DESDE PENTECOSTÉS LA IGLESIA ES UNA

jueves, 24 de mayo de 2012

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Para hablar de Pentecostés es necesario decir que en un principio era una fiesta judía que tenía que ver con las cosechas (Ex 34,22; 2 Cro 8,12; 1 R 9,25). Recibía el nombre de Fiesta de las Semanas (Ex 34,22; Dt 16,10), nombre que era derivado del hecho de celebrarse siete semanas después que la hoz comenzase a cortar espigas (Dt 16,9). La Ley fijaba el día desde el que ha de empezarse  a contar: siete semanas después de la ofrenda de la gavilla de cebada (Lv 23, 15-16).
 Durante la celebración de la fiesta, todos los varones israelitas debían presentarse en el santuario con sus ofendas. En ese día se suspendía todo trabajo, había una solemne convocación (Lv 23,21; Num 28,26). Además de dos panes, se ofrecían siete corderos de un año, un novillo y dos carneros como holocausto a Yahvé; se inmolaba un macho cabrío en ofrenda de expiación por el pecado y dos corderos de un año en sacrificio de acción de gracias (Lv 23,18-19). Los panes que se ofrecían eran fermentados y no los consumía el fuego, sino que únicamente se agitaban ante Yahvé, junto con dos corderos, como sacrificio de comunión de todo el pueblo, y se dejaban para los sacerdotes. En Israel la fiesta no duraba más de un día, pero los judíos que residían fuera del país la celebraban dos días seguidos.

Ahora bien en el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés. Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17). Cincuenta días después de la Resurrección y Ascensión de Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, María la madre de Jesús y alrededor de ciento veinte discípulos (Hch 1,15-20; 2,1-13) Desde ese momento la Iglesia es fundada bajo la acción del Espíritu Santo, tal como Jesús lo había prometido (Jn 14,26).

Desde Pentecostés se “revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la Comunión de la Santísima Trinidad. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en los "últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el Reino ya heredado, pero todavía no consumado” (CIC 732). También desde ese mismo momento la Iglesia es Una por su origen y en donde todos tenían un mismo sentir y un mismo pensar, es Santa porque el Espíritu Santo es el gran conductor  es quien la construye y anima, le da vida y unidad y la enriquece con sus dones, el Espíritu Santo sigue trabajando en la Iglesia de muchas maneras distintas, inspirando, motivando e impulsando a los cristianos, en forma individual o como Iglesia entera, al proclamar la Buena Nueva de Jesús, es Católica ya que ha sido enviada  por Cristo en misión permanente a todo el género humano, y es Apostólica porque está fundada sobre los apóstoles que son testigos escogidos y enviados en misión por Cristo.

Desde Pentecostés nuestra patria es el “cielo, donde los ciudadanos son los ángeles. Desde nuestra patria nos han llegado cartas invitándonos a regresar, cartas que se leen a diario en todos los pueblos. Resulte despreciable el mundo y ámese al autor del mundo”. (San Agustín).

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