En la vida todos pasamos por momentos difíciles y tormentosos, nadie escapa a ello.
Debemos siempre estar preparados para enfrentarlos, nunca para huir.
Los campesinos cuentan que dos moscas cayeron en una taza de leche.
La una se desanimó y se dejo ahogar, pero la otra pataleo y movió tanto sus paticas que logró formar nata y se sentó sobre dicha nata y consiguió sobrevivir. Así también nosotros; cuando llegan los momentos difíciles y amargos tenemos dos modos de obrar, el uno es desanimarse y dejarse derrotar y el otro, tratar de sacarle la mayor ganancia a esa dolorosa situación, “patalear” o sea esforzarse por superar esa difícil situación y así lograr conseguir victorias en la tierra y premio en el cielo. Jesús nos dijo “vengan a mi todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” Mt 11,28
En Jesús encontramos descanso, Él quiere tomar parte en nuestro problema, pero también quiere que actuemos, que no estemos inertes ante las situaciones que se nos presenten, no quiere que nos rindamos y espera a que le abramos el corazón para que pueda entrar y sanar todas nuestras heridas.
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