COMENTARIO AL SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
La
transfiguración de Jesús en Lucas (9,28-36) se pone en relación con la
confesión de Pedro y el subsiguiente anuncio de la Pasión.
La
transfiguración es narrada por los tres sinópticos (Mt 17,1-8; Mc 9,2-8) y en
el texto de Lucas hay cierto número de particularidades frente a Marcos y
Mateo.
“Unos
ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y
subió al monte a orar” (Lc 9,28). En el v. 28
varía Lucas el dato exacto del numero de días de Mateo y Marcos que para ellos
es “seis”, por haberlo entendido seguramente como numero redondo, siendo de
observar además, que según el calendario romano, “ocho días” es lo mismo que
una semana.
“La transfiguración representa y
confirma lo que ha anunciado Jesús. El monte es el lugar de las epifanías de
Dios. En el monte de Dios, Horeb, vio Moisés a Dios en la zarza ardiente (Éx
3). Israel vio el monte Sinaí completamente cubierto de humo porque el señor
había descendido a él en el fuego (Éx 19,18). Para Lucas no tiene importancia
dónde está situado el monte de la transfiguración ni cómo se llama. Lo que en
cambio le importaba era decir que Jesús subió a orar”1
Lucas resalta mucho el hecho de
orar Jesús a su Padre, es sin duda, el
momento de donde Jesús recibe fuerzas para seguir su camino hacia la cruz (Lc
5,16; 6,12; 9,18; 22,45).
En cuanto a la ubicación del lugar
de la transfiguración “la tradición cristiana muy antigua, remontándose al
siglo III, identifica este monte con Tabor (actual Djebel et-Tor), un cono
totalmente aislado en la llanura de Esdrelón, que se eleva casi 500m sobre el
nivel de la misma. Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con esta
ubicación. Muchos prefieren pensar que la transfiguración tuvo lugar en las
cimas del Gran Hermón”2.
“Y mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran
de una blancura fulgurante. Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que
eran Moisés y Elías, los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida,
que iba a cumplir en Jerusalén” (Lc 9,29-31). La gloria de Dios brilla como
un relámpago y penetra en la persona de Cristo, hasta sus vestiduras. Jesús se
manifiesta como el Cristo de Dios, como ha de venir un día con poder y el
esplendor de un soberano. Lo que confesó Pedro (Lc 9, 18-21) se hace ahora
visible.
Lucas omite aquí el término que
introduce Marcos al hablar de la blancura de los vestidos: “como no es capaz de blanquearlos ningún batanero del mundo” (Mc 9,3).
El blanco es un color apocalíptico (cf. Ap 2,17; 6,2; 20,11).
Los dos hombres que conversaban con
Jesús, Moisés y Elías, estaban resplandecidos de la gloria de Dios, sin embargo
tuvieron que pasar antes por el sufrimiento. En ellos se diseña el camino de
Jesús. Las dos grandes figuras hablaban
de la muerte que había de sufrir Jesús en Jerusalén. El sufrimiento y la
muerte forman parte del designio trazado por Dios mismo, hacía mucho tiempo, en
la Escritura, en la ley y en los profetas. Tenía que cumplirse en Jerusalén (
Lc 9,51; 13,22; 17,11; 18,31; 19,11; 24,36-53; Hch 1,4-13).
“Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían
despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Cuando
ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, bueno es estarnos aquí.
Podríamos hacer tres tiendas, una para
ti, otra para Moisés y otra para Elías, sin saber lo que decía” (Lc
9,32-34). La Biblia de Jerusalén dice que los discípulos estaban cargados con
mucho sueño, sin embargo estaban despiertos. Por su parte la Biblia de Nacar y
Colunga3 dice que: “estaban
cargados de sueño y al despertar” Hay una cierta conexión entre la
transfiguración y el monte de los Olivos. En los dos lugares están dormidos los
tres discípulos y testigos elegidos, mientras Jesús ora.
Pedro todavía sin entender “quiere
retener la aparición en tres tiendas. Pedro Piensa que ya se ha iniciado el
reino de Dios, que ya ha comenzado la era mesiánica, que Dios y sus santos
habitan ya en su pueblo, por lo cual es conveniente que los tres discípulos
estén allí”4
“Estaba
diciendo esas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y, al
entrar en la nube se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube que decía:
“Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle”. Cuando cesó la voz, se encontró
Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo
que habían visto” (Lc 9,35-36). La nube es señal de la presencia de Dios5.
Acompaña al pueblo de Dios en su peregrinación por el desierto (Éx
14,20), es el lugar donde habita Yavé ( 2Cron 6,1),envuelve al monte Sinaí
cuando desciende Dios en la figura del fuego para manifestar su voluntad (Éx
19,16ss). Una nube llenó el templo cuando fue consagrado; en él se posa la
gloria de Dios (1Re 8,10ss).
“El texto de Lucas dice “autou
akousesthe” que significa “a él escuchareis”. Por lo tanto, la voz que sale de
la nube opera una sustitución; ya no cuenta el viejo profetismo encarnado en
esas figuras que desaparecen, se presenta un nuevo mensajero, el Hijo, el
Elegido, sólo a él habrá que escuchar en delante”6
Sobre el monte de la
transfiguración “Dios establece en forma nueva su presencia entre los hombres,
erige un nuevo templo. Ya no es el templo de Jerusalén el lugar de la
manifestación y del culto de Dios, sino Jesús, al que apuntaba el antiguo
Testamento. Cristo, que pasando por la pasión y la muerte ha sido glorificado,
es presencia, manifestación y centro del nuevo culto divino”7.
La transfiguración es entonces el
nuevo éxodo, el camino de la liberación que terminará en el Padre (Lc 23,46).
Moisés y Elías personifican la Ley y los Profetas, es decir todo el Antiguo
Testamento, cuyas promesas se realizan a través de la palabra y de la acción de
Jesús, el verdadero intérprete de la voluntad del Padre contenida en las
Escrituras.
BIBLIOGRAFÍA
1. STOGER, Alois, Tomo 2, Herder,
Barcelona 1979, 1ra Edición, p 261
2. AUGUSTINOVICH, Agustín, Caracas
1980, 1ra Edición, p 389
3. NACAR, Colunga, Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid 2010, 2da Edición, p 1142
4. STOGER, Alois, Tomo 2, Herder,
Barcelona 1979, 1ra Edición, p 265
5. cf. Ex 30,18; 34,12
6. FITZMEYER, Joseph, Tomo 3,
Cristiandad, Madrid 1987, 1ra Edicion, p 143
7. STOGER, Alois, Tomo 2, Herder,
Barcelona 1979, 1ra Edición, p 266
ESTIMADOS HERMANOS:
ResponderEliminarSolicito la transfiguracion corporal de todos los Dioses, demonios y angeles pertenecientes a los que encarno aquí en el planeta tierra, enfáticamente para residir en mi país Guatemala de la América Central, incluyendo a las Santas muertes de los narcos si fuera posible persuadirlos como tambien a los Dioses extraterrestres universales. Tambien solicito la transfiguracion corporal de los Dioses, demonios y angeles restantes que sea asocian a mis encarnaciones, enfáticamente para residir en mi país Guatemala de la América Central.
Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.