Su
discurso en la Sala Nacional de las Estatuas avisó del «momento crítico» en el
que se haya el país para caminar por la senda de su tradición bíblica, o contra
ella. Sus palabras son un ejemplo para los Católicos, quienes muchas veces callamos
o hacemos de la vista gorda ante situaciones que van en contra de la Ley de
Dios.
Un
año más por estas fechas, una nutrida representación de miembros del Congreso,
líderes de opinión y personalidades de la vida social estadounidense se
congregaron en la Sala Nacional de las Estatuas del Capitolio para honrar la
memoria del primer presidente de Estados Unidos, George Washington, como hombre
de fe cristiana.
Y
como también viene siendo una tradición, una de las intervenciones más sonadas
fue la de Jonathan Cahn, rabino mesiánico (judíos que reconocen en Jesús al
Mesías, aunque no son cristianos), quien ya triunfó con sus discursos en años
anteriores.
En
concreto, la obligación impuesta por el Departamento de Salud a todos los
empleadores para que financien a sus empleados seguros que incluyan
anticonceptivos y abortivos; la próxima sentencia del Tribunal Supremo, que
debe dilucidar si permite o no a los estados que definan el matrimonio como
exclusivamente entre hombre y mujer; y la ley que prohíbe los abortos por
encima de los 20 meses, aprobada por la Cámara de Representantes este
miércoles, que probablemente apruebe también el Senado, pero que Barack Obama
ha prometido vetar.
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