No
habían pasado ni 48 horas desde que fueron publicados, el 8 de septiembre, los
motu proprio Mitis Iudex Dominus Iesus (dedicado a la comunidad latina) y Mitis
et misericors Iesus (dedicado a las Iglesias orientales), cuando empezó a
circular por la Curia un informe detallado que critica los supuestos atropellos
cometidos por Jorge Mario Bergoglio en el primero de estos documentos
magisteriales, en los que simplifica los procesos de nulidad matrimonial y pide
la gratuidad de los mismos. Según he podido saber, un sector de la Santa Sede
lo llama “la ley del divorcio católico” y lo califica de “muy preocupante”.
Los
refractarios a Francisco consideran un coladero el juicio breve para declarar
un matrimonio nulo que instituye el motu proprio. “Da la impresión de que no se
intenta buscar la verdad, sino aprobar el mayor número posible de nulidades”,
puede leerse en el documento crítico con Mitis Iudex Dominus Iesus, un informe
cuyo autor o autores se amparan en el anonimato.
El
texto ha sido distribuido al más alto nivel y lo tiene sobre su mesa el
cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe, según desveló el semanario germano Die Zeit. Máximo
exponente del dicasterio vaticano encargado de velar por la ortodoxia de la fe
católica, Müller ha manifestado en varias ocasiones su oposición a que los
divorciados vueltos a casar sean readmitidos a los sacramentos. Este se
presentaba como uno de los temas de mayor interés mediático de los que se
debatirán en el Sínodo sobre la Familia, que se celebra en Roma del 4 al 25 de
octubre. El Pontífice habría desactivado en parte este debate al facilitar el
proceso de nulidad matrimonial, al que podrán ahora acogerse de manera mucho
más fácil quienes se encuentran en una segunda unión.
“No
se han respetado los pasos naturales en un proceso de legislación”, lamenta el
autor o autores del texto al que ha tenido acceso esta revista, que señalan,
además, que “se han cometido graves errores formales”. Aunque del grupo de
expertos formaba parte el cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del
Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, y miembros de otros organismos
jurídicos vaticanos, tenían prohibido comentar los trabajos con personas ajenas
a la comisión.
El
sector de la Curia refractario a Francisco considera que la forma en que ha
sacado adelante los motu proprio contradice su apuesta por la colegialidad. Los
críticos aseguran que no ha respetado la voluntad del Sínodo. Recuerdan que el
punto 115 del Instrumentum Laboris dice que en la asamblea anterior no se
cosechó un “consenso unánime” respecto a la creación de un “procedimiento
administrativo bajo la responsabilidad del obispo diocesano”. El Papa habría
pasado por encima de estas opiniones al establecer los procesos breves. Sí que
hubo en cambio una “amplia convergencia” entre los padres sinodales para
abandonar la doble sentencia, como decretan los motu proprio, y acerca de “la
posibilidad de un proceso canónico sumario en los casos de nulidad patente”.
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