El
texto de Mc 13,24-32 lo podemos dividir en dos partes: a) La venida del Hijo
del Hombre y b) La lección de la higuera.
Entre
el relato de Mateo y Marcos (Mc 13,24-27; Mt 24,29-31) existe una estrecha
semejanza. Las diferencias principales son las siguientes: 
a.
Marcos dice: “Y entonces verán al Hijo del Hombre”. Mateo escribe: “la señal
del Hijo del Hombre”. 
b.
Mateo ha conservado la observación de Cristo, “Lamentarán todas las tribus de
la tierra”. 
c.
Mateo muestra también que, según la enseñanza de Cristo, su glorioso regreso no
sólo será visible sino también audible: “con gran voz de trompeta”. 
El
relato de Lucas a veces se asemeja más al de Marcos que al de Mateo, y otras veces
viceversa. En este caso habla de “señales en el sol, la luna y las estrellas”,
y en general resalta el efecto que la llegada del Hijo del hombre produce en
los habitantes de la tierra: la zozobra de las naciones, el temor y la
perplejidad de los hombres a causa de las cosas que sobrevendrán, incluyendo el
bramido del mar y las olas, y la conmoción de las esferas celestes. Culmina su
relato dando a conocer la exhortación tan confortante y consoladora del Maestro
(21,28).
El
texto de Mc 13,24-27, está profundamente arraigado en las profecías del Antiguo
Testamento y debe interpretarse a la luz de este género literario. Esto
significa que se debe evitar una interpretación exageradamente literal.
24 
«Ahora  bien,  en 
aquellos  días,  después 
de  aquella  angustia, 
el  sol  se oscurecerá y la  luna no dará su resplandor»  ... A  la 
luz  de  los 
textos  proféticos,  el 
significado  de  estas 
imágenes puede exponerse así:  en
el AT,  los  astros aparecen como objeto de culto
idolátrico, y  dar culto  a Yahvé o 
los astros establecía  la
distinción entre Israel y  los paganos
(Dt 4,19s;  17,3; 2 Re 17,16; Jr 8,2; Ez
8,16). A diferencia  de  la unidad anterior  (14-23), 
donde se  trataba del mundo judío,
en ésta, el  sol y la  luna 
representan a los falsos dioses: 
la conmoción cósmica afecta al mundo pagano. El oscurecimiento de los
astros mayores significa el eclipse de esos dioses:  los valores representados por ellos se juzgan
ahora inaceptables.
26 
“y  entonces  verán 
llegar  al  Hijo 
del  hombre  entre 
nubes,  con  gran potencia y gloria”.
Y entonces  indica que la llegada del Hijo
del hombre se verifica inmediatamente 
después  del  eclipse 
de  los  falsos 
dioses  y  la 
caída  de  los poderes 
opresores  y  significa 
su  triunfo  sobre 
ellos.  Son  éstos 
los  que verán  esa llegada y ese  triunfo. Es 
la  segunda llegada del Hijo del
hombre;  la primera, que corresponde
a  la caída del sistema  judío, 
es  la  que anunciará Jesús en su juicio ante el  sumo sacerdote y  será vista por sus jueces (14,62). Ahora
bien, dado que la caída de las estrellas/poderes no indica un hecho único,  sino sucesivo en la historia,  tampoco 
la segunda llegada será única: cada caída de un poder opresor   ”estrellas y potencias”  será un triunfo del Hombre, percibido por los
mismos opresores (14,62).
27 
“y  entonces enviará a  los 
ángeles y reunirá a sus elegidos de 
los  cuatro vientos, del  confín de 
la  tierra al  confín del 
cielo”. Así como  la 
conmoción cósmica  no  anuncia 
un  juicio,  tampoco 
la llegada del Hijo del hombre presenta rasgo alguno de violencia o
castigo;  su objetivo es reunir a sus
elegidos. Enviará a sus ángeles, manera de designar a sus seguidores que han
llegado a la meta (cf. 8,38): la reunión de los 
elegidos  es  la última misión de los  seguidores de Jesús;  los que le ayudaron a realizar su obra le
ayudan a recoger el fruto (cf. 4,29). Como la llegada del Hijo del hombre,  también esta reunión tendrá lugar cada vez  que 
se  verifique  “la 
caída  de  las 
estrellas”.  Sus  elegidos 
(por  oposición  a 
los  de  la 
antigua  alianza,  vv. 
20.22)  son  los 
que,  en  la  proclamación
del mensaje,  “han resistido hasta el
fin”  (13,13;  d. 10,38s), 
la nueva humanidad,  procedente
del mundo entero  (de  los 
cuatro  vientos, cf. Dt 28,64;
30,4).
La
lección de la higuera (Mc 13,28-32) en los relatos de Mateo y de Marcos son
casi idénticos. Las leves diferencias se pueden considerar cuestión de estilo.
Aunque también el relato de Lucas es notablemente similar, hay dos variaciones
que merecen atención. En lugar de “y de la higuera aprended esta lección”, 
Lucas
escribe, “Mirad la higuera y todos los árboles”, como si dijese, “Lo que es
válido respecto a la higuera, es básicamente válido también respecto a todos
los árboles frutales”. Y en lugar de “… sabed entonces que está cerca, a las
puertas mismas”, Lucas escribe, “… sabed que está cerca el reino-o realeza,
dominio-de Dios”. Esto también podría ser una variación de interpretación. Sea
que la tercera persona de “está cerca” se aplique a la caída de Jerusalén (en
el año 70 d.C.) o al regreso de Cristo, se refiere a la repentina y pública
manifestación del gobierno de Dios y, por tanto, marca el fin de una época, el
fin de la era.
En
Palestina los primeros calores del verano provocan la aparición de las ramas
tiernas de la higuera, por lo que éstas son signo de que ya ha comenzado el
verano; son, pues, fenómenos simultáneos. Igualmente son simultáneos la parusía
y sus signos. Siguen tres precisiones complementarias (13,30-32): la primera
(v. 30) asegura que el juicio de la parusía afectará a toda generación incrédula.
«Esta generación», cuando escribe Marcos, no puede referirse a la contemporánea
de Jesús, que para estas fechas ya había desaparecido; se refiere, pues, a la
cualidad de aquella generación, que se distinguió por su incredulidad y el
rechazo de Jesús. La segunda precisión asegura que todo lo anunciado por Jesús
se cumplirá, con toda la certeza que caracteriza a la palabra de Dios. Finalmente
la tercera (v.32) precisa que nadie, ni ángeles ni el mismo Jesús, que aquí se
autodenomina «el Hijo» en sentido absoluto, conoce el día ni la hora, en cuanto
que dato no pertenece a su misión. Sólo la conoce el Padre, protagonista de
toda la Historia de la Salvación. Por ello se impone vigilar.
Bibliografía
Evangelio
de Marcos, Antonio Rodríguez Carmona, 2006
Comentario
al Nuevo Testamento, William Hendriksen, 1998
Marcos,
Juan Mateos- Fernando Camacho, 1994
 







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