Judea: Derivado del griego “Iouaia” y del arameo “Yejûd”. En el período helenístico
designa la parte sur de Palestina, el antiguo reino de Judá, con Jerusalén como
capital (Mt 3,5). En tiempo de Darío I (522-486 a.C) se creó la provincia de
Judea con plenos poderes, separada de la de Samaría y regida por un gobernador.
En el NT se menciona con frecuencia a Judea (Lc 23,5-7; Jn 4,3; 7,3; Hch 1,8).
Samaria: Del griego “Samareia”. Capital del reino del Norte, fundada por Omrí hacia el
880 (1 R 16,24), después de que cierto número de poblaciones probaran ser por
algún tiempo sede del gobierno. Omri adquirió el terreno por dos talentos de
plata de un hombre llamado Semer, de donde procede el nombre de la ciudad.
Desde el inicio de su historia fue una ciudad llena de idolatría. Acab abrió el
camino a los cultos paganos al erigir un templo y un altar a Baal (1 R 16,32).
Evangelio: εὐανγέλιον, cuya transliteración al
griego es “euanguélion” que significa
buena noticia. En hebreo es “besôra”,
sobre todo anuncio de victoria (2 S 18,20-22). El término aparece una vez en Mateo (26,13) y cuatro en Marcos (8,35;
10,29; 13,10; 14,9).
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tus comentarios