SOMOS COLABORADORES DE CRISTO EN LA REDENCIÓN DEL MUNDO

miércoles, 24 de agosto de 2011

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Siguiendo en la ruta de los comentarios bíblicos hoy les invito a leer y reflexionar el pasaje de  Mt 20, 1-16;
“Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña.
Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de plata al día, y los envió a su viña. 
Salió de nuevo hacia las nueve de la mañana, y al ver en la plaza a otros que estaban desocupados, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo.» Y fueron a trabajar.

Salió otra vez al mediodía, y luego a las tres de la tarde, e hizo lo mismo.  Ya era la última hora del día, la undécima, cuando salió otra vez y vio a otros que estaban allí parados. Les preguntó: «¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada?» Contestaron ellos: «Porque nadie nos ha contratado.» Y les dijo: «Vayan también ustedes a trabajar en mi viña.»
Al anochecer, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: «Llama a los trabajadores y págales su jornal, empezando por los últimos y terminando por los primeros.»  Vinieron los que habían ido a trabajar a última hora, y cada uno recibió un denario (una moneda de plata).  Cuan do llegó el turno a los primeros, pensaron que iban a recibir más, pero también recibieron cada uno un denario.  Por eso, mientras se les pagaba, protestaban contra el propietario.
Decían: «Estos últimos apenas trabajaron una hora, y los consideras igual que a nosotros, que hemos aguantado el día entero y soportado lo más pesado del calor.» El dueño contestó a uno de ellos: «Amigo, yo no he sido injusto contigo. ¿No acordamos en un denario al día?  Toma lo que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo que a ti. ¿No tengo de derecho a llevar mis cosas de la manera que quiero? ¿O será porque soy generoso y tú envidioso?»
Así sucederá: los últimos serán primeros, y los primeros serán últimos.»


Jesús se compara en el Evangelio  a un padre de familia que a distintas horas sale a contratar obreros para trabajar en su viña. El Señor quiere darnos una enseñanza bien importante ya que para todos los hombres hay una llamada de parte de Dios.

Unos reciben la invitación de Cristo en el amanecer de su vida, en una edad muy temprana, y recae sobre ellos una particular predilección divina por  haber sido llamados tan pronto. Otros, cuando ya han recorrido una buena parte del camino. Y otros en circunstancias bien distintas; las que presenta e mundo en que vivimos. El denario que todos reciben a terminar el día es la gloria eterna.

Trabajar en la viña del Señor, en cualquier edad en que nos encontremos, es colaborar con Cristo en la Redención del mundo.

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