Tomando como base el libro de San
Alfonso Ligorio “La Dignidad y Santidad Sacerdotal” creo conveniente presentar
varias ideas de las cuales es necesario que se retomen. El sacerdote debe ser
santo por su dignidad y debe tener una formación más que adecuada, porque
representa a Cristo. Veamos algunas ideas de este santo con unos pequeños
comentarios propios de este servidor.
• “El sacerdote es ministro de Dios,
encargado de desempeñar dos funciones en extremo nobles y elevadas, a saber:
honrarlo con sacrificios y santificar las almas”. Sin lugar a dudas el
santificar almas es su función principal, aquellos que tengan otro fin es
necesario que se replanteen su vocación.
• “El
sacerdote ha de olvidarse de sus comodidades, ventajas y pasatiempos, para
pensar en el día en que recibió el sacerdocio, recordando desde entonces ya no
es suyo, sino de Dios”. En los seminarios es de extrema urgencia que se
inculque esta frase, vemos muchas veces como el sacerdote vive de lujos,
comodidades e incluso de poco tiempo para sus feligreses.
• “Pues
los labios del sacerdote deben guardar la ciencia, y la doctrina han de buscar
su boca (Malaquías 2, 7)”. El sacerdote debe tener en su boca mente y corazón a
Cristo.
• “No
imitemos la locura de los mundanos que no piensan más que en el presente”. Si
bien es cierto que el sacerdote está inmerso en el mundo, no es de él puesto
que pertenece a Cristo y la única dirección que debe indicar a sus fieles es el
cielo.
• “El
diablo no busca tanto la perdida de los infieles y de los que están fuera del
santuario, sino que se esfuerza por ejercer sus rapiñas en la Iglesia de
Jesucristo, lo que le constituye su manjar predilecto, como dice Habacuc (...).
No hay, pues, manjar más delicioso para el demonio que las almas de los
eclesiásticos”. Hay que resistir el buen combate, mucha oración por parte del
sacerdote y de los fieles para que no caigan en la tentación.
El verdadero sacerdote es aquel que
ama a Jesús por sobre todas las cosas y que cumple a cabalidad el encargo de
cuidar sus ovejas.
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