LA OPORTUNIDAD PERDIDA DEL ENCUENTRO CON JESÚS

lunes, 3 de septiembre de 2012

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El texto de Mateo en su capítulo 8,28-34 nos habla que Jesús llega a la “región de los gadarenos” (Γαδαρηνός) es decir a Gadara cuya identificación correcta parece ser la de las ruinas de Kersa situadas al sur de la ribera oriental del mar de Galilea, frente a Magdala, a 8 km, del lugar donde el  Jordán se precipita al lago, en dicha región el Señor realiza un milagro poco usual ya que muchos perdieron la oportunidad de estar con Jesús, de pregustar la divinidad.

El Señor se encuentra a 2 demonios que salían del sepulcro muy furiosos, estos al ver a Jesús lo reconocieron y Jesús los expulsa de estos hombres (En Marcos 5,1-20 y Lucas 8,26-39 solamente es uno) a una piara de cerdos que se arrojaron precipicio abajo y perecieron en las aguas.  A los judíos les estaba prohibido por la ley comer carne de cerdo (Lv 11,7-8), pero las normas rabínicas les prohibían incluso criar a estos animales. Tan impuro fue considerado que los rabinos lo llamaban “letrina móvil”. Sin embargo, la existencia de una gran piara de cerdos en esta región del lago no es nada raro, tratándose de una zona predominantemente pagana.

El relato en su parte final dice que los porqueros  al ver lo sucedido fueron “a la ciudad y lo contaron todo” (Mt 8,33) y luego dice “y también lo de los endemoniados”. Nótese que primeramente contaron la muerte de los cerdos y por ultimo lo de los endemoniados, es decir les importaba más sus posesiones que el milagro realizado por Jesús.

Hoy ocurre también a muchos de nosotros lo mismo, nos importa mucho más lo material que lo espiritual. El verdadero estado de las cosas es completamente al contrario ya que muchos tienen sus proyectos para ser felices y demasiado a menudo miran a Dios  simplemente como alguien  que les ayudará a llevarlos a cabo.

Los gentiles dice el texto que le “rogaron a Jesús que se retirase  de su territorio” (Mt 8,34). La palabra “retirarse” traduce del griego  μεταβαίνω  por “metabaíno” meta que significa cambio y baíno  por pasar. Mateo utiliza la misma palabra en su evangelio por lo menos 4 veces (11,1; 12,9; 15,29; 17,20).

Al igual que estas personas no somos capaces muchas veces de ver lo que Dios hace en nuestras vidas  y en la de los otros. Nos encerramos en nosotros mismos donde solamente importa lo que me suceda.  

El Señor no descansa, siempre vela por nosotros, y así como quiere que le adoremos y estemos muy pendientes de discernir su tiempo, también quiere que amemos al hermano ya que en él también obra prodigios y milagros. No perdamos nunca la oportunidad de estar en la presencia divina del Señor.

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