ELEAZAR; UN HOMBRE QUE NOS ENSEÑA LA MEJOR MANERA DE MORIR

miércoles, 12 de octubre de 2011

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Eleazar es un hombre que por sus convicciones religiosas fue asesinado. El segundo libros de los Macabeos 6, 18-31 nos habla de este gran hombre de Dios poco conocido, que nos enseña la mejor manera de morir.
Eleazar en hebreo significa “Dios ha ayudado”. El relato bíblico nos dice que es un doctor de la Ley de unos 90 años de edad.
Fue obligado a comer carne de cerdo a la fuerza, sin embargo no lo hizo y prefirió ser llevado al suplicio. Recordemos que en el pueblo de Israel Dios les había dicho de unos animales que eran puros y otros impuros, es decir los que se podían comer y los que no, entre ellos se encuentra el “cerdo como un animal impuro” (Lv 11,7).
En el texto bíblico distinguimos 4 rasgos positivos de Eleazar en su creencia en Dios:
1.        Prefiere una muerte honrosa a la vida (2 Mc 6,19); Este hombre se distinguió siempre por la obediencia a Dios. Ni siquiera quiso simular que comía la carne, fue un gran ejemplo de un hombre de  Dios hasta su muerte.
2.        No disimula su fe (2 Mc 6, 21-23); Al ser invitado a fingir comer la carne de cerdo “respondió que mejor lo enviaran al lugar de los muertos”. Muchas veces nosotros  no actuamos en consonancia con nuestra fe, muchas veces somos luz para los otros y en nuestro hogar somos oscuridad.
Eleazar sabía muy bien que “sin la fe es imposible agradarle a Dios, pues nadie se acerca a Él si antes no cree que existe y que recompensa a los que lo buscan” (Heb 11,6).
3.        Murió por fidelidad a las leyes santas (2 Mc 6,28); Era un hombre de conocimiento de la Ley, que lo aplicaba radicalmente a su vida. Fue un hombre que se dejaba guiar por el Espíritu ya que uno de sus frutos es la “fidelidad” (Gal 5,22). Hoy existen numerosos “cristianos” que poco leen la Palabra de Dios, les da pereza conocer el verdadero camino que los lleva a la vida eterna.
4.        Es un hombre temeroso de Dios (2 Mc 6,30); La palabra “temer” en griego se traduce a “fabeomai” que no tiene nada que ver con el miedo a Dios, es un sentimiento de reverencia ante Dios que se manifiesta. En el momento del suplicio, Eleazar dijo que en su “alma los sufre con alegría por el temor que le tengo”.
Necesitamos recuperar esa reverencia a Dios hasta el punto de ceder la vida antes que cometer cualquier pecado que ofenda a nuestro Padre. En Eleazar se cumplió lo escrito en la carta a los Hebreos “Por eso, nosotros, que recibimos un reino inconmovible hemos de mantener la gracia y mediante ella ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con respeto y reverencia, pues nuestro Dios es un fuego devorador” (Heb 12,28).
Eleazar no murió en manos de sus verdugos, murió por el fuego que lo devoraba por servir a Dios.

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