A
nadie le gusta ver a dos personas discutiendo, y mucho menos si esas dos
personas son queridas por nosotros, ¿verdad? Igual les pasa a los niños: que lo
pasan mal si ven a sus padres discutiendo no es novedoso, pero sí lo que
asegura un nuevo estudio que dice que las discusiones entre los progenitores
afectan al cerebro y al desarrollo de los pequeños.
El
estudio, publicado en la revista especializada 'Journal of Family Psichology'
ha encontrado que los niños que viven a menudo discusiones entre sus padres
procesan las emociones de forma diferente que el resto y se vuelven más
observadores que otros niños que no han tenido que soportar esta clase de
situaciones desagradables.
Discusiones
en la familia
Los
investigadores de la Universidad de Vermont estudiaron a un número de familias
y dividieron a los participantes en diferentes niveles según cómo eran los ambientes
en los que se estaban criando: conflictivo o bajo conflictivo. Para determinar
esta categoría, antes se les pasó un cuestionario a las madres, cuyas
respuestas ayudaron a la investigación.
De
este modo, se pudo observar cómo los niños que estaban creciendo en un ambiente
dominado por los conflictos en el hogar tenían una respuesta diferente a su
exposición a dichas fotos, especialmente cuando mostraban a un adulto enfadado.
En concreto, los investigadores explican que cuando se preguntaba a los
pequeños que eligieran a las personas enfadadas estos registraban una mayor
amplitud en su cerebro, según una prueba psicológica llamada EEG.
Según
han explicado los investigadores, se ha observado un patrón que sugiere que los
niños que han vivido en ambientes conflictivos, con unos padres que estaban en
continua discusión, han "entrenado" sus cerebros para estar
vigilantes y darse cuenta de las emociones interpersonales, ya sea enfado o
felicidad, de forma muy diferente a como lo hacen los niños que viven en
hogares menos conflictivos.
Este
patrón observado no queda claro que sea positivo o negativo para el niño. Según
la investigadora principal del trabajo, Alice Schermerhorn, para algunos
pequeños una vigilancia extra podría derivar en problemas para relacionarse en
sociedad conforme se va haciendo mayor.
Aún
así, apuesta por seguir trabajando en esta línea para conocer las verdaderas
consecuencias lo que ya se ha observado en el cerebro de los niños que viven en
hogares donde hay conflictos a menudo.
La Biblia nos da numerosas enseñanzas de como educar a los hijos, lo importante es que conozcan a Dios y que comprendan que han sido creados para el bien, es por ello que los padres deben evitar a toda costa las discusiones, una familia que permanece dividida es fácilmente destruida.
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