguien: «Y
orará por ti») al Señor para que aparte las serpientes (Nm 21,7). Moisés rezó y
Dios le respondió que hiciera una serpiente y que la colocará en un “palo” (נֵ֑ס heb.”nes”), los
mordidos al mirar la serpiente “vivirá” (וָחָֽי heb. “vajay”. Aparece por
primera vez en Gn 3,22 “Y dijo Yahveh Dios: «¡He aquí que el hombre ha venido a
ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues,
cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de
él viva para siempre”. En Ex 33,20 “Y añadió: «Pero mi rostro no podrás verlo;
porque no puede verme el hombre y seguir viviendo”. En Lv 18,5 “Guardad mis
preceptos y mis normas. El hombre que los cumpla, por ellos vivirá. Yo, Yahveh”).
Moisés
hizo la serpiente de bronce y la colocó en el palo, cuando la serpiente mordía a
uno, él miraba a la serpiente y quedaba con vida. La serpiente de bronce según lo
relata el libro 2 Re 18,4 se llamaba Nejustán נְחֻשְׁתָּֽ. Un dato conocido por
muchos es que esa serpiente era la prefiguración de Cristo, ahora bien ¿a qué se
debe esta aseveración? Lo que poco se conoce es que el nombre de la serpiente
se inicia con las letras num y het cuyo significado tomado del libro Lengua
Hebraica Restituida de Fabre D’Olivet pag,254 es: “En primer caso, y en un
sentido restringido, un guía, en el segundo caso, en un sentido general el
reposo de la existencia”. Como se puede constatar, la serpiente representa un guía
en el que todo aquel que lo mire encontrará reposo. El mismo Jesús dice en Mt
11,28 “«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré
descanso”.
En
2 Re 18,4 el rey Ezequías mandó a destrozar todo culto idolátrico, incluyendo
la serpiente de bronce, él puso su confianza en el Señor y dice el texto que “no
tuvo comparación con ninguno de los reyes de Judá, antes o después de él” (2 Re
18,5).
En
nuestro estudio, se puede constatar que todo aquello que nos lleve a Dios es
bueno, lo podemos mirar, es por ello que las imágenes que en la Iglesia Católica
encontramos nos recuerdan a Dios, por lo tanto no son malas ni idolátricas, son
una guía que nos hace tener presente a Dios en nuestros corazones. Lo malo sería
que esa imagen se convierta en idolatría
que no nos lleve a Dios. La serpiente era para Israel un recuerdo de lo que
Dios había hecho por ellos, allí estaba prefigurado Cristo alzado en la Cruz dándonos
vida a todo aquel que lo contemple y siga sus caminos.
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