El
evangelista Marcos nos habla del arresto de Juan (1,14-15), y del llamamiento a
los primeros discípulos (1,16-20). Juan el Bautista fue “entregado” (παραδοθῆναι gr. paradothenai), en ese momento Jesús vino
a Galilea a “proclamar” (κηρύσσων gr. kerússon) la “Buena Nueva”
(εὐαγγέλιον
gr. euaggélion) “de Dios” (τοῦ Θεοῦ gr. tou Theou).
Jesús
decía: El “tiempo” (καιρὸς gr. kairos) se ha cumplido y el Reino de Dios está
cerca, “conviértanse” (μετανοεῖτε gr. metanoeite) y crean en la Buena Nueva. Jesús
caminaba junto al lago de Galilea y vio a “Simón” (Σίμωνα gr. Símona) y a su
“hermano” (ἀδελφὸν gr. adelfon) “Andrés” (Ἀνδρέαν gr. Andréas) que echaban la “red”
(ἀμφιβάλλοντας gr.
amfiballontas) al agua, pues eran “pescadores” (ἁλιεῖς gr. Halieis). Jesús les
hace la invitación para seguirlo. Las palabras textuales fueron “Vengan detrás
de mi” (Δεῦτε ὀπίσω μου gr. Deute opiso mou), luego les completa la misión: “Y
los haré pescadores de hombres).
Al momento de recibir la invitación por parte
de Jesús los dos discípulos
“inmediatamente” (εὐθὺς
gr. euthus) dejaron las redes y le siguieron. Más adelante “vio” (εἶδεν gr.
eiden) a Santiago el del Zebedeo y a su hermano Juan que arreglaban las redes
en su barca. Jesús los “llamó” (ἐκάλεσεν gr. ekálesen) y ellos “dejando” (ἀφέντες
gr. aféntes) a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con
Jesús.
ACTUALIZACION
Al momento de ser arrestado Juan, Jesús
predica la Buena Nueva de Dios, es decir no viene por su propia cuenta, él ha
sido enviado por el Padre para que toda la especie humana busque de su creador,
es el “kairos” de la gracia. Debemos abrir los ojos y poder ver las abundantes
bendiciones que nos vienen del cielo, solo se necesita creer.
La misión para la cual Jesús escogió a los
primeros discípulos no era para que ellos vacilaran en su respuesta, si algo hay
que admirar de ellos, es que inmediatamente siguieron a Jesús, no se pusieron a
pensar los pro y los contra, ellos sabían que la salvación había llegado a sus
hogares, ellos debían ir detrás de Jesús no adelante, todo lo que ellos hacen
tiene que ser en el nombre poderoso de Jesús, quien escogió unos simples pescadores
que son enviados a predicar, para que se comprenda que la fe de los creyentes
está en el poder de Dios y no en la elocuencia ni en la doctrina.
San Jerónimo nos habla de la primera Iglesia
en relación con el llamamiento a los primeros discípulos:
·
Místicamente:
somos conducidos al cielo, como Elías, en esta carroza de los cuatro
pescadores. La primera Iglesia se construye sobre estos cuatro vértices. Por
las cuatro letras hebreas conocidas como tetragrammaton, reconocemos el nombre
del Señor. A nosotros se nos aconseja con este ejemplo a que oigamos la voz de
Dios que nos llama, y que olvidemos al pueblo de los vicios y la casa del trato
paterno. Todo esto es necedad para Dios, y es como una red de telas de araña en
la que -como a los mosquitos apenas caídos en ella- nos sostenía el aire, que
está suspendido sobre la nada. De este modo debemos rechazar la barca del
antiguo trato del mundo. Adán, que es nuestro padre según la carne, se cubría
con pieles de animales muertos. Ahora, habiendo depuesto al hombre viejo con
sus obras, y siguiendo al nuevo, nos cubrimos con las pieles de Salomón, con
las cuales se vanagloriaba la esposa de parecer hermosa. Simón significa
obediente, Andrés viril, Santiago suplidor, Juan gracia. Por estos cuatro
nombres nos convertimos en imagen de Dios. La obediencia para que oigamos; la
virilidad para que luchemos; el suplemento para que perseveremos; la gracia
para que nos conservemos. Estas cuatro virtudes son llamadas cardinales, pues
por la prudencia obedecemos, por la justicia obramos virilmente, por la
templanza pisamos a la serpiente, y por la fortaleza merecemos la gracia de
Dios.”
Los cuatro discípulos llamados a seguir a Jesús nos dejan una enseñanza clara;
todo cristiano debe ser en primer lugar obediente y viril, también debe ser un
suplidor de la gracia de Dios.
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