El papa Benedicto XVI visitó hoy la cárcel de Rebbbia, de Roma, donde se reunió con los presos en la capilla del centro y respondió a sus preguntas, al tiempo que subrayó que los reclusos "merecen ser tratados con respeto y dignidad".
En un sentido discurso, el papa se dirigió a los reclusos a los que expresó un mensaje de esperanza: "Querría poder escuchar la historia personal de cada uno pero no me es posible. He venido para deciros que Dios os ama".
El pontífice afirmó que "allí donde hay un hambriento, un extranjero, un enfermo o un preso, allí está Cristo", recordó cómo el "Hijo de Dios también vivió la experiencia de estar en la cárcel" e hizo hincapié en que "los presos son personas humanas que merecen, pese al crimen que hayan cometido, ser tratados con respeto y dignidad".
El papa Ratzinger se refirió además a las condiciones de superpoblación que se registran en algunas prisiones y afirmó que esta situación pueden hacer "todavía más amarga la detención".
A este respecto, manifestó que "es importante que las instituciones promuevan una evaluación de la situación de las cárceles, verifiquen las estructuras, los medios y el personal con el que cuentan, de modo que los reclusos no deban cumplir nunca una doble pena".
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