Bien claro habló el
papa Francisco cuando se reunió este lunes por la mañana en el Vaticano, con los
dirigentes y miembros de los diversos dicasterios, oficinas,
tribunales y comisiones que la componen la Curia Romana y la invitó "a ser
un cuerpo que intenta día tras día ser más vivo, más sano y armonioso y más
unido entre sí y con Cristo''.
Y para ello el Santo Padre, con franqueza
paternal señaló las tentaciones que es necesario combatir.
''La
Curia está siempre llamada a mejorar y crecer en comunión, santidad y sabiduría
para realizar plenamente su misión. Y sin embargo, como cada cuerpo, también
está expuesta a las enfermedades... Me gustaría mencionar algunas de las más
frecuentes en nuestras vidas de curia.
Son
enfermedades y tentaciones que debilitan nuestro servicio al Señor'', prosiguió
el Pontífice y después de invitar a
todos a un examen de conciencia en este tiempo de Adviento, y en preparación de
la Navidad, enumeró las 'enfermedades' curiales:
1
- 'La enfermedad de sentirse inmortal,
inmune o incluso indispensable, dejando de lado los controles necesarios y normales.
Una Curia que no es autocrítica, que no se actualiza, que no intenta mejorarse
es un cuerpo enfermo... Es la enfermedad del rico insensato que pensaba vivir
eternamente y también de aquellos que se convierten en amos y se sienten
superiores a todos y no al servicio de todos''.
2-
La enfermedad de "martalismo" (Marta), de la excesiva operosidad: es
decir, de aquellos que están inmersos en el trabajo, dejando de lado,
inevitablemente,''la mejor parte": Sentarse a los pies de Jesús. Por eso,
Jesús invitó a sus discípulos a "descansar'' porque descuidar el necesario
reposo conduce al estrés y la agitación. El tiempo del reposo para aquellos que
han completado su misión, es necesario, es debido y debe tomarse en serio:
pasar un "tiempo de calidad ''con la familia y respetar las vacaciones
como un tiempo para recargarse espiritual y físicamente; hay que aprender lo
que enseña el Eclesiastés que 'hay un tiempo para todo'.
3-
La enfermedad del endurecimiento mental y espiritual: "Es la de los que, a
lo largo del camino, pierden la serenidad interior, la vivacidad y la audacia y
se esconden bajo los papeles convirtiéndose en 'máquinas de trabajo' y no en
"hombres de Dios"... "Es peligroso perder la sensibilidad humana
necesaria para hacernos llorar con los que lloran y se regocijan con los que
gozan. Es la enfermedad de los que pierden 'los sentimientos de Jesús".
4
- Planificar como contador. "La enfermedad de la planificación excesiva y
el funcionalismo: Es cuando el apóstol planifica todo minuciosamente y cree que
haciendo así, las cosas efectivamente progresan, convirtiéndose en un contador
o contable...Se cae en esta enfermedad porque siempre es más fácil y cómodo
quedarse en la propia posición estática e inmutable. De hecho, la Iglesia se
muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni
domesticarlo ... Él es la frescura, la fantasía, la innovación".
5
- La no cooperación. "La enfermedad de la mala coordinación: Sucede cuando
los miembros pierden la comunión entre sí y el cuerpo pierde la funcionalidad
armoniosa y la templanza convirtiéndose en una orquesta que hace ruido porque
sus miembros no cooperan y no viven el espíritu de comunión y equipo".
6
- "La enfermedad de Alzheimer espiritual: Es decir, la de olvidar la
'historia de la salvación' la historia personal con el Señor, el 'primer amor'.
Es una disminución progresiva de las facultades espirituales... Lo vemos en los
que han perdido el recuerdo de su encuentro con el Señor...en los que
construyen muros alrededor de sí mismos y se convierten cada vez más. en
esclavos de las costumbres y de los ídolos que han esculpido con sus propias
manos".
7
- "La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria: Pasa cuando la
apariencia, los colores de las ropas y las insignias de honor se convierten en
el principal objetivo de la vida... Es la enfermedad que nos lleva a ser
hombres y mujeres falsos y a vivir una mística falsa y un falso quietismo.
8
- "La enfermedad de la esquizofrenia existencial: Es la enfermedad de los
que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y del
progresivo vacío espiritual que ni grados ni títulos académicos pueden llenar.
Se crean así su propio mundo paralelo, donde dejan a un lado todo lo que
enseñan con severidad a los demás y empiezan a vivir una vida oculta y, a
menudo, disoluta''.
9
- ''La enfermedad de las habladurías, de la murmuración, del cotilleo: Es una
enfermedad grave que comienza con facilidad, tal vez sólo para charlar, pero
que se apodera de la persona convirtiéndola en sembradora de cizaña (como Satanás),
y en muchos casos en asesino a sangre fría' de la fama de sus colegas y
hermanos. Es la enfermedad de las personas cobardes que por no tener valor de
hablar a la cara, hablan a las espaldas.
10
- "La enfermedad de divinizar a los jefes: Es la enfermedad de los que
cortejan a los superiores, con la esperanza de conseguir su benevolencia. Son
víctimas del arribismo y del oportunismo, honran a las personas y no a Dios.
Son personas que viven el servicio pensando sólo en lo que tienen que conseguir
y no en lo que tienen que dar. Personas mezquinas, infelices e inspiradas sólo
por su egoísmo fatal".
11
- "La enfermedad de la indiferencia hacia los demás: Es cuando todo el
mundo piensa sólo en sí mismo y pierde la sinceridad y la calidez de las
relaciones humanas. Cuando los más expertos no ponen sus conocimientos al
servicio de los colegas con menos experiencia. Cuando, por celos.. se siente
alegría al ver que otros caen en lugar de levantarlos y animarlos".
12
- La enfermedad de la cara de funeral: Es decir, la de las personas rudas y
sombrías, que consideren que para ser serios hace falta pintarse la cara de
melancolía, de severidad y tratar a los demás --especialmente a aquellos
considerados inferiores-- con rigidez, dureza y arrogancia. En realidad, la
severidad teatral y el pesimismo estéril son a menudo los síntomas del miedo y
la inseguridad en sí mismo".
13
- "La enfermedad de la acumulación: Cuando el apóstol busca llenar un
vacío existencial en su corazón acumulando bienes materiales, no por necesidad,
sino simplemente para sentirse seguro... La acumulación solamente pesa y
ralentiza el camino inexorablemente".
14
- "La enfermedad de los círculos cerrados: Donde la pertenencia al grupo
se vuelve más fuerte que la del Cuerpo y, en algunas situaciones que la de a
Cristo mismo. También esta enfermedad comienza siempre con buenas intenciones,
pero con el paso del tiempo esclaviza a los miembros convirtiéndose en "un
cáncer" que amenaza la armonía del cuerpo y puede causar tanto daño -escándalos-
especialmente a nuestros hermanos más pequeños".
15
- "La enfermedad de la ganancia mundana, del lucimiento: Cuando el apóstol
transforma su servicio en poder, y su poder en mercancía para conseguir
beneficios mundanos o más poderes. Es la enfermedad de la gente que busca
insaciablemente multiplicar su poder y para ello son capaces de calumniar,
difamar y desacreditar a los demás, incluso en periódicos y revistas.
Naturalmente para lucirse y demostrarse más capaces que los otros".
''Por
lo tanto -señaló Francisco, después de explicar el catálogo de las
enfermedades- estamos llamados - en este tiempo de Navidad y todo el tiempo de
nuestro servicio y de nuestra existencia - a vivir "según la verdad en el
amor, intentando crecer en todo hacia aquel que es la cabeza, Cristo, de quien
todo el cuerpo, bien concertado, mediante la colaboración de todas las
coyunturas, según la energía propia de cada miembro, recibe fuerza para crecer
de manera de edificarse a sí mismo en la caridad''.
''Una
vez leí -concluyó- que "los sacerdotes son como los aviones, son noticia
sólo cuando se caen, pero hay tantos que vuelan. Muchos los critican y pocos
rezan por ellos''. Es una frase muy simpática, pero también muy cierta, ya que
describe la importancia y la delicadeza de nuestro servicio sacerdotal y cuanto
daño puede causar un sacerdote que "cae" a todo el cuerpo de la
Iglesia''.