En
la homilía de la Misa que presidió esta mañana en esta ciudad ecuatoriana, el
Papa Francisco recordó brevemente una anécdota sobre su madre y sus cinco
hijos.
Improvisando,
el Santo Padre dijo que “en el seno de la familia, nadie es descartado, todos
valen lo mismo. Me acuerdo que una vez a mi mamá le preguntaron: ¿A cuál de sus
cinco hijos (nosotros somos cinco hermanos), a cuál de sus cinco hijos quería
más? Y ella dijo: ‘como los dedos, si me pinchan este, me duele lo mismo que si
me pinchan este’”.
El
Papa Francisco resaltó luego que “una madre quiere a sus hijos como son y en
una familia los hermanos se quieren como son nadie es descartado, allí en la
familia se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir ‘gracias’ como
expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la
agresividad o la voracidad”.
En
esta parte de la reflexión el Santo Padre dijo que en la familia “se aprende
también a pedir perdón cuando hacemos algún daño y nos peleamos, porque en toda
familia hay peleas el problema es después pedir perdón”.
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