En el Primer Testamento la revelación de la resurrección es progresiva y aparece un poco tarde y sólo en textos aislados. Existen tres relatos que demuestran que el poder de Dios triunfa sobre la muerte (1 R 17,21; 2 R 4,34; 13,21).
También encontramos dos
arrebatamientos que demuestran que los amados por Dios pueden escapar de la
tumba (Gn 5,24 es el primero en mencionarlo; 2 R 2,11). En el pequeño
apocalipsis de Isaías en sus capítulos del 24 al 27 se expresaría la esperanza
de que, al fin de los tiempos tras la aniquilación de los enemigos (Is 26,13ss), Yahvéh
acrecentará a su pueblo mediante la resurrección de sus fieles (Is 26,19),
éstos participarán de la salud mesiánica y de la gloria del pueblo de Dios en Jerusalén,
donde no reinará más la muerte.
También existen otros textos que se relación
con el termino, Job proclama su fe en la
resurrección basado en la vida de su
redentor (Jb 19,23-27), el salmista sabe que Dios lo sacará de la morada de los
muertos (Sal 49,15). Daniel en una época más temprana, habla claramente de dos
tipos de resurrección “Muchos de los que duermen en el polvo despertarán,
unos para la vida eterna y otros para la ignominia perpetua” (Dn 12,2). A
finales del siglo II a.C el pueblo de Israel expresó la fe en la resurrección,
con ocasión del martirio de los Macabeos “Vale la
pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará”
(2 M 7,14).
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tus comentarios