DEBEMOS SOLTAR LAS ATADURAS DE NUESTRA BOCA Y OIDO

martes, 1 de septiembre de 2015

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El texto de Mc 7,31-37 nos presenta a Jesús en territorio pagano atravesando los montes de Decápolis. Le llevaron un hombre sordo y tartamudo y le “rogaban” ( παρακαλοῦσιν gr. parakalousin) que le impusiera la mano sobre él. Jesús lo tomó aparte de la gente, le metió los dedos en los oídos, después con su saliva toco su lengua.  Levantando la vista dijo: “ábrete” Ἐφφαθά gr. eppatha. Inmediatamente se le abrieron los oídos y se desato el “impedimento” (δεσμὸς gr. desmos. Denota también cárcel, grillo, cadenas, atadura) de la lengua y hablaba normalmente.
Cristo insiste en que no lo “dijesen” a nadie; no en vano le había apartado de la turba. Buscaba con ello evitar prematuros y desorbitados movimientos mesiánicos. Pero no hicieron caso. Cristo, sabiendo que no se había de guardar secreto, ¿por qué prohíbe divulgarlo? Para que viesen que El cumplía el plan del Padre y que no buscaba ni precipitaba estos acontecimientos. Tenía que esperar a su “hora.” Éste es el tercer milagro que recoge Marcos en el que Jesús prohibe que se divulgue la noticia. Antes lo había hecho en la curación de un leproso (1,44) y en una resurrección (5,43); ahora lo hace con un sordomudo (v. 36), y poco después lo hará con un ciego (cfr 8,26). Son prácticamente los mismos signos (cfr Mt 11,2-5; Lc 7,18-23 y notas) con los que, en otra ocasión, indicó a los discípulos del Bautista que Él era el Mesías.
La emoción mesiánica de la turba se desbordó. Y corrió por la comarca, evocándose este mesianismo, al citar y aplicar Mc a Cristo unas palabras que evocaban las que Isaías dice del Mesías: cómo hará hablar a los mudos y abrirá los oídos de los sordos (Is 35,5.6). Y que fue la respuesta que, para probar en cierta ocasión su mesianismo, Cristo mismo alegó a los mensajeros del Bautista que venían a preguntarle si El era el Mesías (Mt 11,1-6; Lc 7,18-23).
El sordo y tartamudo simboliza la actitud cerrada del mundo pagano frente al proyecto de Dios, la sanación de este hombre ratifica la actitud de los paganos que poco a poco abren sus oídos a la Palabra de Dios.
El comentario de la Biblia de Martin Nieto es preciso para este texto “El ruido ensordecedor de la sociedad en que vivimos ha imposibilitado en el hombre la audición de otras palabras que no sean las suyas. No puede oír las voces que claman contra la injusticia y la opresión..., ni las que proclaman la igualdad de derechos para todos y el respeto a los de cada uno. Sólo cuando el hombre escucha la palabra del otro y del totalmente Otro se siente profundamente liberado. Liberación que llegará entonces a su lengua. La lengua quedará libre para anunciar al liberador que trae la salvación definitiva a todos los hombres”.

Hay ataduras que no nos permiten soltar nuestro voz para expandir la Buena Nueva, permanecemos ocupados en cosas sin importancia, nuestra lengua solo proclama lo que el mundo nos presenta (odio, violencia, sexo), es la hora de pedirle a Dios que nos ayude a desatar esas ataduras para que nuestros oídos se abran al mensaje de Salvación y nuestra boca proclame que Jesús es el Señor. 
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