He
decidido presentar varios artículos sobre temas puntuales de la Misa. Son
muchas las personas que me escriben para realizarme preguntas sobre algunos
temas que desconocen, a partir de este mes abril muchos serán los artículos que
los ayudaran a esclarecer algunas dudas.
El
sacerdote después de haber recibido los dones del vino y el pan, y la limosna
ofrecida por los fieles y de haber incensado el altar, se lava las manos, para prepararse
a la Cena Eucarística. Este lavatorio de las manos no sólo entraña una
finalidad práctica de aseo, sino que simboliza una purificación especial:
“Lávame,
señor, de mis pecados y purifícame de toda iniquidad” (Sal 50,4). Estas palabras
inspiradas, dichas en voz baja, le dan sentido al rito sagrado.
Frecuentemente,
durante la celebración, el presidente de la asamblea implora el perdón de Dios
y la limpieza interior, esa es una actitud que todos debemos tener, a fin de
participar con el vestido de bodas en el Banquete Eterno.
En
la Instrucción General del Misal Romano se detalla este momento:
N.
76 En seguida, el sacerdote se lava las manos a un lado del altar, rito con el
cual se expresa el deseo de purificación interior.
N.145
Después de la oración Humilde y sinceramente arrepentidos, o después de la incensación,
el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en
secreto: Lava del todo mi delito, Señor, mientras el ministro vierte el agua.
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