LA INOCENCIA DEL NIÑO PREVALECIÓ SOBRE EL PODER DE HERODES (Mt 2,1-12)

lunes, 30 de diciembre de 2013

send email
print this page
El nacimiento de Jesús según el evangelista Mateo es en “Judea, en tiempo del rey Herodes” (Mt 2,1). El tiempo de Herodes el Grande lo ubicamos desde el 73 a.C. hasta el 4 a. C., era Idumeo, tuvo diez esposas y siete hijos. Logró afianzar su poder con la ayuda de Roma, fue gobernador de Galilea el 47 a.C. rey de Judea 41-40, en el año 37 a.C. ocupó Jerusalén, luego Sumaría y varias ciudades, entre ellas Jericó hasta su muerte. Herodes era un hombre muy sangriento, asesinó a tres de sus hijos.


Al enterarse que Jesús había nacido, unos “magos que venían de oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Es que vimos su estrella en oriente y venimos a adorarle” (Mt 2,1-2). Josef Schmid nos informa que “los magos aquí nombrados son magos babilónicos o «caldeos», esto es, hombres sabios, entendidos en astrología. Vienen probablemente de Babilonia, el imperio parto de entonces o de la Arabia del norte. Es natural que se dirijan por primera providencia a la capital judía. Para comprender su marcha al país judío, hay que tener presente la activa y eficaz propaganda religiosa llevada a cabo por el judaísmo, en la época de Jesús, por todas partes donde había judíos dispersos entre paganos; y Babilonia era, junto con Egipto y Siria, el centro más importante de la diáspora judía. Mediante esa propaganda se extendió también por todas partes la creencia en la venida del Mesías, la cual se encontraba entonces en su máxima tensión. Fácilmente se comprende que también los magos babilónicos, a pesar de ser paganos, estuvieran dispuestos a recibir tal mensaje, si se tiene en cuenta que, según el testimonio de textos cuneiformes babilónicos, los astrólogos del país tenían puesta su mirada, desde hacía largo tiempo, en un futuro rey salvador que debía aparecer en occidente. Añádase, además, la viva nostalgia sentida por entonces en todo el ámbito del mundo antiguo, de un «salvador» , un rey libertador. En la estrella de los magos se ha querido ver, o un cometa (así ya desde Orígenes), o la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno en el signo de Piscis, que tuvo lugar tres veces en el año 7 a.C, opinión mantenida desde Kepler (quien, sin embargo, veía en la conjunción de los planetas sólo el anuncio de la estrella misma de los magos) hasta hoy por muchos otros investigadores modernos. Pero tales hipótesis serían conciliables con el texto de Mateo sólo en el caso de ver en su descripción de la estrella una narración de tipo poético popular. Pero el Evangelista habla expresamente de una estrella, que va delante de los magos al final de su viaje, durante el trayecto de Jerusalén a Belén, que camina de norte a sur, mientras que el movimiento normal de las estrellas va de este a oeste, que avanza (en el cielo) delante de ellos y que se para (v. 9) sobre la casa en la que estaba el niño. Estos detalles del relato excluyen, por sí solos, toda explicación de tipo natural. Por consiguiente, la estrella no puede ser utilizada para fijar la fecha del nacimiento de Jesús”1. La señal en el cielo al nacimiento de Jesús fue muy prodigiosa ya que el evangelista no la excluye del relato.

Por su parte el Papa Benedicto XVI (La Infancia de Jesús) nos dice sobre los magos que ellos:
“Representan el camino de las religiones hacia Cristo, así como la autosuperación de la ciencia con vistas a él. Están en cierto modo siguiendo a Abraham, que se pone en marcha ante la llamada de Dios. De una manera diferente están siguiendo a Sócrates y a su preguntarse sobre la verdad más grande, más allá de la religión oficial. En este sentido, estos hombres son predecesores, precursores, de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos. Se ha relacionado a los tres reyes con las tres edades de la vida del hombre: la juventud, la edad madura y la vejez. También ésta es una idea razonable, que hace ver cómo las diferentes formas de la vida humana encuentran su respectivo significado y su unidad interior en la comunión con Jesús.   Queda la idea decisiva: los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce hasta Cristo. Representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo”.

Con respecto a la estrella que siguieron los magos el Papa dice:
“La gran conjunción de Júpiter y Saturno en el signo de Piscis en los años 7-6 a. C. parece ser un hecho constatado. Podía orientar a los astrónomos del ambiente cultural babilónico-persa hacia el país de Judá, hacia un «rey de los judíos». Los pormenores de cómo aquellos hombres han llegado a la certeza que los hizo partir y llevarlos finalmente a Jerusalén y a Belén, es una cuestión que debemos dejar abierta. La constelación estelar podía ser un impulso, una primera señal para la partida exterior e interior. Pero no habría podido hablar a estos hombres si no hubieran sido movidos también de otro modo: movidos interiormente por la esperanza de aquella estrella que habría de surgir de Jacob (cf. Nm 24,17). Que los Magos fueran en busca del rey de los judíos guiados por la estrella y representen el movimiento de los pueblos hacia Cristo significa implícitamente que el cosmos habla de Cristo, aunque su lenguaje no sea totalmente descifrable para el hombre en sus condiciones reales. El lenguaje de la creación ofrece múltiples indicaciones. Suscita en el hombre la intuición del Creador. Suscita también la expectativa, más aún, la esperanza de que un día este Dios se manifestará. Y hace tomar conciencia al mismo tiempo de que el hombre puede y debe salir a su encuentro. Pero el conocimiento que brota de la creación y se concretiza en las religiones también puede perder la orientación correcta, de modo que ya no impulsa al hombre a moverse para ir más allá de sí mismo, sino que lo induce a instalarse en sistemas con los que piensa poder afrontar las fuerzas ocultas del mundo”.

Es importante destacar que Los magos no preguntan por el hijo del “Rey de los Judíos” que afanosamente buscan, ya que no pudo haber nacido en la casa de Herodes puesto que él era extranjero y no era descendiente de David.
El rey Herodes al escuchar las palabras de los magos se “sobresaltó” (gr. “tarásso” también significa inquietar, turbar, perturbar, preocupar, asustar, agitar. El verbo es utilizado sólo 2 veces en Mt Mt 2,3; 14,26) y con él toda Jerusalén. El rey convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo para preguntarles donde había de nacer el Cristo. Ellos le respondieron: “En Belén, tierra de Judá, asi lo dejó escrito el profeta: y tú, Belén tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá, porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel”(Mt 2,5-6). Los sumos sacerdotes y escribas le respondieron al rey Herodes con la profecía de Miqueas (5,1-3) aunque con algunas variantes por parte del evangelista. Omite que saldrá de “Belen de Efratá” y el final está variado con arreglo a 2 Sam 5,2 La variante de más importancia, por su contenido, está en el «de ningún modo», añadido por Mateo, al ver cumplida ya la profecía. Una vez que el Mesías ha nacido realmente en Belén, ya no puede pensarse en su pequeñez, sino en la dignidad que con ello le ha cabido en suerte. .

El rey se encuentra preocupado por el supuesto rival que le ha nacido y llama “aparte” a los magos para enviarlos en busca del niño. Era típico de las sociedades mediterráneas tener poca vida privada. Se esperaba que to.do lo que honorable se en público, pues solo la gente sin honor tema algo que ocultar. Así, en los pueblos, las puertas de las casas estaban siempre abiertas durante el día, y cuando alguien hacía un negocio en público se montaba todo un espectáculo. El hecho de que Herodes obrase secretamente indica al lector que está actuando de manera deshonrosa.
Los magos no se aliaron con el plan del asesino Herodes, por el contrario, marcharon siguiendo a “la estrella que iba delante de ellos” (Mt 2,9), la misma se detuvo en lugar donde había nacido Jesús y los reyes se llenaron de una inmensa alegría. Entraron a la casa donde estaba María y se postraron y lo adoraron. El evangelista Mateo habla de la casa de María (gr. oikía), mientras Lucas dice que Jesús nació y fue “envuelto en pañales en un pesebre” (Lc 2,7). Lucas utiliza la palabra griega “fátne” que significa “pesebre, establo” y es solamente utilizada por él en el NT 4 veces (Lc 2,7.12.16; 13,15).

Mateo describe la adoración de los magos citando implícitamente varios textos del AT que anuncian la vuelta de los judíos exiliados y de los gentiles a Jerusalén en los tiempos escatológicos para adorar y ofrecer sus dones (Sal 72, 11-12; Is 49, 23; 60, 6).

Los magos le ofrecieron tres dones “oro, incensó y mirra” (Mt 2,11). El Evangelio Armenio de la Infancia de Jesús, el cual es apócrifo, nos dice acerca de los dones y los nombres de los reyes lo siguiente:
17.  En primer término se adelantó Gaspar, rey de la India, llevando nardo, cinamomo, canela, incienso y otras esencias olorosas y aromáticas, que esparcieron un perfume de inmortalidad en la gruta. Después Baltasar, rey de la Arabia, abriendo el cofre de sus opulentos tesoros, sacó de él, para ofrendárselos al niño, oro, plata, piedras preciosas, perlas finas y zafiros de gran precio. A su vez, Melkon, rey de la Persia, presentó mirra, áloa, muselina, púrpura y cintas de lino.
Al final del relato los reyes avisados en sueño para que no volvieran a Herodes, se fueron por otro camino. La inocencia del niño prevaleció sobre la astucia y las ansias de poder y sangre de Herodes, Dios lo protegió en todo momento.

ACTUALIZACIÓN
Jesús ha nacido en el lugar más humilde que se pueda encontrar, Él nos ha demostrado que siendo Hijo de Dios se pueden hacer grandes cosas. Hoy también quiere nacer en el lugar más modesto de nuestro cuerpo, en nuestro corazón. De cada uno de nosotros depende que siga naciendo, no debemos hacernos la vista gorda ante el inmenso amor que quiere entregarnos, que no nos de miedo amar, Él murió por amor.

Son grandes los obstáculos que nos presentaran en nuestro vivir diario para que Jesús no se encuentre a nuestro lado, el egoísmo, las ansias de dinero y poder, la falta de fraternidad, la mentira, el orgullo, la violencia, el odio, el apego por cosas materiales (carro, teléfono, casa) impiden que la puerta de nuestro corazón se encuentre abierta. Es imprescindible que nos vaciemos de tantas cosas insignificantes en nuestras vidas y nos llenemos de Dios, que es el único que puede perdonar nuestras faltas y suplir nuestras necesidades.

El año 2014 debe estar provisto de amor, de lo contrario se acrecentará las luchas entre unos y otros, debemos esparcir la fragancia del Evangelio por cada lugar que visitemos.





1.  SCHMID, Josef, El Evangelio Según San Mateo, Herder, Barcelona 1973, 1ra Edición, p 70-71
Recomiendalo:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Deja tus comentarios

 
Design by Grupo Delecluse | Publicado por Orlando Carmona | Powered by www.orlandocarmona.com.ve El lugar que se encuentra en misión permanente.
© Copyright 2012-2013  LA WEB DE ORLANDO CARMONA All Rights Reserved.